Néstor Rivero Pérez

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El 7 de mayo de 1915, un torpedo alemán hundió en el mar del Norte, cerca de Irlanda, al trasatlántico de pasajeros “RMS Lusitania”, el cual se dirigía a Nueva York. En el hecho perdieron la vida 1.198 personas. Su hundimiento, debido a que varios centenares de pasajeros eran nativos de EE. UU., produjo tan fuerte impacto en dicho último país, que contribuyó significativamente en el giro de la voluntad aislacionista que por entonces dominaba la opinión pública norteamericana, acrecentándose las corrientes que abogaban porque se declarase la guerra contra los imperios centrales, encabezados por Alemania.

 

Cambios mundiales

Para 1914 comenzó a sentirse en Europa y Norteamérica, así como en las relaciones entre estas potencias y sus regiones periféricas del mundo, un marcado desnivel en el crecimiento económico, poderío militar y tecnológico.  El mundo que surgió de esta nueva realidad industrial demandaba flujo creciente de energía hidrocarburífera, para mantener en movimiento su maquinaria, así como la disputa por mercados de gran escala, que solo podían obtenerse mediante el despojo de unos imperios a otros de sus zonas coloniales y áreas de influencia comercial. El cuadro económico mundial de ese tiempo, fue estudiado con rigor por Vladmir Ilich Lenin, en su obra El Imperialismo: Fase superior del capitalismo. En palabras de Eric J. Hobsbawm, «la Primera Guerra Mundial perseguía objetivos ilimitados. En la era imperialista se había producido la fusión de la política y la economía. La rivalidad política internacional se establecía en función del crecimiento y la competitividad de la economía». [Historia del siglo XX. 1914-1991 / http://www.claseshistoria.com].

Y el impacto de los cambios tecnológicos e industriales se harían sentir a su vez en la actividad bélica. Apenas unos diez años atrás, Santos Dumont, en Francia, y los hermanos Wrigth, en EE. UU., dieron comienzo en firme a la aventura de la aviación, entonces de uso civil. Y al mismo tiempo astilleros franceses construían los primeros submarinos de doble casco, motor diesel y eléctrico y con capacidad para sumergirse varias millas. Así, para el año inicial de la Primera Guerra Mundial, estas innovaciones tecnológicas indicaron la capacidad de destrucción de objetivos enemigos, marcando un brinco descomunal respecto a conflictos del siglo XIX, como la Guerra de Crimea de 1853, la franco-prusiana de 1870 y la Guerra de Secesión estadounidense, de 1861 a 1865.

I Guerra Mundial

El 14 de julio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, a la cual la población de EE. UU. por entonces calificaba como la «Guerra Europea». El conflicto enfrentaría dos grandes bloques: La Entente, integrada por Francia, Reino Unido, Rusia, Serbia y Bélgica y, a partir de 1917 EE. UU. de una parte, y de la otra los Imperios Centrales, Austria-Hungría, Alemania, Turquía y Bulgaria. El asesinato del príncipe Francisco Fernando, heredero del Imperio Austro-húngaro, de mano de un extremista en el pequeño territorio de Serbia, fue el detonante de la cotienda. Serbia recibe la declaratoria de guerra de Austria, e invoca su alianza con la Rusia zarista para dar frente a la declaratoria de guerra de Austria, al tiempo que Alemania invade a la neutral Bélgica, lo cual moviliza a Inglaterra, aliada de esta última, comenzando una guerra de desgaste que mantendrá las trincheras casi inalterables hasta 1917, cuando los acontecimientos empiezan a favorecer a la Triple Alianza. Será en este último año cuando EE. UU. se integre como beligerante activo con hombres y armas a la conflagración.

Torpedo Fatal

El impacto dentro de la opinión pública mundial de la acción bélica contra el “Lusitania” equivalió a un autotorpedeo por parte de Alemania, pues colocó en su contra países neutrales y encontró la reprobación incluso de sectores de población en la misma potencia emergente. De este modo el terrible suceso del 7 de mayo de 1915, creó el ambiente para que al develarse el célebre texto conocido como «Telegrama Zimmerman» -mensaje secreto donde Alemania expone un posible acuerdo con México para atacar a EE. UU.- se configure el «casus bellis», que dará puerta franca a la declaratoria de guerra de la potencia norteamericana contra Alemania, el 6 de abril de 1917.

   

Sinóptico

1837

Fernando Peñalver

Este día falleció en Valencia -Carabobo- este eximio amigo del Libertador y cuya contribución a la Guerra de Independencia fue decisiva desde el campo de la diplomacia y los sabios consejos que diera al Padre de la Patria. Comisionado  en Inglaterra, Peñalver negoció con la casa comercial de Trieste, la compra de 30 mil fusiles. “Esta sola casa -le escribe al Libertador- nos dará todas las armas y municiones… para hacer la independencia de la América”. Al referirse a Peñalver, el Libertador no ahorró expresiones de gratitud. “Ud es el mejor hombre, el mejor ciudadano y el mejor amigo”, le dirá en carta del 30 de mayo de 1823.

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