Colombia: El país que permite el entrenamiento de mercenarios de manera legal

La nación es una de la que no ha suscrito la convención de Naciones Unidas contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios. Foto: Las2Orillas

VEA / Las2Orillas

Quien fuera la esposa de Francisco Eladio Uribe, uno de los 26 exintegrantes del Ejército que fueron capturados en Haití y que estarían involucrados en el asesinato del presidente Jonevel Moise, habló en W Radio para contar cómo su marido, con quien sostiene un matrimonio de 18 años, terminó de mercenario en dicho país.

Aunque su esposo no le dio el nombre de la empresa que lo contrató, si le dio a conocer las siglas: “CTU”. Además, recuerda muy bien que Capador es el apellido del hombre que lo reclutó y quien, supuestamente, sería uno de los mercenarios muertos en el intercambio de disparos con el ejército haitiano tras el asesinato del mandatario. Según dijo, a Capador su esposo lo conoció en Chiquinquirá, Boyacá, cuando estaba activo antes del retiro. A su esposo le llegó la baja en el 2019. Desde entonces, ambos mantuvieron cercanía, esperando poderse enganchar juntos a trabajos en el extranjero.

“A ellos no les dijeron para dónde se los iban a llevar exactamente, que para donde los necesitaran y que era una oportunidad laboral con una agencia para cuidar familias de jeques en el Medio Oriente”, expresó. Alrededor de 2.600 dólares sería el sueldo que le ofrecieron en la propuesta con la que terminó en República Dominicana, a donde llegó, junto con otra veintena de exmilitares retirado, el 6 de junio de 2021.

Mucho se ha afirmado que los mercenarios han sido un “producto de exportación” de Colombia en las últimas décadas. Legalmente, el entrenamiento de mercenarios en Colombia no es un delito. Por ende, la Fiscalía General no le gasta tiempo a dicha industria que históricamente ha sido vista como una ventana de oportunidad por miembros del ejército nacional en retiro. Ha sido una opción y camino de muchos. Por el hecho de que Colombia es de los países que no ha suscrito la convención de Naciones Unidas contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios, formar comandos de combate es, antes que nada, entendido como una oportunidad de negocio.

Mucho se recuerda la eficacia de los equipos de mercenarios colombianos reclutados para trabajar por la firma privada estadounidense Blackwater en Irak durante el 2006. Su fama se extiende por todo el Medio Oriente: a Kuwait, donde también asistieron la invasión iraquí, en Siria y Afganistán, cientos de colombianos han luchado por años contra la expansión de Al Qaeda, los Talibanes o el Estado Islámico.

Ser parte de un batallón en Dubái o prestar la seguridad a un jeque o un millonario en Emiratos Árabes fue el sueño de miles de colombianos y todavía existen muchas vías para hacerlo.

En redes, son varias las plataformas en las que se comparten las convocatorias para incorporación de colombianos en las fuerzas comando de mercenarios alrededor del mundo. Una firma que se hace llamar Thor, se enfoca en el reclutamiento de soldados, suboficiales y oficiales de las Fuerzas Militares, entre 25 y 45 años de edad, que quieran prestar servicios de seguridad en el exterior con salarios en dólares y euros.

En la página de Facebook de Thor se publican las fechas y procesos de incorporación para trabajos en Dubai, especialmente, y también se comparten fotos de la vida de quienes logran engancharse a dichos trabajos en el lejano país árabe. Pero este tipo de plataformas de incorporación de mercenarios no son nuevas.

En el año 2011, Daniel Coronell denunció una serie de presuntos entrenamientos de mercenarios en Colombia, que se impartían, según una de sus columnas en la Revista Semana, con armas oficiales y decomisadas a la guerrilla. En dicho texto dice que “alguien en las Fuerzas Militares apoya el millonario negocio de exportación de mercenarios” contratados por compañías multinacionales. En ese momento se destacaba la firma gringa ID Systems que de sus oficinas en Bogotá se habrían contratado alrededor de 2 mil combatientes privados colombianos, para componer comandos armados en el Medio Oriente. Dicha firma pasaría a llamarse Fortox S.A.

En el 2015 sobre la calle 26 de Bogotá, funcionaban las oficinas de la empresa Mi Futuro Global (razón social Global Qowa Al Bacheria S.A.S), autorizada por el Ministerio de Trabajo y que encargaba de contratar anualmente a miles de colombianos en diferentes cargos de seguridad privada en países del medio oriente. Según datos de la empresa, un uno de los batallones del Zayed Military City en Dubai, alcanzaron a concentrarse 1.000 militares colombianos que trabajan de planta en el proyecto financiado con recursos privados desde 2006.

Cuidar fronteras, patrullar desiertos o cuidar pozos petroleros, son solo algunas de las actividades que contractualmente se comprometen a cumplir. En la práctica, se espera que estén dispuestos y comprometidos a hacer mucho más que eso. Luchar en un conflicto ajeno solo por un beneficio económico y personal convierte a un combatiente en un mercenario, no comparte ideología, nacionalidad ni preferencias políticas: los contratan para ser unas máquinas de guerra.

error: Este contenido está protegido !!