Néstor Rivero Pérez

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El 25 de julio de 1667, el conquistador español Diego de Losada, acompañado de varias decenas de tropas, y personas que aspiraban establecerse con ganado y semillas, penetraron en el valle de los Caracas. Al interior del mismo, entre Los Caobos y Catia, existían pequeñas comunidades indígenas en conjuntos de cuatro, seis u ocho caneyes o bohíos.

Antes de Losada

Dos primeros intentos por dominar el valle y las tribus que lo habitaban, fueron encabezados en 1555 y 1557, respectivamente, por el mestizo margariteño Francisco Fajardo. Este, quien dominaba dialectos originarios, marchó desde el litoral guaireño internándose “en el valle del Guaire y se entendió con caciques de la región (…) fundó el hato San Francisco (…) en su recorrido descubrió una mina de oro en territorio habitado por los teke, quienes eran dirigidos por el Gran Cacique Guaicaipuro” [https://www.monografias.com]. La incursión de Fajardo fue repelida por los aborígenes, quienes en 1558 enfrentaron otra, ahora capitaneada por Juan Rodríguez Suárez, el “Caballero de la capa roja”, quien venía en avanzada conquistadora desde El Tocuyo, muriendo en combate con el jefe de la resistencia, el cacique Guaicaipuro.

¿Quién fundó a Caracas?

Esta interrogante pasa por asignar su justo significado a la acción de “fundar”, previa determinación de si en la misma, la preeminencia corresponde a la ocupación física de territorio, o al levantamiento de un acta, con indiferencia de quién haya llegado primero. Si al internarse Losada en el valle de los Caracas este lugar se encontraba deshabitado, cabría reconocer al zamorense el honor de ser el fundador de Caracas, indistintamente de la violencia de sus métodos contra el nativo. Empero, si al iniciar su penetración había en el valle asentamientos humanos, en stricto sensu correspondería caracterizar como fundadores a quienes ya vivían en dicho espacio. Y ello, indistintamente del nivel arquitectural, con rectángulo o asimétrico, o de que fuesen comunidades ágrafas o alfabetizadas las que ocupaban el valle de los toromaimas. La fundación, por encima de una ceremonia formal y su acta, es materialización de poblamiento primigenio: Funda quien primero llegue y no quien arriba a terrenos ya ocupados.

Ciudades de nombre “Santiago”

La conquista y colonización fue un proyecto histórico de vertiente político-económica y religiosa. Al lado de la extracción de metales preciosos y establecimiento de latifundios agroganaderos, los conquistadores, practicantes del catolicismo más intolerante, impusieron a numerosas ciudades el nombre de una venerable figura religiosa: Santiago Apóstol. Así, en Centroamérica quedó consagrado como nombre de la importante capital, la “Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala”. Al sur del continente se afirmó “Santiago de Chile” y en los valles centrales de la América caribeña “Santiago de León de Caracas”. Más de 40 ciudades llevan el epónimo de quien es reconocido por la Iglesia como hermano de Jesús y uno de los doce apóstoles.

Hoy

Respecto a la fundación de Caracas, el debate de las últimas décadas se ha centrado en determinar si corresponde a Fajardo o a Losada el carácter de “fundador”, o si la fecha exacta fue el 25 de julio u otra; cada una de dichas posiciones con sus correligionarios; empero en años recientes surgen voces que reclaman contemplar al interlocutor originario dentro de la controversia. Si para 1567 ya los caracas ocupaban el valle toromaima, cabe la pregunta de si merecen estos últimos el título de auténticos fundadores, indistintamente de que su más antiguo ancestro el “primer caraqueño” obviase la prueba escrita de su primer día en el lugar, o que los caneyes con que se topó Losada careciesen del agrupamiento en cuadrícula, típico de la urbe española.

Sinóptico

1819

Aún Rondón no ha peleao

Este día el Libertador Simón Bolívar, al frente del Ejército Republicano, derrotó al coronel realista J. María Barreiro en Pantano de Vargas, durante la Campaña de Nueva Granada. Tras combates parciales en Tópaga, Gámeza y Molinos de Bonza, en la madrugada del 25 de julio, el Libertador ordena a sus tropas el desplazamiento de flanco, para interponerse entre Barreiro y el camino que conduce de Tunja a Bogotá, situándose a unos 50 kilómetros de la primera. La retaguardia republicana, con los soldados que enfermaron al paso del Páramo de Pisba, y la Legión Británica al mando de James Roock, se habían reintegrado a las operaciones. En un momento la refriega se asoma lúgubre para los patriotas, resolviendo el Libertador buscar a Juan José Rondón, jefe de la reserva, a quien dice: “Coronel, salve Ud la patria”, respondiendo este: “General, aún Rondón no ha peleao”. Atacando con su caballería el centro realista, y desorganizándola, produciendo fuerte terror con sus lanzas y gran cantidad de víctimas enemigas, para asegurar el glorioso triunfo de Pantano de Vargas.

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