Néstor Rivero Pérez

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El 26 de agosto de 1789, en el marco de la Revolución Francesa, quedó aprobada por la Asamblea Nacional que sesionaba en París la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano.

Revolución y DD. HH.

Será con la Revolución Francesa y las tumultuosas fuerzas sociales y de ideas que puso en movimiento, cuando se inicia el ciclo de inserción en las legislaciones nacionales, de principios universales que resguardan al individuo frente a la opresión de quienes ejerzan autoridad, o la distinción social con fines distintos a la utilidad común.

Así, la destrucción de los privilegios y estratificación feudal en Francia, al lado de la portentosa Declaración de 1792, constituyen dos logros fundamentales que el magno proceso obsequió a la humanidad.

El respeto a la integridad de las personas fue un enunciado del Iluminismo, y ya aparece en obras de autores como John Locke, quien habló de los “derechos naturales”, Césare Beccaría y el Barón de Montesquieu.

¿De quinta generación?

Tendencias recientes en defensa de los DD. HH., ofrecen una clasificación novedosa: Derechos de primera generación, para tutelar la integralidad individual, asegurando libertad de expresión y libre profesión del credo, libre tránsito y la no desaparición de personas, entre otros.

Los de segunda generación, o beneficio colectivo y condiciones de vida de la población: Acceso a vivienda, salud, trabajo y educación, entre otros, conforman los Derechos Sociales, del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales, aprobado por la ONU en 1966.

Los de tercera generación definen la atribución de los pueblos a disfrutar la autodeterminación, independencia económica, paz y cooperación internacional, entre otras. Algunos esquemas engloban aquí el derecho a la no discriminación de minorías y transgénero.

En la cuarta generación se agrupan derechos de preservación de las especies en peligro de extinción. En la página del Defensor del Pueblo de España, se reseña la tendencia a un nuevo orden, los derechos de quinta generación “relativos al control del cuerpo y a la organización genética de uno mismo, enfrentados a la mercantilización de la vida” (https://enclase.defensordelpu).

 

Venezuela Bolivariana

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aprobada en 1999, estableció disposiciones garantistas a favor de la persona humana en su doble dimensión: Individual y social, colocándola entre las más avanzadas a nivel mundial hasta ahora: La reiteración en prohibir la pena de muerte y el principio de progresividad, constituyen bandera de humanismo y universalidad, que obliga al Estado a que en caso de reformar normas de DD. HH., sea siempre para el mejoramiento a favor de las víctimas, el débil jurídico y la persona humana, nunca para imponer pena capital, a tenor del Estado Social, de Derecho y de Justicia.

Así, los Ejes del “Plan Nacional de Derechos Humanos” que enmarcan la gestión del Estado venezolano, ofrecen una visión emancipatoria, fortalecen la institucionalidad de los DD. HH., la participación protagónica y la organización popular en la materia.

Ignorancia: causa de las calamidades públicas”

“(…) considerando que la ignorancia… o menosprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de las calamidades públicas (…) la Asamblea Nacional declara: Artículo 1°.- Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales solo pueden fundarse en la utilidad común (…) Artículo 4.- La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no perjudique a otro, por eso… el ejercicio de los derechos naturales no tiene otros límites que los que garantizan a… la sociedad estos mismos derechos (…) Artículo 7.- Ningún hombre puede ser acusado, arrestado o detenido como no sea en los casos determinados por la ley y con arreglo a las formas que esta ha prescrito”.

Sinóptico

1914

Julio Cortázar

Este día nació en Bruselas (Bélgica) el escritor argentino Julio Florencio Cortázar. Su obra lo acreditó como figura de primer orden en la corriente del realismo mágico y “boom suramericano”.

Entre sus producciones destacan Rayuela, Cronopios, la colección de cuentos Bestiario y Fantomas contra las multinacionales. Autores como Miguel Ángel Asturias con su novela Los ojos de los enterrados, y Gabriel García Márquez con Cien años de soledad, supieron conectar las sugerencias del lenguaje, con el temible y fabulesco entorno latinoamericano de los últimos dos siglos, entrecruzado por succionadores foráneos de sus riquezas, gamonales, guerras civiles, echadores de cuento del pueblo y rebeldes perpetuos.

En Rayuela deslumbra la técnica narrativa a partir del juego infantil mediante el cual niños provistos de tiza marcan en el piso un contorno de diez cuadros para recorrer a saltos empujando una piedra. En esta novela cada personaje en su diálogo aparece y desaparece para reconstruirse páginas más adelante, en distintas oportunidades a lo largo del texto.

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