Néstor Rivero Pérez

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El 16 de julio de 1810, Simón Bolívar, de 27 años, junto a Luis López Méndez y Andrés Bello, se entrevistó en Londres con Sir Richard Wellesley, ministro de Relaciones Exteriores de Inglaterra. El futuro Libertador había sido enviado por la Junta Suprema que gobernaba desde el 19 de abril de ese año las provincias de Venezuela, con la encomienda de gestionar apoyo al movimiento iniciado por los revolucionarios caraqueños.

La delegación

La Junta Suprema de Caracas que sustituyó al capitán general Vicente de Emparan, dispuso, al mes siguiente de asumir el poder, enviar representantes a otros puntos del continente y Europa, para promover el proceso autonómico iniciado por las élites de patriotas mantuanos. El 6 de junio expidió credenciales a nombre del coronel Simón Bolívar y Luis López Méndez, con Andrés Bello de secretario, para viajar a Londres. También haría lo conducente respecto a Filadelfia y Bogotá.

Regencia y colonialidad

Las autoridades liberales que para 1810 dirigían en la Península la guerra contra Napoleón Bonaparte, mantuvieron respecto a las colonias de ultramar, posturas retrógradas. Entre 1812 y 1814, bajo el mando del Consejo de Regencia, se cometieron tan brutales represalias contra los patriotas, que el mismo Simón Bolívar, ya titulado como Libertador, se vio compelido a proclamar la Guerra a Muerte. La arbitrariedad y la venganza habían sido impuestas por los monarquistas, según refieren realistas como José Manuel Cagigal, el regente J. M. Heredia, y el padre Llamozas.

Pragmatismo inglés

Con la llegada de los diputados venezolanos a Gran Bretaña, que respaldaba a España con cuantioso armamento, tropas y sus mejores oficiales en la guerra contra la invasión francesa, ponderaba de una parte garantizar la continuidad antinapoleónica de los peninsulares, y de la otra presionar al Consejo de Regencia, mediante cierta manifestación formal, a favor de los representantes americanos, para que España abriese al comercio inglés las colonias del Nuevo Mundo.

Los venezolanos

Wellesley y los venezolanos se reunieron siete veces. La primera, tal día como hoy, en 1810; la última vez el 9 de septiembre. La misión venezolana en Londres, recibió atención de periódicos como The Times, que refirió la visita. Wellesley y los venezolanos acordaron “dejar en Londres un delegado que ‘sacudiese la opinión’…”. Tal rol lo tomará Luis López Méndez, quien en años siguientes gestionará el enrolamiento de la Legión Británica y la contrata de armamentos.

Facciosos”

Al enterarse de las conversaciones, el embajador español en Londres, Ruiz de Apodaca, protestó “por la manera insólita como se les atendía”, denominándolos “facciosos venezolanos”. Wellesley, mediador, propuso una reunión informal entre ambas partes, procurando que aunasen empeños para enfrentar a Napoleón Bonaparte.

Sin embargo, España solicitó que de fracasar las gestiones, Inglaterra apoyase la reconquista militar de las colonias. Y Bolívar por su parte, que la mediación no significase reconocer al Consejo de Regencia de la Península. Así, la iniciativa no logró su cometido; no obstante el joven Simón Bolívar fraguó con Francisco de Miranda el retorno de este último a Venezuela, para impulsar la declaración de independencia.

Sinóptico

1750

José Gumilla y los originarios

Este día murió en los llanos de Venezuela el misionero jesuita José Gumilla, cuya vocación de investigador le llevó a internarse por décadas y hasta el final de sus días, en la región del Orinoco. Gumilla ha pasado a la historia de Suramérica como uno de los primeros estudiosos de dicha cuenca y costumbres de poblaciones originarias allí asentadas, logrando una provechosa conexión idiomática, que le permitió comprender el modo de vida de dichos habitantes. Con apenas 19 años, Gumilla, nativo de Cárcer (España), desembarcó en Cartagena de Indias en 1705; de allí viajó a Bogotá para luego establecerse en Tunja, de donde marcharía en 1715 al Casanare.

Varios años después se establecería en los llanos de Venezuela, cuya naturaleza ejerció tal fascinación en el sacerdote y explorador, que durante dos etapas definidas de su vida, se radicará en áreas del Orinoco, concluyendo su existencia en uno de sus recodos, y si bien la fecha de su fallecimiento quedó registrada para la historia, aún no se atina en precisar el lugar exacto donde reposan sus huesos.

De acuerdo a testimonios de la época “su disposición de servicio y sus habilidades no tenían límites: Lo mismo hacía de carpintero y albañil, escultor y pintor, que de abogado o médico”. La actividad de José Gumilla, en razón a su función religiosa, se orientaba tanto en el sentido de catequesis como de exploración científica y antropológica. Y en su doble labor de campo recogerá abundantes observaciones que serán recopiladas en su célebre libro El Orinoco ilustrado, fuente principalísima de información acerca de nuestros ancestros.

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