Diógenes Carrillo: Periodista, revolucionario, frontal y galante (+Cumpleaños)
Este lunes 19 de abril soplará hacia las velas que concentran su edad.
VEA / Carlos Batatin
Sobre los periodistas más destacados se cuentan numerosas anécdotas, a menudo contempladas por otros colegas como meras exageraciones, relatos sin base histórica o simples inventos. Sin embargo, todo depende del personaje y de quien haya estado allí para ser fiel testigo.
Diógenes Carrillo, quien este lunes 19 de abril celebra haber llegado al mundo en medio de un ambiente muy especial dado su triunfo sobre el Covid-19, ha sido un notable comunicador social, cuya experiencia lo ha enseñado a repartirse entre el boxeo, la lucha gremial, la política y la locución, al punto que al ser consultado por el periodista Clodovoldo Hernández, en junio de 2016 para elaborar un perfil de la carrera profesional de Muhammad Alí, le respondió que su mejor hazaña no fue en el campo boxístico sino “cuando anunció que no participaría en la invasión gringa a Vietnam, diciendo, palabra más o menos, que no tenía razones para agredir a un país que nada le había hecho y mucho menos en nombre de un gobierno que todos los días violaba los derechos humanos de sus hermanos de raza”.
Movilizador de pueblo
Jefe Civil irreductible
Genitales y garganta
Al conversar con el comunicador social Alcides Castillo, y solicitarle que nos relatara algún episodio compartido con Diógenes, en forma inmediata nos respondió vía Whatsapp: “¡Bueno ahí va uno! A raíz del conflicto surgido entre los trabajadores de El Nuevo País y el dueño, Rafael Poleo, a este último lo interpelan en la Comisión de Asuntos Sociales de la Cámara de Diputados”.
Narró que en la sede del antiguo Congreso Nacional estaban presentes las y los colegas periodistas, “cuando Poleo ve a Diógenes, con el dedo pulgar lo señala y se lo pasa por la garganta en señal que había ganado la pelea, pues el ministro del Trabajo en el segundo gobierno de Rafael Caldera, Juan Nepomuceno Garrido, lo apoyaba. Entonces nuestro camarada se llevó la mano derecha hacia sus geniales con lo cual dio respuesta a un personaje inescrupuloso”.
Sarcasmo jetón
Jimmy López Morillo, comenzó en el periodismo en 1982, con la clara intención de dedicarse a la cobertura de la fuente deportiva. “Uno de mis referentes era Diógenes Carrillo, a quien, si no recuerdo mal, conocí en una visita al diario Meridiano, cuando éste no pertenecía a los De Armas”.
A lo largo de esa época solían toparse y conversar en algunos eventos o ruedas de prensa, “hasta que coincidimos en periódico El Nuevo País a comienzos de los años 90, siendo yo delegado sindical, y compartimos la feroz lucha por el contrato colectivo, que libramos las trabajadoras y los trabajadores de esa empresa, en contra de esa escoria llamada Rafael Poleo y que terminó en el 94 con la quiebra fraudulenta de ese diario, bajo la complicidad del gobierno de Rafael Caldera”.
Después de 19 años, agregó López Morillo, al ser designado como presidente del Fondo Editorial del Ipasme “me llamó para que trabajara con él. De inmediato le pregunté: ¿como qué, cómo periodista?. En seguida ripostó y me dijo: ‘no jetón, cómo va a ser, cómo caletero’. Fue su sarcástica respuesta”.
Tras aceptar la propuesta, Jimmy se sintió a gusto al estar tan cercano a innumerables libros y por las visitas habituales de personajes de todos los calibres, revolucionarios de distintas épocas, incluyendo guerrilleros de los 60 y 70. “Además de unas muy nutritivas tertulias en las que se abordaban todo tipo de temas con Ángel Méndez (Q. E. P. D), Arístides Medina Rubio (Q. E. P. D), Víctor Martínez, Freddy Best, entre otros”.
En el 2014, mientras ambos realizaban un desplegable sobre los medallistas olímpicos venezolanos, “conversamos sobre la injusticia que se cometía con Arlindo Gouveia, a quien no se le incluía entre los ganadores de medallas de oro, junto a «Morochito» Rodríguez y Rubén Limardo, pese a haberse ganado a los mejores del mundo en su división, de que había escalado hasta lo más alto del podio y le habían puesto el Himno Nacional, mientras ondeaba en lo más alto nuestro glorioso pabellón tricolor, aunque en esos Juegos Olímpicos (Barcelona, España, 1992), el taekwondo era deporte de exhibición”.
Ante tales reflexiones, le plantean al presidente del Comité Olímpico Venezolano, Eduardo Álvarez, que intervenga para que se haga justicia. “Se comprometió a solicitar el reconocimiento oficial de ese galardón áureo y del bronce ganado por Adriana Carmona en esa misma disciplina. Efectivamente Álvarez envió una carta al Comité Olímpico Internacional exponiendo el caso y haciendo la solicitud y meses más tarde el COI emitió una resolución dándole carácter oficial a todas las medallas otorgadas en deportes de «exhibición», en un acto de justicia, más de 20 años después”.
Al finalizar su anécdota, expresó que “es un orgullo que con una pequeña iniciativa, Diógenes y yo pusiéramos nuestro granito de arena, para que se dieran esa resolución y esos merecidos reconocimientos a ese par de atletas”.
Entre los galantes
La conocida comunicadora social, articulista y conocedora del acontecer salsero, Lil Rodríguez, al escribir recientemente sobre el personaje que nos ocupa, resaltó como anécdota que “el gremio periodístico cuenta con muchos varones galantes, muchos, pero ganarle a Diógenes Carrillo en eso es como difícil. Con una capacidad de observación fenomenal Diógenes siempre se daba cuenta de que podía gustarnos a sus compañeras de lucha y de profesión y cuando menos se esperaba aparecía con algún obsequio sabiendo que nos gustaría”.
Gracias a los datos publicados por Lil Rodríguez, fueron salieron a flor de piel más anécdotas. Por ejemplo, que es melómano profundo y que además, “literal padrino de la Dimensión Latina junto a César Tovar en 1972, y cofundador de la revista Swing Latino en 1977 junto al inolvidable Ángel Méndez y el tremendo fotógrafo que es Fernando Sánchez”.
Hablando guillao
“El pasado 1 de marzo nos enteramos que el colega Diógenes Carrillo, tenía neumonía y fue trasladado a una clínica en San Bernardino para iniciar su tratamiento. No obstante, nadie manejaba información precisa sobre su estado de salud ni nada parecido”.
Así lo narra para Diario Vea la periodista Alba Rengifo, amiga del conductor de la Lámpara de Diógenes e integrante de la Plataforma de Periodistas y Comunicadores de Venezuela, quien recuerda que ese día “sin querer marqué su número, pero no respondió nadie. Eso me inquietó más porque todo el mundo preguntaba y no teníamos respuestas”.
Pasaron algunos minutos, relató Rengifo, y “de repente sonó mi celular y me imaginé que era su hijo, Diógenes Ernesto. Para mí sorpresa y alegría era el propio Diógenes, quien en voz muy baja y -aunque el médico lo estaba viendo- me comentó: ‘Estoy hablando guillao. Albita necesito que llames a Omaira -la productora de su programa de radio en la emisora YVKE Mundial– para me traiga ropa porque Ernesto salió para hacerse la prueba del Covid-19 y no puede hacer esa diligencia”.
Ante lo descrito, argumenta Alba Rengifo, que “la historia es que como periodista sorteó la situación y no dejó pasar la oportunidad y me llamó para buscar una solución”.
«KO a las Drogas»
En enero de 2004, se codeó con el presidente de la Asociación Mundial de Boxeo, Gilberto Mendoza, al participar en la organización en la décima segunda edición del Festival de Boxeo Latinoamericano AMB “KO a las Drogas».
Seis años después, en diciembre de 2010, en las instalaciones del Estadio Olímpico en la UCV como en el Parque Generalísimo Francisco de Miranda, muchos amantes del boxeo se ponían los guantes y se lanzaban al centro del ring para disputarse la Copa la Lámpara de Diógenes.
El hombre puntual