Néstor Rivero Pérez

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El 31 de agosto de 1825 nace la actual Bolivia con el nombre de República de Bolívar. Dicha denominación oficial había sido aprobada por la Asamblea Constituyente del altiplano, en homenaje al Libertador Simón Bolívar.

Estrategia continental

La estrategia de largo aliento y constancia sin límite del Libertador hizo posible que el Ejército Unido, integrado por fuerzas de la Gran Colombia, Perú, Chile y el Río de la Plata, derrotaran al imperio español en las jornadas de Junín y Ayacucho, dando su independencia al Perú y haciendo posible que las fuerzas vencedoras de Ayacucho, al mando del General Antonio José de Sucre, avanzaran hasta el Alto Perú (actual Bolivia), para liquidar los focos realistas en dicho territorio.

Acta de Independencia

La Asamblea General con carácter constituyente, del Alto Perú, que da el nombre a la nueva República, se instaló el 24 de junio de 1825 en Chuquisaca; y, el 6 de agosto de ese año la magna corporación quiso celebrar el primer aniversario de la Batalla de Junín, proclamando la independencia de dicho territorio. El Acta de Independencia fundamenta la decisión de organizarse como los antecedentes del Alto Perú en la lucha emancipadora desde 1809, así como afirmando la decisión política de regirse por sus propias leyes.

Nombre bautismal

Luego de definir cuestiones previas de carácter constituyente, tales como si se anexaban al Perú o Argentina, así como el modelo de organización política, si conformarían un Estado unitario o federal, y cómo sería el ejercicio de la autoridad mientras se redactaba y aprobaba una Constitución, y, ya con la clara definición de configurarse en Estado independiente, los constituyentes se reunieron el 31 de agosto de 1825 e incluyeron en la agenda de ese día el tema del nombre que debía darse la nueva República. En el seno de la suprema asamblea emergió la idea de dar el nombre de Bolívar a la nueva República, para asegurar el apoyo del Libertador, quien inicialmente veía con inquietud el nacimiento de la nueva entidad, por cuanto temía la reacción del Perú y Argentina. Las dudas fueron despejadas a poco, y los constituyentes asignaron el epónimo del héroe caraqueño a la nueva nación. Aprobándose el de República de Bolívar, tomado del apellido del héroe caraqueño. En las deliberaciones no tuvo injerencia alguna el Libertador.

 

Honras a Bolívar

La sorpresa y admiración del Libertador -quien se entera ya casi al término de su extenso recorrido triunfal desde Lima, hallándose en La Paz, fue mayúscula, por cuanto si bien ya era habitual que a su paso le tributasen grandes honores, recepción con arcos triunfales, se leyese en su honor panegíricos, o le ofreciesen caballos de casta, envases contentivos de alhajas y se le prodigase de mil maneras, el dar su nombre a una nueva República sobrepasaba todos los límites de la congratulación. Y así lo hace saber al Gobierno de la Gran Colombia en Bogotá, al Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, y algunos allegados con quienes mantenía correspondencia por esos días. En los últimos mil años ningún país había recibido el nombre de una persona, aunque sí ciudades, como Roma, Cesarea o Alejandría.

 

“De Bolívar, Bolivia”

Sin embargo el 3 de octubre de 1825, a sugerencia de un diputado constituyente quien hizo el razonamiento según el cual “Si de Rómulo, Roma; de Bolívar, Bolivia”, se revisó el nombre inicial para dar paso a “Bolivia”. En todo caso, el simbolismo se mantenía, si la primera denominación constituía el apellido del Libertador, Bolivia equivale a la hija que se desprende de su espada para perpetuar la obra de libertad. Así, el Padre de la Patria exclamará “¿Qué quiere decir Bolivia? Un amor desenfrenado de libertad, que al recibirla vuestro arrobo, no vio nada que fuera igual a su valor. No hallando vuestra embriaguez una demostración adecuada a la vehemencia de sus sentimientos, arrancó vuestro nombre, y dio el mío a todas vuestras generaciones”.

Sinóptico

1870

María Montessori

Este día nació en Chiaravalle (Italia) la médico y educadora cuyo método educativo se inscribe dentro de las primeras corrientes constructivistas del aprendizaje desarrolladas en el curso de los últimos 120 años. Su lema principal y que ella colocaba en los labios del niño era “Déjenme hacerlo solo”, fomentando así la autonomía del imberbe en su búsqueda y maduración del conocimiento. Así, con prácticas que recuerdan tópicos socioculturales de Lev Vigotsky, de quien no pudo tener noticias, así como la psicología evolutiva del francés Jean Piaget, la cual debió conocer con rigor, Montessori implantó en varios lugares de su país su establecimiento La casa dei bambino (Casa del niño), donde se procuraba el ambiente más grato para en el proceso infantil de absorción del saber. Entre 1907 y 1913 Montessori escribió tres de sus libros fundamentales: La casa de los niños, El método de la pedagogía Montessori, y Antropología pedagógica.

María Montessori murió en Noordwijk (Países Bajos), a sus 82 años, en 1952.

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