Néstor Rivero Pérez

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El 22 de diciembre de 1815 fue ajusticiado, en Nueva España, actual México, José María Morelos y Pavón, caudillo popular de la independencia de aquella nación, y quien había sucedido a Miguel Hidalgo, también fusilado en 1811. La sentencia de muerte se sustentaba en cargos de “traición al rey, la patria y Dios”.

 

Ideas políticas

El Grito de Dolores lanzado por Hidalgo en 1810, ciertamente conmovió la paz romana establecida por la Corona en sus posesiones de Nueva España, al asociar el propósito de emancipación nacional con la derogatoria del régimen de castas: “La ley prohíbe la mezcla de castas… Entre las castas hay muchas familias que por su color, su fisonomía y modales, podrían confundirse con la española; pero la ley las mantiene envilecidas (…) Que no se diga a su Majestad que basta el temor del castigo para conservar la tranquilidad, porque se necesitan otros medios. Hace falta atender a los indios y a las gentes de color (Fuente: washingtonst.conevyt.org)

Siervo de la Nación

Hombre de profundas convicciones, tanto de orden teológico, como temporal, Morelos se da a conocer ante los suyos como un servidor del bien nacional. Así ya convertido en sucesor de Hidalgo, escribe a José María Vergara: “Morelos no es más que un Siervo de la Nación, a quien desea libertar, ejecutando sus órdenes”. En la misma misiva da una idea de su sentido de igualdad: “Todo hombre debe ser humano por naturaleza, porque en este orden no es más que otro hombre, no es más que hombre, como los demás. Idea que por cierto recuerdan el pensamiento que en los años ‘20 del siglo XX, hará suyas el español Antonio Machado con su personaje Juan Mairena (“Nadie es más que nadie”).

 

Cura y soldado

Morelos conoce al iniciador del movimiento independentista mexicano, Miguel Hidalgo y Costilla en la población de Calro, por donde este último con sus tropas. Se le acerca con la idea de incorporársele como capellán del ejército patriota. Empero Hidalgo le señala como tareas, la de levantar un ejército en el Sur y tomar el estratégico puerto de Acapulco. Así, Morelos retorna a Cuarácaro, donde ejercía como párroco. Allí organizó su fuerza primigenia, reuniendo 25 hombres armados con lanzas y escopetas, leyéndoles, para explicar su cambio de la capellanía a los fusiles, el Itinerario para pueblos de indios, escrito por los jesuitas y donde se sostiene que los clérigos “pueden tomar las armas cuando hay alguna grave necesidad”.

La abolición

Muchos antes que en otros territorios americanos durante el siglo XIX, el México de Morelos sintió la medida revolucionaria de la abolición de la esclavitud. Se puede decir que Morelos representa el más adelantado prócer de la emancipación en Hispanoamérica, que hizo suya la política de eliminación de la esclavitud. Si se exceptúa a la revolución haitiana, cuyos paladines eran esclavos negros, o descendientes de esclavos, Nueva España fue el primer territorio de Tierra Firme donde la acción independentista se acompañó de medidas abolicionistas. En Venezuela, el Libertador Simón Bolívar como se sabe, tras su desembarco de Carúpano y Ocumare ambos en 1816, hizo suya la reivindicación abolicionista. En el caso de Morelos resalta el hecho de que la medida la toma un revolucionario proveniente del sector eclesiástico, imbuidos por entonces, muchos de sus integrantes, de la creencia de intangibilidad del orden de casta y sujeción de la mano de obra esclava en su condición de propiedad de otro, el esclavista.

 

Honras patrias

En distintos lugares de México se levantan monumentos a su honor, como la de Janitzio, Michoacán, con cuarenta metros de altura. A nivel continental, en Caracas la avenida México lustra el centro de esta capital con la estatua de José María Morelos, justamente al comienzo de dicha vía.

  

Sinóptico

1817

República de las Floridas

Este día llegó a su fin la República de las Floridas, entidad creada en la isla Amelia, frente a la Península de la Florida en Norteamérica, que por entonces formaba parte de las posesiones americanas de la Corona española.

Esta breve República se sostuvo entre el 29 de junio y el 22 de diciembre de 1817, teniendo como artífices al escocés-venezolano Gregorio McGrégor así como a Juan Germán Roscio, Pedro Gual y a otros latinoamericanos exiliados en Norteamérica tras la caída de la II República.

La Florida estaba ocupada por tribus seminolas y negros esclavos fugados de haciendas estadounidenses, siendo ambicionada por los sudistas y esclavistas estadounidenses deseosos de expandir su régimen esclavista. Y una hábil y agresiva política expansionista de sus élites políticas posibilitó que desde su primer presidente Jorge Washington, pasando por James Madison y Thomas Jefferson, la diplomacia de la Casa Blanca diera a partir de 1816, pasos consistentes para apropiarse de dichos territorios, obstruyendo todo intento de los libertadores suramericanos, para independizarlos de España.

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