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Néstor Rivero Pérez

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El 4 de enero de 1806 el Precursor Francisco de Miranda, encontrándose en Nueva York (EEUU) durante los preparativos de su expedición armada sobre Ocumare de la Costa (Aragua), escribe una misiva a Sara Andrews, su compañera de vida y madre de los niños Leandro y Francisco de Miranda (h).

“Ud debe cortar cabezas”

Antes del combate naval de Ocumare de 1806, el también memorialista y autor de la Colombeia, había recalado en Jacmel (Haití) proveniente de Nueva York. En Jacmel contó con la protección y apoyo del jefe militar de dicho puerto, y quien servía al gobierno de Jean Jacques Dessalines. Historiadores haitianos han recogido cuadros de la plática que el girondino caraqueño sostuvo con el jefe militar del puerto, quien con anterioridad había servido a las órdenes de Toussaint de Louverture “¿Y cómo piensa Ud triunfar?”, interroga el militar haitiano, contestando Miranda “Al llegar pienso lanzar una proclama y aglutinar, entre la costa y Valencia, el descontento de criollos y pardos para desalojar las fuerzas enemigas en Caracas”. “No, general, si Ud quiere hacer la revolución debe llegar incendiando las haciendas y cortando las cabezas de sus enemigos, de no proceder así no obtendrá resultados”.

La imprenta del Leander

Una de las incidencias de este año 1806 en la vida del “Fausto” caraqueño fue la adquisición de una imprenta, que hizo trasladar al buque Leander. “En esta prensa se habrían editado proclamas y documentos relativos a la empresa de liberación continental” [https://lahistoriadelosmedios.wordpress.com]. Dicha imprenta regresaría a Trinidad, donde se le descargó. Dos años después, en 1808, esta misma máquina editora fue adquirida por las autoridades peninsulares de Venezuela, para dar a la publicación el semanario Gazeta de Caracas, de la mano de sus tipógrafos Mateo Gallagher y Diego Lamb, procedentes ambos de Trinidad.

Testamento

Ya el año anterior, el 18 de mayo de 1805, como previsión ante la incierta empresa que está pronto a acometer sobre costas de Venezuela -y con tránsito en Nueva York y Haití para gestionar apoyos- Miranda dicta su testamento, disponiendo de un modo por demás juicioso de su patrimonio. Designa “por albaceas a sus amigos John Turnbull, y Nicolás Vansittart. Dispone que su Archivo -‘Colombeia’- sea enviado a Caracas (cuando esta última sea independiente). Los clásicos griegos y latinos los lega a la Universidad de Caracas ‘en señal de agradecimiento y respeto’. Todos los bienes y derechos que tiene en Francia e Inglaterra se aplicarán a la educación de su hijo Leandro, que cuenta —dice— 18 meses. A su fiel…Sarah Andrews lega una cantidad de dinero, y los muebles y objetos de la casa de Grafton Street” [Francisco de Miranda, América espera (Pág. 633), Ediciones Biblioteca Ayacucho, Cs, 686 páginas, 1982]. Al momento en que parte de Londres, Miranda seguramente desconocía que su segundo hijo, Francisco, estaba a punto de nacer, lo cual pudiere explicar la ausencia de menciones a un segundo vástago.

Epístola para Sara

Miranda partió de Londres en septiembre de 1805, arribando a Nueva York el 9 de noviembre, debiendo el navío que le transportaba, muy probablemente, haber tocado en alguna isla del Reino Unido como antesala a la urbe del Hudson- Tras su desembarco inició contactos que le llevaron a Washington DC y Filadelfia en solicitud de recursos para la expedición del Leander. El Precursor había dejado en Londres instrucciones acerca de que su casa de Grafton Street permaneciese a cargo de “la señora Martín”, apodo este clandestino que él tomó para sí y que, de modo tácito, reconocía a Sara Andrews como su esposa; indicando asimismo que de sus fondos se le cancelase a ella, por cada trimestre 50 libras esterlinas. Y en su epístola del 4 de enero de 1806, el Prometeo caraqueño dice a Sara  “Tenga un cuidado especial con la salud y la educación de Leandro: trátelo con suavidad y gravedad, para que su temperamento sea dócil, sin quebrar su espíritu ni su espontaneidad” [Ibídem, Pág 616].

Sinóptico

1860

Murió Rafael María Baralt

Este eximio humanista marabino comenzó a recabar en los años finales de la Gran Colombia, testimonios y documentos para después escribir su Historia de Venezuela en tres tomos, con rigor de objetividad. Periodista, historiador, filólogo, crítico y poeta, fue autor del primer diccionario de galicismos del español. En Madrid es designado Miembro de la Real Academia de la Lengua. Una vez publicada su Historia, el propio patrocinador, General José Antonio Páez, expresó su desacuerdo con algunos pasajes que le involucraban,  y que reflejaban aspectos adversos a su actuación durante la Gran Colombia. Baralt descolló como vate con su Tierra del sol amada, tributando a su lar “Tierra del sol amada/Donde inundado de tu luz fecunda/En hora malhadada/Y con la faz airada/Me vio el lago nacer que te circunda”

2 pensamientos sobre “Tal día como hoy Francisco de Miranda escribió epístola a Sara Andrews, su gran amor y madre de sus dos hijos

  1. Felicitaciones al historiador Néstor Rivero Pérez por este interesante artículo que nos acerca, una vez más, a la apasionante vida del venezolano universal Francisco de Miranda, también querido en Colombia, Ecuador, Perú, Panamá y México. Durante la presencia bolivariana de autores y editoras procedentes de Caracas, Venezuela Bolivariana a diferentes ediciones de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, pudimos obtener el libro de Carmen Bojórquez, que amablemente obsequió el gobierno del entonces presidente y compañero Hugo Rafael Chávez Frías en los años 2008 y 2009. Desde aquí un saludo a los y las trabajadoras del Diario VEA Comprometido con Venezuela. Un Feliz Año 2025 con nuevos triunfos para la Revolución Bolivariana y Chavista, comandada ahora por el compañero Presidente Nicolás Maduro Moros. ¡Hasta la Victoria Siempre!. Qué Dios, el Grande bendiga y proteja ahora y siempre a Venezuela Bolivariana, ejemplo de Resistencia y Solidaridad en Nuestra América y el Mundo. Atentamente, Fernando Acosta Riveros

    1. Muchísimas gracias por sus expresiones de familiaridad. Desde esta trinchera se las retornamos con igual calor patrio.

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