Alfredo Carquez Saavedra

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Los efectos negativos que produce el riesgoso acto de tomarse una foto con Lilian eran, hasta hace poco tiempo, asunto de chistes, memes y GIF en el mundo virtual de las redes sociales. Sin embargo, tras la catastrófica derrota de la señora Keiko Fujimori el caso ha pasado a ser tema de suma preocupación, angustia, interés y estudio, entre los distinguidos y sabios integrantes de tanques de pensamiento de la derecha occidental.

Cuando comenzó a notarse que todo foteado con la susodicha (presidentes, primeros ministros, candidatos, parlamentarios y demás) caía cual piedra de dominó se pensaba que el “efecto Lilita” era mera casualidad. Luego se trató el problema como una continuada e inevitable secuencia de mala suerte, es decir, de eso que en Venezuela se define como pava y que, en este caso en particular, y por respeto a la igualdad de género, a su portadora se le calificaría como pavosa.

Pero no. Ahora resulta que los especialistas en guerra de séptima generación de Estados Unidos y sus colonias europeas han dado en el clavo: ¡Lilian es el arma secreta chavista!, esto explica esa larga lista de presidentes y políticos que, por caer en la tentación de las luces y las cámaras han terminado cuesta abajo en sus rodadas, en barranco infinito.

Y para ilustrar este fenómeno, digno de ser comentado en Nuestro Insólito Universo, los estudiosos del primer mundo escudriñaron en el comportamiento de una pequeña muestra que terminó por confirmar su recurrencia como elemento fundamental para convertirse en la ley del “efecto Lilita”. Algunos de los casos puestos bajo la lupa tuvieron como conejillos de Indias al mismísimo Donald Trump y sus pequeños secuaces latinoamericanos: Macri, Piñera, Uribe, Duque, Cartes y Temer.

No obstante ha sido en el Perú donde, quizás por efectos de la altura, se ha mostrado más agresiva esta rareza sociopolítica, originada como consecuencia de algo que parecía tan inofensivo como un flash. Solamente en el antiguo virreinato cayeron en fila Toledo, García, Kuczynski, Vizcarra y Fujimori, luego de fotografiarse con Lilita: el arma secreta chavista.

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