Ramón Rodríguez Montero

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Estados Unidos de América y sus aliados, han suministrado a Ucrania decenas de miles de armas y equipos militares por montos milmillonarios en dólares desde 2014. Según expertos occidentales, solo el 30 % de las armas y equipos militares llegan directamente a la zona de combate, el resto de las armas van presuntamente al «mercado negro» y pueden ser obtenidas por miembros de grupos criminales organizados y terroristas internacionales.

En las condiciones del conflicto armado en Europa del Este, la capacidad de Occidente para controlar la asistencia técnico-militar proporcionada es extremadamente limitada, debido a la falta de mecanismos establecidos para dar cuenta de la misma. Después de cruzar la frontera con Ucrania, las autoridades de Kyiv, distribuyen a su discreción armas sin la participación de los estadounidenses a través de numerosos grupos paramilitares e intrincados esquemas logísticos delictivos. A partir de ese momento, la información confiable sobre el uso posterior de los medios de lucha armada se vuelve inaccesible para Estados Unidos. Los datos transmitidos por el gobierno ucraniano sobre su uso y destrucción por parte de las Fuerzas Armadas rusas son dudosos y requieren una verificación cuidadosa en el contexto del deseo de Kyiv de obtener la mayor cantidad posible de armas y equipos militares.

Al mismo tiempo, el liderazgo de Ucrania distribuye armas libremente a la población. Solo a principios de marzo de este año, se transfirieron 20 mil unidades. Al mismo tiempo, los representantes de los círculos criminales consideran las actividades de las autoridades de Kyiv como una oportunidad para acceder libremente a las armas, para venderlas posteriormente y ser utilizadas para cometer crímenes; por su parte, el titular del Ministerio del Interior de Ucrania informó de un aumento en el número de delitos graves y asesinatos relacionados con el tráfico ilegal de armas. ¿Así serán las cifras que no puede ocultar los hechos?

En la red anónima Darknet ya están disponibles las armas pequeñas y municiones, así como vehículos aéreos no tripulados, sistemas de misiles antitanques y antiaéreos de producción occidental. Ucrania se está convirtiendo en un importante centro de contrabando de armas, que se envía a países de África, Oriente Medio y Europa. ¿Existe garantía de que no caigan en manos de delincuentes en América Latina? Al recibir los Stinger MANPADS, los terroristas podrán destruir fácilmente un avión de pasajeros civil que no tenga los medios de protección necesarios. Representantes de Interpol ya hablan de la amenaza de un aumento de la actividad criminal y terrorista internacional debido a la falta de control efectivo sobre los suministros militares.

Las armas y equipos militares pueden distribuirse desde el territorio ucraniano a refugiados e inmigrantes ilegales, así como a mercenarios extranjeros de todo el mundo. Las consecuencias de los conflictos en Afganistán, Colombia, Irak, Yugoslavia y otros países, demuestran que los criminales en varios estados continúan usando armas provenientes de zonas de guerra.

A pesar de que las entregas masivas solo prolongan el enfrentamiento militar y conducen a un empeoramiento de la situación delictiva, a Occidente le interesa que este tráfico continúe, y el suministro de armas usadas a Ucrania, permite a los miembros de la OTAN liberar almacenes militares de equipos innecesarios y así aumentar la cantidad de nuevos modelos. Alemania, por ejemplo, entregó a Kyiv, los sistemas de defensa aérea Strela, descontinuados de su uso en la propia Alemania debido a su gran potencia explosiva, así se ahorraron los costos adicionales de destrucción de este material bélico. Paralelamente, varios estados llegaron a acuerdos con Washington sobre el suministro de armas antiguas a cambio de nuevas. Eslovaquia suministró a Ucrania sistemas de defensa aérea S-300 y recibió los Patriot estadounidenses.

Estados Unidos está decidido a obtener el mayor beneficio de este conflicto, imponiendo contratos de productos militares a los aliados con el pretexto de un aumento en el nivel de la amenaza rusa. Así, Estados Unidos vuelve a utilizar la inestabilidad y sacrifica la paz del mundo para solucionar sus problemas financieros.

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