VEA / Juan Cermeño

De Yilber Díaz, el lanzador venezolano convertido en sensación de Cascabeles de Arizona en Grandes Ligas, se ha dicho que viajó a Perú, donde lo “descubrieron”, después que cumplió 18 años, lo que ocurrió el 19 de agosto de 2018, luego de dejar la práctica del beisbol porque no lo firmaron a la edad en que le ocurre a la mayoría (alrededor de los 16 años) y por haber sufrido una lesión en uno de sus antebrazos jugando baloncesto.

Para dos (2) días después del cumpleaños de la mayoría de edad de Yilber los partidos opositores Causa R, Primero Justicia y Voluntad Popular convocaron un paro nacional contra el plan de recuperación económica propuesto por el presidente Nicolás Maduro.

Entonces muchos venezolanos salían del país por la crisis económica inducida que se vivía, Díaz lo hacía luego de no recibir la oportunidad para continuar su carrera como pelotero en ninguno de los equipos del beisbol profesional local, tampoco había conseguido llamar la atención de los scouts, ojeadores o cazatalentos que cumplen funciones de captación para las organizaciones de Grandes Ligas.

El 29 de enero de 2019 el portal web del diario español elpais.com informaba que “Estados Unidos ha asestado este lunes (28 de enero) un durísimo golpe al régimen de Nicolás Maduro con un paquete de sanciones a la petrolera estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). Las medidas, que apuntan a la línea de flotación de la economía venezolana, incluyen la congelación de los fondos de la compañía en EE UU, unos 7.000 millones de dólares (6.100 millones de euros). Además, supondrán pérdidas en exportaciones por 11.000 millones de dólares el año próximo, estima la Administración de Donald Trump, primer comprador del crudo”.

En ese contexto se dio la salida del país del joven deportista, así como de Guatire, estado Miranda, donde nació, y por la dirección que tomó no lo hizo teniendo en cuenta al beisbol como objetivo, pues primero se trasladó a Ecuador y luego fue a tener a Perú. Sabemos que en ambos países el deporte que predomina es el fútbol, el de las bolas y los strikes no cuenta con muchas instalaciones ni seguidores. En tierra inca tuvo que dedicarse a limpiar parabrisas de vehículos, luego vendió helados con fresa, una recomendación de quien se convertiría en su descubridor.

Jhonathan Carrillo, el descubridor

En muchas historias sobre el recorrido de Yilber Díaz para llegar a Grandes Ligas ya no aparece Jonathan Carrillo, sobre todo en las publicadas en Estados Unidos, a quien entrevistó Marcos Grunfeld para su espacio El Show de Beisbol.

Carrillo le contó a Grunfeld que nació en La Victoria, estado Aragua,  y lleva seis años viviendo en Perú, que jugó beisbol cuando estaba pequeño y toda su vida ha sido fanático a ese deporte, sobre todo de Caribes de Anzoátegui. También le dijo que siempre ha tenido vocación para entrenar, por eso cuando llegó al país donde en la actualidad reside inició “un pequeño programa de desarrollo de beisbol”, ahora llamado Team Carrillo, aunque con pocos alumnos. También se dedicó y dedica a otras actividades.

Carrillo fue vendedor de golosinas y helados en las calles peruanas. Un día andaba en ese oficio cuando vio a un muchacho limpiando parabrisas, quién luego se le acercó y le preguntó con mucha humildad si podía trabajar allí, presumiendo que “era territorio de Carrillo”, lo que dio lugar a la conversación entre los dos venezolanos.

Notó Carrillo que limpiando parabrisas no le iba bien a Díaz, por lo que le recomendó que vendiera helados con fresas y luego llegó a trabajar en una cebichería, tratando de atraer clientes al negocio.

Confesó Carrillo que le llamó mucho la atención las grandes manos de Díaz y su espalda pronunciada. Le preguntó si había jugado beisbol y la respuesta fue positiva, en cuanto a la posición le respondió que lanzador. Tenía un nuevo alumno para su escuela o proyecto. “Me contó que estuvo en una academia y lanzaba 89 a 90 millas”, pero que le cerraron las puertas.

“Le dije que lo podía ayudar y que si lanzaba 90 millas constantes todo podía cambiar”, entonces comenzaron los ejercicios físicos y de la mecánica de lanzar, en espacios improvisados y con pocos materiales para la práctica.

Tras observar progresos y las condiciones del joven lanzador, Carrillo comenzó a efectuar contactos a través de la redes sociales, dirigiéndose a varios cazatalentos y gente de academias de beisbol hasta que le contestó Félix Pérez, quien tiene una escuela en Puerto La Cruz y luego de recibir un primer video con prácticas de Yilber le solicitó otro “con picheos quebrado”. Tras este se  produjo el regreso del pelotero al país, tendría la oportunidad que no le habían dado antes, gracias a un inesperado “scout” que se encontró en las calles de Perú, quien en Venezuela apenas había entrenado a un sobrino, según lo relatado por el mismo Carrillo.

En Puerto La Cruz el beisbolista pasó las pruebas y fue firmado por Caribes de Anzoátegui, luego enviado a prepararse en República Dominicana donde lo retuvo la pandemia por Covid-19, en 2020, y el 5 de febrero de 2021 fue contratado por la organización de Cascabeles de Arizona con un bono de apenas 10.000 dólares.

Asombroso debut

Ya en la organización de Cascabeles se aferró a la oportunidad que tenía en su tránsito por Ligas Menores y el 8 de julio de 2024 fue llamado por el equipo grande, ese mismo día tomó el turno en la rotación del experimentado Jordan Montgomery que estaba lesionado. Sorprendió al mundo del beisbol lanzando 6.0 innings, apenas recibió cuatro (4) imparables, una (1) carrera limpia (jonrón), dio un (1) boleto y ponchó a cinco (5), dejó el juego con ventaja 3-1, pero después Bravos de Atlanta empató y se llevó el triunfo en once innings.

Díaz se fue sin decisión de su primer juego en Grandes Ligas pero todos apreciaron su gran demostración ante uno de los equipos de ofensiva más temible. Mostró mucha madurez, especialmente en el primer inning cuando luego de retirar a Jarred Kelenic con elevado al campocorto y a Ozzie Albies con ponche, sin tirarle, recibió cuadrangular de  Austin Riley, un batazo que envió la pelota a 430 pies (131 metros), pero se repuso e hizo fallar al siempre peligroso Matt Olson con elevado a segunda.

Su segunda apertura ocurrió el sábado 13 de julio contra Azulejos de Toronto y se adjudicó su primera victoria, nuevamente laboró 6.0 episodios, también volvió a recibir cuatro (4) incogibles, le anotaron una (1) carrera, dio dos (2) bases por bolas y ponchó a dos (2) en la victoria 12 carreras por 1. Con cada demostración Yilber Díaz hace ver más insignificante el bono de 10.000 dólares que recibió por su firma.

Carrillo recordó que a Díaz le “le gustaba ser cerrador, la presión del noveno inning”. Ahora se encuentra a la espera de su tercera apertura en el montículo de Cascabeles, luego del receso por el Juego de Estrella, en el que seguramente tuvo tiempo para soñar con la posibilidad de intervenir en la cita que reúne a los más sobresalientes a mitad de temporada. Para eso le queda bastante camino por delante.

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