Néstor Rivero Pérez

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El 24 de febrero de 1815 falleció en Nueva York (EE. UU.) Robert Fulton, ingeniero, empresario e innovador, cuya creación más importante fue el barco a vapor.

 

El vapor y las aguas

Desde las rudimentarias brazadas que en siglos remotos hiciese el primer ser humano que se desplazó sobre algún tronco echado a las aguas del río o el mar, nuevas técnicas de adentramiento lejos de la orilla, darían como resultado la fabricación de canoas y subsecuentemente del remo y la paleta. Luego la primera sociedad escindida en clases, emplearía grupos de esclavos y presidiarios como remeros del birreme, la galera y los galeones; asimismo la vela permitiría aprovechar la fuerza de los vientos, y el astrolabio y la brújula contribuyeron a guiar el rumbo del navío en altamar. Sería en los finales del siglo XVIII cuando se inician los ensayos con una embarcación en cuyo interior se había instalado una máquina de vapor, para acortar el tiempo de trayecto. “El hombre, que ha desafiado el aire con los aviones, cohetes, y todo tipo de aeronaves, incluidos los globos, se propuso también retar al mar y pensó en un medio de transporte y carga para atravesar los océanos” [Damy Vales / Fuente: https://www.excelenciasdelmotor.com], Y en el interín, se vieron  astilleros botar  carracas, naos y carabelas, empero “la primera embarcación del mundo propulsada por maquinaria a vapor no haría su aparición hasta comienzos del siglo XIX” [Damy Vales / Fuente: https://www.excelenciasdelmotor.com].

 

De Fitch a Fulton

John Fitch nació en Connecticut (EE. UU.), en 1743; ejerciendo como relojero, latonero y herrero, supo dar conexión a distintas líneas de la mecánica con la náutica de su época, concibiendo el primer prototipo del barco a vapor, con relativa efectividad. Este primer modelo de barco a vapor fue lanzado al río Delaware en 1787, en tiempos en que se reunía la primera Convención Constitucional estadounidense, siéndole concedida “la patente el 26 de agosto de 1791, tras una pelea con James Rumsey, quien había fabricado un invento muy parecido” [Wikipedia]. En todo caso, la viabilidad comercial de la nueva embarcación se dio “décadas más tarde, gracias a Robert Fulton” [Ibídem].

El vapor vs la vela

En el interín se configuraba la batalla del vapor versus la vela: Numerosos propietarios de naves a vela que transportaban personas y bienes, resistían una innovación técnica, que amenazaba con arrojarles de los ríos y océanos, aunque en sus inicios el vapor se combinaba con la vela en las naves que surcaban las aguas. En 1800, Robert Fulton, estando en París (Francia) vio hundirse en el río Sena un modelo suyo. De la experiencia extrajo lecciones, corrigiendo en materiales y diseño. Luego de tres años, un nuevo prototipo suyo logró navegar el Sena, río arriba. Dicho espectáculo fue observado por gran número de parisinos. Las modificaciones en la adaptación de la máquina a vapor a la embarcación, absorbió su atención por los siguientes años, hasta que la nave, apoyada en el mecanismo de las paletas, se ofreció al público, como solución definitiva en 1807.

 

El “Clermont” de 1807

Así, sobre los prototipos de 1800 y 1803, Fulton prosiguió sus adaptaciones, hasta que en 1806 produjo  un barco de madera “propulsado por ruedas que se movían mediante una maquinaria a vapor… al que se le denominaría Clermont, por el nombre del lugar al que se dirigió dicho navío en su primer viaje (…) También recibió -la nave- el apodo de ‘El monstruo de Fulton’, ante la inmensidad y el gran tamaño. En él, su inventor pudo recorrer nada menos que 240 km del río Hudson para llegar desde Nueva York a Albany (con una parada en Clermont)” [https://blog.terranea.es]. En 1831 el barco canadiense SS Royal William, pasaría a la historia como la primera nave a vapor que, despojada del velamen, cruzaría el Atlántico rumbo a Europa.

Sinóptico

1956

La “Tamara” chilena

Este día nació en Santiago de Chile, Cecilia Maggi, conocida como comandanta Tamara, integrante del equipo de dirección del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, y quien el 7 de septiembre de 1986 intervino en el atentado perpetrado contra el dictador Augusto Pinochet, en el Cajón de Maipó, a 40 kilómetros de Santiago.

El FPMR había organizado un comando para atentar contra el dictador en una de las periódicas salidas que este hacía a las afueras de Santiago, participando Maggi en la acción. Al igual que la legendaria guerrillera del Ñancahuazu, liderada por el “Che”, la Tamara austral se distinguió por su destreza en el manejo de armas, así como cuadro organizador, y gran elegancia y operadora de la logística, formando parte del equipo de dirección del FPMR. Cambios a última hora en el itinerario del general Pinochet indujeron al grupo a proceder con carabinas M-16 y algunas granadas, y sin embargo, por poco logran su cometido ese 7 de septiembre.

Delatada y capturada, fue ajusticiada en 1988, apareciendo su cadáver con evidentes signos de tortura.

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