Néstor Rivero Pérez

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El 26 de junio de 1908 nació en Santiago (Chile) Salvador Allende Gossens, primer socialista de América Latina en alcanzar la Presidencia por vía electoral.

 

Medicina y política

Al igual que Ernesto “Che” Guevara, en su ingreso a la política incide la constatación de un drama humano descubierto en sus años de formación universitaria: El cuadro de miseria que rodea la vida de muchos pacientes que atendía en su consulta. A los 22 años organizó en Valparaíso los primeros núcleos del Partido Socialista de Chile, del cual será una de las principales figuras nacionales. A los 27 ya diputado, destacó por su gestión en leyes sociales. En 1939 es designado Ministro de Salubridad, y publica La realidad médico-social de Chile.

Los de Ñancahuazu

Tras recorrer dos mil kilómetros y cruzar la frontera de Bolivia hacia Chile, cinco sobrevivientes bolivianos y cubanos de la guerrilla del “Che” Guevara (Pombo, Benigno, Urbano, Inti, Darío), son recibidos en febrero de 1968 del lado chileno, por el senador Salvador Allende. En medio del acoso policial, este, con su investidura les resguarda, logrando su salida al exterior y arribo a La Habana. Allí les reciben como héroes.

A la cuarta, la vencida

Habiendo recorrido su país en tres campañas presidenciales, ya para las elecciones de 1969, la figura de Allende era la más aglutinante de la izquierda chilena, abanderando la alianza denominada Unidad Popular, ello en el marco de niveles de maduración política de la población. A finales de los años sesenta del siglo XX, según Luis Corvalán, la actividad relacionada con los asuntos públicos se había transformado en quehacer de cientos de miles o millones de personas. En ella participaban grandes masas del pueblo” (El gobierno de Salvador Allende, https://www.marxists.org).

La apuesta socialista

La tradición, si bien conservadora pero civilista de Chile, en relación a otros países de la región, dio a Allende y a la alta dirigencia del PS, PC de Chile y la UP, la impresión y cálculo de un socialismo evolucionario, y alcanzable por la vía electoral. A ello se aunó la excepcional circunstancia de que por entonces, en los altos mandos de la milicia se encontraban oficiales como Carlos Pratts, René Schneider y Alberto Bachelet. Estos y otros cuadros constitucionalistas, serían físicamente liquidados en los primeros años del mandato de Allende, y luego tras el golpe del 11 de septiembre de 1973 jefaturado por Augusto Pinochet.

 

Guerra Fría

Detrás de la desestabilización orquestada por la CIA para el derrocamiento del socialista Salvador Allende, estaba el designio del gobierno estadounidense. Apenas enterarse del triunfo de Allende, el titular de la Casa Blanca, Richard Nixon, exclamó: “Hay que hacer aullar la economía chilena”, comenzando entonces un período de sobornos, patrocinio de huelgas, desabastecimiento y asesinatos. En el mapa geopolítico de EE. UU., Chile expresaba el peligro de un socialismo que podía contagiar al resto del continente en las mesas de votación.

 

Su gobierno

En un país con escasa atención a la salud, Allende creó “consultorios a razón de uno por cada 40 mil habitantes, y uno de cada tres centros, comenzó a atender de día y de noche” (https://www.marxists.org). En su primer año de gobierno Allende elevó la escolaridad infantil al 94 por ciento y la inversión educativa alcanzó el 7.2 del PIB, entre los más altos del planeta. El salario mínimo se triplicó en relación al vigente para 1968. Allende regresó a los mapuches 72 mil hectáreas usurpadas por terratenientes, impulsando la reforma agraria mediante la administración del latifundio por cooperativas campesinas. También nacionalizó el cobre y la banca. Así, se enajenó la voluntad de las clases pudientes, el imperialismo y sectores conservadores del Ejército, que insurgieron el 11 de septiembre de 1973, cuando

Allende, si bien terminó su vida resistiendo en el Palacio Presidencial de La Moneda, de otra parte esbozó el camino del socialismo en democracia.

Sinóptico

1961

El Barcelonazo

Este día se declaran en rebelión unidades militares en Barcelona (Anzoátegui). Distintas fuentes señalan como móvil de dicho alzamiento el descontento que generaba en sectores conservadores del Ejército la figura del entonces presidente constitucional Rómulo Betancourt. No obstante, derrotada la insurgencia, se llevó a cabo en contra de los sublevados ya sometidos, un tipo de represalia que alcanzó extremos absolutamente reñidos con los derechos humanos, al ejecutarse el fusilamiento de un grupo de rendidos, ya desarmados, por parte de las triunfantes fuerzas del gobierno, entre quienes destacaban altos funcionarios de la Gobernación del Estado Monagas, miembros de la Digepol y representantes del partido AD, desdiciendo así el principio constitucional que prohíbe la pena de muerte, y que se consagraba en la Carta Magna aprobada meses atrás, el día 23 de enero de 1961, precisamente.

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