Néstor Rivero Perez

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El 23 de junio de 1943, el Congreso Nacional recibió Informe sobre el Proyecto de Reforma de la Ley de Educación vigente desde 1940, y que ameritaba una profunda revisión. La Ley, que había sido propuesta por el entonces ministro Arturo Úslar Pietri, debió vencer obstáculos de sectores ultraconservadores, dentro y fuera del Parlamento.

Debate en parálisis

El mandato de Juan Vicente Gómez detuvo por 27 años, todo debate en torno a la modernización del régimen escolar venezolano, ello pese a propuestas de F. Guevara Rojas y J. Gil Fortoul, cuando ambos ejercieron altos cargos durante el período. A la muerte del Benemérito, la escolaridad mostraba retroceso respecto a las administraciones de A. Guzmán Blanco y Joaquín Crespo. El asomo de nuevas ideas y controversia respecto a las obligaciones del Estado y laicidad del sistema educativo, concitaba temores en sectores conservadores que gozaban de amplio influjo en la opinión pública. Al extremo llegó dicha situación, que cuando el escritor Mariano Picón Salas, desempeñándose como Superintendente del Ministerio de Educación -y cuyo perfil político era conocido por su moderación- propuso en 1936 una tímida reforma en la escuela primaria, fue tachado de “comunista” por aquellos grupos anclados en la visión de país heredada del Benemérito, como lo recuerda el historiador y docente Guillermo Luque (UCV, Cs, 1999).

La Ley Úslar

Sería en 1940, cuando el Parlamento postgomecista adelante un debate en torno al sistema escolar venezolano, para dar su aprobación al Proyecto de Ley presentado por el ministro Arturo Úslar Pietri. Este último, vinculado al sector ilustrado de las élites caraqueñas, había obtenido en el seno del Congreso, así como en la opinión pública expresada en distintos medios impresos del período, apoyo de distintos sectores, para que se sancionare una legislación que contribuyese a dar a la escolaridad, una visión de secuencia y modernidad, apuntando a la separación de Estado y religión, que había sido escollo en anteriores oportunidades durante las cuales el tema entró en discusión dentro de las Cámaras. Y en 1943, los ponentes de la reforma, estimaban necesaria una mayor correspondencia entre los programas a impartir en escuelas y liceos, y las realidades de la vida venezolana, para formar una personalidad más compenetrada con los procesos de superación que reclamaba una nación con altos indicadores de analfabetismo, atraso sanitario, económico y cultural, no obstante la década y media que llevaba operando y dando ingresos en el país, la industria de los hidrocarburos.

Quiénes debatieron

Y retomando un debate que debía ser constante en una nación que aspiraba a su progreso material, institucional y moral, el 23 de junio de 1943, es presentado ante la plenaria del Parlamento venezolano, un Informe sobre la Ley de Educación de 1940, que exponía las necesarias reformas que dicho texto requería para su operatividad a tono con los nuevos tiempos, tratando puntos como la estabilidad de los maestros, perfil curricular y autonomía universitaria. En la discusión intervinieron diputados como Rafael Escobar Lara, Luis Lander, Ismael Puerta Flores y Germán Suárez Flamerich, entre otros.

Recarga innecesaria”

“Por otra parte, encuentro que los programas están recargados de detalle innecesarios. La enseñanza de Escuela Primaria no tiene aplicación en la vida del hombre venezolano. Parece como si nos interesara más conocer quién fue Ramsés II o Nemrod, antes que Ezequiel Zamora. Lo mismo ocurre con la Geografía Universal y la Geografía Patria. Nos preocupamos más por saber de las inundaciones del Nilo y dónde desemboca, antes que saber qué ríos por ejemplo, forman el Apure” [Intervención del diputado Rafael Escobar Lara, “Diario de Debates”, Cs, junio 1943 // Fuente: Congreso de la República, Colección Pensamiento Político Venezolano del Siglo XX, Tomo 37, pág 222, 1987).

Sinóptico

1821

Batalla de El Calvario

Este día el general José Francisco Bermúdez, combatió en la colina de El Calvario (Caracas), al jefe realista José Pereira. Aquel 23 de junio de 1821, Bermúdez, quien habiendo llegado a Caracas procedente del Oriente, había marchado hacia La Victoria, debió regresarse a la capital por falta de municiones. Y no obstante lo desventajoso de su posición, resolvió dar cara a Pereira, mejor preparado y equipado.

Tras cuantiosas pérdidas, Bermúdez se retiró hacia el Tuy, perseguido por el enemigo. Y a pesar del revés táctico, sus operaciones obligaron al jefe español Miguel De la Torre, a desprenderse de unos 800 efectivos, con miras a contener la diversión de Bermúdez, cumpliendo así, este último, el cometido previsto por Simón Bolívar, en cuanto a debilitar a las fuerzas enemigas concentradas en la planicie de Carabobo, donde al día siguiente, el 24, se daría la batalla decisiva de la Guerra de Independencia, con triunfo republicano.

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