Néstor Rivero Pérez
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El 11 de junio de 1905, el general Cipriano Castro inauguró el Teatro Nacional, como expresión de una política cultural que aspiraba dejar su huella de monumentalidad en la capital del Waraira-Repano, urbe que para entonces rondaba los 300 mil habitantes. La obra, ordenada el 23 de junio del año anterior, estuvo a cargo del arquitecto Alejandro Chataing, entre cuyas obras destacan el Cuartel de la Montaña (Museo Histórico-Militar) de La Planicie y el Arco de Triunfo de la Federación, en el Parque Ezequiel Zamora.

Algo de historia
Desde el momento en que el régimen colonial se asentó en el valle de los Caracas, las familias que arribaban como colonos o encomenderos, así como los originarios aborígenes que al lado de la población esclava iba formando el mestizaje étnico-cultural que ha de distinguir a la provincia de Venezuela al paso de las décadas, se impondrán formas de recreación que varían desde el baile de tambor proveniente de la madre África, pasando por La Fiesta de las Turas y “pantomimas sobre la siembra y la cosecha” indígena, y por supuesto, las manifestaciones que trajeron los conquistadores de la península ibérica.

Coliseo colonial
Dieciocho años después del arribo de Diego de Losada al caserío de los Caracas y faltando  pocos días para que el anciano y vecino Alonso Andrea de Ledesma enfrentase solo con su armadura y adarga a los filibusteros de Amyas Preston, el cabildo de la ciudad dispone que con motivo del Corpus Christi  se hiciese “alguna danza y comedia”; sin embargo, mayor constancia de actividad sobre las tablas autorizada en la ciudad queda de la primera licencia expedida a los fines de ejecutar representaciones, que se llevaban a cabo en tablado de la Plaza Mayor, para tributar a Santiago Apóstol. En todo caso, entre las esquinas de Conde y Santa Capilla fue construido el primer local con aforo para espectadores, conocido como Coliseo de Caracas, que funcionó entre los siglos XVII y XVIII. (Fuente: https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org).

Un decreto del Libertador
En 1828 el Libertador-Presidente Simón Bolívar, de acuerdo al investigador Carlos Edsel, expidió desde Bogotá un decreto a favor de “José María Ponce y Ambrosio Cardozo, para la reconstrucción del Teatro Coliseo en la ciudad de Caracas” (http://ciudadccs.info). Cabe indicar que dicho decreto es la base para la declaratoria del 13 de noviembre de cada año como Día Nacional del Teatro. En 1854 es inaugurado con presencia del presidente Monagas el “Teatro Caracas”, también nombrado como “Coliseo de Veroes”, en la acera norte de esta última esquina capitalina. Habiendo inaugurado Antonio Guzmán Blanco el Teatro Municipal de Caracas en 1886, se constituyó hasta 1904 en el gran recinto de las artes visuales y audiovisuales de la capital, especialmente de la ópera y opereta. Dicho local, al que se impuso como identificativo el nombre del propio Autócrata Civilizador, abrió sus puertas con El Trovador, ópera de Giuseppe Verdi.

Teatro de zarzuelas
Así, como punto de distinción, el Teatro Nacional desde sus comienzos marcó su deriva con la presentación de la zarzuela en tres actos El relámpago, obra de 1857 con música del madrileño Francisco Asenjo Barbieri. Para 1904, “el Teatro Nacional fue durante muchos años el templo de la zarzuela venezolana. Aunque primeramente compitiese con el Teatro Municipal y el extinto Teatro Caracas, luego este se dedicó casi exclusivamente a la presentación de zarzuelas, mientras que el Municipal hizo lo propio con la opereta y la ópera seria” (https://es.linkfang.org/wiki). Entre las figuras que han hecho presentaciones en su proscenio destacan Monserrat Caballé, Alfredo Sadel, Plácido Domingo, Alfredo Kraus y Morella Muñoz, entre otros y otras.

Sinóptico
1826
Congreso Anfictiónico de Panamá

Este día comenzaron a llegar a la ciudad de Panamá los representantes de las naciones hispanoamericanas convocadas al Congreso Anfictiónico de Panamá, primera congregación de delegados de las antiguas colonias españolas de América, con el propósito de formar una confederación de naciones para la defensa de sus intereses comunes y enfrentar las acechanzas de las grandes potencias, como lo trazó en diversos mensajes el Libertador Simón Bolívar. La cita del Istmo fue iniciativa que partió del héroe caraqueño, quien el 7 de diciembre de 1824 giró la invitación a las cancillerías de México, Gran Colombia, Guatemala (Centroamérica), Perú y Bolivia. El Libertador, con su don innato para las grandes concepciones, trazó el diseño de las nuevas repúblicas americanas a partir del estrechamiento de nexos para avanzar a una patria común forjada en la claridad del antagonismo de intereses frente a las grandes potencias. En la visión de Bolívar, la liga y unidad para la defensa militar de las nuevas naciones, y su mutuo apoyo en los planes de regeneración social, eran necesidades impostergables, así como para adquirir interlocución ante las otras porciones del mundo.

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