Crisis en el Mar Rojo: golpe mortal al capitalismo mundial

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La autora es periodista y analista política. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022.

Yoselina Guevara López

@lopez_yoselina

La compañía naviera Maersk confirmó este 24 de enero que dos de sus barcos mercantes fueron atacados por las fuerzas armadas yemeníes; dichas naves llevaban equipo militar estadounidense y no pudieron entrar al mar Rojo. Las fuerzas armadas yemeníes confirmaron que seguirán impidiendo la navegación israelí, así como las embarcaciones con destino a los puertos de la ocupada Palestina en los mares Rojo y Arábigo, hasta que cese la agresión y se levante el asedio al pueblo palestino en la Franja de Gaza.

Las fuerzas armadas yemeníes, encabezadas por las milicias hutíes, con sus acciones en el mar Rojo le están acertando un golpe mortal al corazón del capitalismo mundial. El mecanismo es sencillo, impiden el tránsito de las grandes embarcaciones que transportan mercancías de Oriente a Occidente, en el Golfo de Adén y el estrecho de Bab al-Mandab, bloqueando de esta manera la ruta corta hacia el Canal de Suez, obligándolos a tomar un trayecto más largo.

No obstante es necesario resaltar que para los hutíes la actual coyuntura les permite abrir perspectivas de negociación con Arabia Saudí y, al mismo tiempo, buscar una distracción para el creciente descontento de la población, que exige soluciones a las desastrosas condiciones del país. Así mismo, en el caso de una escalada regional del conflicto palestino-israelí, los hutíes también podrían verse envueltos en una nueva fase de combates de tal intensidad que pudiera frustrar sus esfuerzos por resistir el enfrentamiento con las autoridades del sur y la coalición liderada por Arabia Saudí, con la certeza de perder el consenso del que gozan en la zona norte de Yemen.

Consecuencias económicas de la crisis del Mar Rojo

La zona del Mar Rojo dominada por las fuerzas armadas yemeníes es una arteria vital para el comercio mundial, ya que por ella pasa entre 12% y 15% de la mercancía del mundo y alrededor de 30% del tráfico de contenedores. Solo en el primer semestre de 2023 pasaron por el mar Rojo 8,8 millones de barriles de petróleo y 116 millones de metros cúbicos de gas natural licuado al día. De hecho al menos 20% de las importaciones de gas y petróleo europeas pasan por allí.

Por otra parte la situación en el Mar Rojo ya se está traduciendo en precios más altos para los consumidores europeos, dado el mayor tiempo y los costos más elevados del transporte marítimo. Normalmente, un portacontenedores tarda unos veintisiete días en llegar al puerto de Rotterdam (el mayor de Europa) desde Shanghái a través del Canal de Suez. Sin embargo, al no poder utilizar este paso la nueva ruta por el Cabo de Buena Esperanza alarga el viaje entre siete y diez días más. Esto se traduce en 30% más, según cálculos de la plataforma de transporte marítimo Flexport; pero el problema no termina allí porque los viajes podrían durar hasta treinta días más, dependiendo del tipo y tamaño del buque. Para amortizar los costos varios armadores ya han aplicado recargos de cientos de dólares por contenedor, con aumentos adicionales para los buques con origen o destino en Israel. En cuanto al tránsito de los barcos se ha reducido de 400 a 250 el número de naves que están utilizando la ruta del mar Rojo.Así mismo esta merma en el flujo de mercancías de Oriente a Occidente y viceversa ha provocado no solo el salto al alza de los precios de las materias primas sino también la ralentización de la producción de Tesla en Alemania y de Suzuki en Hungría.

Ventajas para la China de Xi Jinping

A nivel geopolítico la Chinano es un actor clave en el conflicto palestino-israelí, no obstante a Pekín le resulta bastante cómodo enviar sus buques mercantes al mar Mediterráneo a través del canal de Bab al-Mandab, controlado por los hutíes, un estrecho de 32 kilómetros de ancho que conecta el mar Rojo con el océano Índico. Sin embargo, a diferencia de otros países el gigante asiático puede explotar dos comodines o mejor dicho dos rutas comerciales que le permitirían eludir el conflicto en el Medio Oriente. La primera ruta, compartida con Rusia, netamente marítima, la llamada Ruta Ártica y la segunda la nueva Ruta de la Seda en Asia Central, con sus vías férreas que van desde China hasta Europa, y que puede servir de alternativa viable al envío de mercancías por mar hasta sus destinos finales en Europa.

Por ahora el comercio internacional se ha mostrado resiliente primero con la pandemia mundial del Covid-19, después con la guerra entre Rusia y Ucrania; pero le falta mostrar resistencia ante los misiles que están poniendo a prueba el transporte marítimo. Después de todo serán los ciudadanos y las ciudadanas a poner la piel, como siempre, enfrentándose a los altos precios de bienes y servicios, y lo más lamentable perdiendo la vida por guerras por las cuales nadie les ha pedido su opinión ni consenso.

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