¡El destape! Los enigmas alrededor del hit 3 mil de Cabrera incluyendo video con Hugo Chávez

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Cada objeto deportivo del pelotero se revalorizó, como el bate que le regaló al Comandante Chávez en 2006. Foto Internet

VEA / Juan Cermeño

Ante 37.566 aficionados en el Comerica Park, sede de Tigres de Detroit, el venezolano Miguel Cabrera conectó su hit 3.000 en Grandes Ligas. Seguramente, muchos de ellos hasta compraron boletos con ubicación estratégica por si el batazo de esa cifra redonda era un jonrón. ¿Se imaginan el valor simbólico y económico que habría tenido la pelota?

No obstante, ese sencillo por el jardín derecho en el primer inning del partido del sábado 23 de abril (misma fecha en que Alejandro Carrasquel se convirtió en el primer venezolano en jugar en Grandes Ligas, en 1939) contra Rockies de Colorado revalorizó todo lo que tenga que ver con el jugador maracayero, quien en 2006 regaló un bate al presidente Hugo Chávez, un apasionado del beisbol durante toda su vida.

“Hay un muchacho venezolano, que tiene apenas 23 años y está dando batazos por todos lados, jonrones, triples, tubeys, línea entre dos”, dijo Chávez antes de anunciar el regalo que le había hecho el pelotero, fue en una actividad del inicio de la campaña para la elección presidencial, en la plaza Ezequiel Zamora de Santa Inés, estado Barinas.

“Miren lo que me mandó Miguelito Cabrera para la campaña. El bate de Cabrera, por si las moscas. Lo voy a cargar enfundado aquí en la espalda, para el diablo. Si el diablo se pone cómico se lo acomodo por las costillas” y leyó la dedicatoria: “Para al presidente Hugo Chávez de Miguel Cabrera, número veinticuatro”, un madero con el que se podía batear hasta la “rabo ‘e cochino”, pues.

Como el hit 3.000 fue un sencillo, la pelota está en poder del jugador. Tampoco faltarán quienes deseen la posesión de los pedazos del madero con el que conectó el 2.999 el miércoles 20 de abril contra Yanquis de Nueva York, un batazo entre tercera y el campocorto tras el que salieron algunas astillas.

Aunque luego del batazo de los tres mil el agasajado fue él, ese imparable por el jardín derecho también puede considerarse como un homenaje a su tío David Torres (fallecido). Fue en su escuela de beisbol que se inició: “Mi tío David me enseñó a batear la bola al right field, eso es lo que me ha mantenido arriba”, ha señalado en ocasiones.

Cuando tomaba turno varios aficionados sostenían una bandera venezolana detrás del home, en los espacios para el público; mientras el maracayero enfrentaba a un compatriota, el pitcher valenciano Antonio Senzatela. Cuatro personas agitaban unas cartulinas, cada una con un dígito de la cifra de hits conectados hasta entonces: 2.999.

 Fue un rodado entre primera y segunda que siguió al jardín derecho. Apenas soltó el bate levantó la mano derecha apuntando con el dedo índice, mientras corría hacia la inicial y todos en el estadio se ponían de pie. Ya en las tribunas su madre, quien el miércoles había mostrado un gesto de desagrado cuando en el octavo inning contra Yanquis de Nueva York le dieron boleto intencional,  esposa e hijos celebraban con abrazos.

El coach de la inicial Gary Jones, quien constantemente presenta un palillo en su boca, lo que hace recordar a Manuel González (fallecido coach de Leones del Caracas), fue el primero en felicitarlo y siguió el campocorto de los Rockies, el cubano José Iglesias, su compañero de equipo en los Tigres hasta 2018, fue un abrazo efusivo y sincero, parecido al de la saltadora de triple Yulimar Rojas y la española Ana Peleteiro cuando la venezolana ganó medalla de oro con récord mundial y olímpico en los Juegos de Tokio, para luego Iglesias entregarle la pelota del hit.

Posteriormente uno por uno acudieron al encuentro sus compañeros de equipo, imágenes que mostraba la pantalla gigante del estadio. Ya sonaban los fuegos artificiales, agitaban algunas banderas venezolanas en las tribunas y podía leerse en pequeñas pancartas: “Te amamos Miggy”.

Corrió hacia el home al encuentro con su madre, esposa e hijos y, como él lo había solicitado, se escuchó Alma Llanera en la versión de Simón Díaz. Mostró la pelota y la lanzó suavemente a alguien mientras regresaba a la inicial para que continuara el partido.

Quienes portaban el 2.999 en cartulinas habían sustituido la cifra por 3.000 y en otros lugares del estadio aparecía esa cantidad junto al 502, los cuadrangulares que ha conectado. Un poco más abajo, en una pared del estadio se leía “23 Horton”, el número de Willie Horton que retiró Tigres de Detroit. Por logros y secuencia el próximo será el 24 de Cabrera.

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