Néstor Rivero Pérez

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El 26 de octubre de 1908 nació en Barcelona (Anzoátegui) Miguel Otero Silva, novelista eminente del siglo XX, venezolano, periodista, humorista e ingeniero, quien intervino en episodios decisivos de las luchas contra la larga autocracia de Juan Vicente Gómez y otros capítulos de la vida pública venezolana.

 

Apuntes de una vida

Personalidad multifacética, Miguel Otero Silva -o MOS, como acostumbraban abreviar su nombre muchos de quienes le trataron-, cursó sus estudios de bachillerato en el liceo Caracas de la capital de la República, plantel que tenía como su director al maestro Rómulo Gallegos. Y entre sus condiscípulos el joven Otero Silva tratará a varios de quienes años más adelante descollarán como integrantes de la Generación del ’28, y quienes encabezarán las tres alas que configurarán la vida política en la Venezuela postgomecista: La socialdemócrata, encarnada por Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Jóvito Villalba, entre otros, el centro liberal, representado en Rafael Vega, Inocente Palacios e Isaac J, Pardo, y adherentes de la izquierda, que derivará en los primeros núcleos marxistas que aflorarán a la vida pública a partir de 1936, entre quienes destacan Fernando Key Sánchez y Rodolfo Quintero.

Su narrativa

En una de sus últimas novelas, Cuando quiero llorar no lloro, MOS retrata la generación de los Victorinos, en la Venezuela que transita la segunda parte del siglo XX, que pugna por su destino cultural, urbano y político, sometida a los designios de un capitalismo extranjero y que se distingue “por ausencia de valores en algunos de los personajes, y en otros, por una mixtura de ellos, que llevará a los héroes que fungen como símbolo de dicha generación, al fracaso.

La generación de Victorinos son los hijos criados bajo la égida de la cultura del petróleo” [Yanira Labarca de Paz / Fuente: https://produccioncientificaluz.org]. Su primera novela, Fiebre, se centra en los sucesos del año 1928 contra el general J. V. Gómez; Oficina Nº 1 y Casas Muertas, retratan el drama de la Venezuela que se conectaba con el mundo desde el campamento en que descansaba el personal abocado a la extracción del hidrocarburo. Oficina Nº 1, por su parte, examina las incidencias del primer campo petrolero del Oriente del país; Casas Muertas refiere la extinción de un pueblo, Ortiz (Guárico), tras el cese de operaciones de la empresa extractiva de capital extranjero. Otras obras de MOS fueron La Muerte de Honorio, La piedra que era Cristo y El Tirano Aguirre. Príncipe de la Libertad.

 

El periodista

Capítulo fundamental en cualquier biografía de Miguel Otero Silva es su actividad como periodista: En los tempranos años ’40 del siglo XX era reconocido como humorista y poeta, patrocinando el semanario El Morrocoy Azul. En 1943 fundó el diario El Nacional, el cual bajo su jefatura mantuvo la defensa del país, a la par que convocaba las mejores firmas, tanto consagradas y de filiación clásica, como noveles e irreverentes, de orientación conservadora,  marxistas o liberales.

A MOS se le verá al frente de dicho diario, brindando apoyo a la Revolución Cubana e incorporando colaboradores de izquierda, lo que acarreó un boicot publicitario al periódico, obligándose a abandonar la redacción y su línea editorial crítica.

El político

Otero Silva integró la primera línea de quienes el 8 de junio de 1929 asaltaron el fuerte de Willemstad, en Curazao, acción armada que se constituyó en denuncia mundial contra el despotismo carcelario del Benemérito.

Este último escaló al poder de la mano de las corporaciones del petróleo y pactando “con la ‘aristocracia (criolla)’, y a la sombra de aquellos se hace poderoso capitalista” [Quintero, Rodolfo citado por: Yanira Labarca de Paz / En: https://produccioncientificaluz.org]. Desde 1936 MOS mantendrá por las siguientes décadas una postura de progresismo e institucionalidad democrática, vinculado siempre a las corrientes de opinión de izquierda y como factor de unificación y diálogo entre las distintas fuerzas que nucleaban el cambio social.

Sinóptico

1825

Simón Bolívar en el Potosí

Este día el Libertador Simón Bolívar accedió a la cima del cerro Potosí, donde se celebró una significativa ceremonia de culminación de la Guerra de Independencia. Dicho cerro constituyó durante siglos, por su cuantiosa riqueza en mineral de plata, el supremo símbolo de la dominación peninsular en América.

El cerro de Potosí se encuentra a más de 4 mil metros sobre el nivel del mar. Desde 1814, en los difíciles momentos de la Guerra a Muerte, el Libertador abrigaba el proyecto de llevar las armas libertadoras hasta los países del Sur. Al alcanzar ese día la cima del Potosí, como lo apunta su biógrafo O’Leary, Bolívar viró su mirada hacia el norte y, tras izar las banderas de cada uno de los países independizados por las fuerzas bajo su mando, disertó sobre los grandes esfuerzos desplegados para culminar la gesta.

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