Néstor Rivero Pérez

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El 10 de diciembre de 1815, hace 206 años se produce un atentado contra el Libertador Simón Bolívar, quien se encontraba exiliado en Kingston, capital de Jamaica. El hecho, perpetrado por el criado y exesclavo del Libertador, Pío, terminó quitándole la vida al capitán Félix Amestoy, secretario de Bolívar, quien esa noche se quedó dormido en la hamaca en que este pernoctaba por esos días.

Otras veces

En varias ocasiones el Libertador estuvo a un paso de perder la vida de modo violento. Una de las más comentadas sucedió en playas de Ocumare de la Costa en 1816 cuando según él mismo dirá estuvo “a punto de terminar sus días de un pistolezato”, como modo de evitar su captura por los realistas, ante el abandono de sus hombres. Estos huyeron en embarcaciones al mar; salvándose por el rescate de último minuto de Jean Baptiste Bideau. Otro grave riesgo acaeció en Casacoima (Delta Amacuro) en 1817 cuando, cercado por el enemigo, casi terminó liquidado por balas realistas. Al año siguiente, 1818, ocurrirá el atentado del Rincón de los Toros, del que igualmente se salvó por muy poco, cuando el ‘santo y seña’ de su campamento fue delatado al enemigo, recibiendo su hamaca el fuego realista. Y el más célebre fue el magnicidio del 25 de septiembre de 1828 en Bogotá, cuando los complotados, con Pedro Carujo a la cabeza, casi liquidan al héroe, de no ser por la valerosa actuación de Manuelita Sáenz.

En noche decembrina

Este atentado de Kingston se ejecutó a la media noche del 10 de diciembre de 1815, bajo la presunción de que ya a esa hora el Libertador debía estar durmiendo en la habitación que ocupaba, y cuyo canon era pagado por el edecán y teniente coronel Antonio Páez (persona distinta al héroe llanero José Antonio Páez). Justamente Bolívar, ese día dejó de pernoctar en aquella pieza, sin informarse de esto último el capitán Amestoy, un caribeño educado que por entonces fungía de secretario del héroe caraqueño. Amestoy, en espera de Bolívar, se recostó en la hamaca de aquel aguardando su llegada, y allí se quedó dormido. De acuerdo a versión de Paul Verna, la no ocurrencia del asesinato del héroe caraqueño se debió a la afortunada contribución del diplomático galo Benoit Chassériau, quien “indirectamente salvó la vida a Simón Bolívar el 10 de diciembre de 1815 (…). En efecto -Chassériau- lo convidó a buscar otro alojamiento y le dio dinero para conseguirlo. Así salió el Libertador de la habitación…en la que -Bolívar- dormía desde hacía varias noches” (https://es.wikipedia.org).

¿Cómo salva Bolívar la vida?

Justamente ese día 10 de diciembre, el Libertador, con los recursos pecuniarios obtenidos a última hora, pudo rentar dos habitaciones en otra casa de Kingston. La dama que administraba el anterior alojamiento de Bolívar hasta ese 10 de diciembre, era de genio díscolo según O’Leary, y notando “la morosidad de Bolívar…se convirtió en una furia (…). Inmediatamente buscó (Bolívar) otro alojamiento, y aunque era domingo, tuvo la fortuna de encontrarlo” (Memorias de D F O’Leary, Tomo 27). Ante la imposibilidad de arreglar la habitación para el mismo día, como el caraqueño requería, la dueña del nuevo lugar, de nombre Mme Julienne, consintió en que esa primera noche, Bolívar, “durmiese en un sofá en la sala”. El padre José Félix Blanco ofrece otros datos: Mme Julienne dispuso de inmediato la habitación para el héroe exiliado, solo que, al salir este “ofreciendo volver al día siguiente…cayó una lluvia repentina e impetuosa (…) y la casera propuso al Libertador que entrase (…). Esperó un poco Bolívar; mas la lluvia continuaba y resolvió quedarse”.

Sinóptico

2018

Estatua de Apacuana

El 10 de diciembre de 2018, hace tres años, fue colocada en la Autopista de Valle-Coche (Caracas), la escultura alegórica de la cacica Apacuana, por iniciativa de la Alcaldía del Municipio Libertador de Caracas. La obra reivindica la resistencia aborigen contra la penetración violenta de conquistadores españoles en los valles centrales de Venezuela. Quienes durante décadas ingresaban a Caracas por la Autopista Valle Coche contemplaron a la altura del Paseo Los Próceres la estatua de un felino que simbolizaba el antiguo escudo colonial de la capital. En el libro de José Oviedo y Baños Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela, escrito durante la Colonia, se recoge información de fuentes orales sobre Apacuana, quien jefaturó una de las últimas manifestaciones de la resistencia originaria en Venezuela. Apacuana atacó a un pequeño grupo de españoles encomenderos en el Tuy (Miranda), quitándole la vida a dos e hiriendo a otros dos. El grupo conquistador del Tuy, con pocos hombres aprovechó la enemistad entre los indios Teques y los Quiriquires para, con apoyo de los primeros, venir por la revancha, capturando a la cacica, para castigarla a latigazos, terminando por ahorcarla. El 8 de marzo de 2017, con motivo del Día Internacional de la Mujer, sus restos simbólicos fueron trasladados al Panteón Nacional.

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