En Caracas el orden en calles y avenidas tiene aroma y carácter de mujer

VEA / Carlos Batatin

Todos los días, desde bien temprano, 150 mujeres mostrando con orgullo uniforme nuevo y de color azul, recorren las principales calles y avenidas caraqueñas para poner orden cuando alguien se «come» la luz y también, en el mejor tono femenino, sugieren a los motorizados que se quiten el casco del codo y lo usen en su respectivo lugar.

Se trata de las integrantes de la Brigada Femenina Motorizada, adscrita a la Policía Nacional Bolivariana, la cual está conformada por 306 damas, divididas en dos grupos semanales de 150, y seis supervisoras, quienes tienen todos los conocimientos para atender cualquier contingencia que pudiera presentarse en algunas de las arterias viales de la ciudad capital.

La primera vez que encendieron sus motos para recorrer las avenidas Bolívar, México, Universidad, Baralt, Lecuna y Casanova, además de Las Mercedes y Chacao, entre otras, fue el 8 de abril, en las inmediaciones de la plaza Diego Ibarra, durante el gran despliegue del Plan Nacional Semana Santa Segura 2022. Desde ese día permanecen vigilantes para orientar y auxiliar a los conductores de la Gran Caracas.

Este viernes en plena avenida Bolívar, a la salida de los túneles, un conductor y su carro cayeron en un alcantarillado sin tapa. De inmediato, dos de esas funcionarias se aproximaron al chofer y lo convencieron que retrocediendo y empujando el vehículo saldría del atolladero. Así fue: ambas y algunos voluntarios ayudaron a superar el incidente.

De acuerdo con las declaraciones de una de ellas, con el rango de oficial jefa,  en cuestiones de tránsito las mujeres son más delicadas al dialogar con algún infractor, «porque al momento de dar una explicación, porque somos motorizadas femeninas, los hombres tienden a ser más razonables y se expresan como verdaderos caballeros y mantienen una conducta amistosa».

«Nosotras, por ejemplo, al abordar a algún motorizado que no lleva puesto el casco, nos les acercamos y con tono amable, le pedimos que se lo coloque y siempre funciona. Rara vez no cumplen la sugerencia, la cual  nosotras como responsables de su seguridad y las de otros ciudadanos, estamos obligadas hacer cumplir», argumentó.

Cada una de esas 306 mujeres uniformadas, con la mascarilla puesta, portando su chaleco, arma de reglamento, botas, libreta y el respectivo silbato, deben estar listas y activas un poco antes de la 7:00 de la mañana en su comando ubicado en la parroquia El Valle.

Inician su jornada desde que despierta el sol hasta que desaparece. Por medidas de seguridad siempre andan en pareja y ante cualquier hecho que sobrepase su accionar reciben el apoyo inmediato de sus compañeros de la Policía Nacional Bolivariana, «porque ante cualquier novedad nos comunicamos por el portátil».

Las 306 están divididas en dos grupos de 150, más las seis supervisoras. Es decir, laboran utilizando el método 7×7, porque mientras unas descansan toda una semana  en sus casas, las otras recorren la ciudad.

De igual forma las 150 féminas que recorren las calles se dividen en equipos de entre 5 a 10 motorizadas, cuyo número de integrantes dependerá cuán compleja sea la zona que le fue asignada. «Por ejemplo,  si nos mandan para la avenida Baralt, necesariamente el personal debe ser mucho mayor, por las mismas condiciones de la vialidad».

Nos explica que «por una parte es muy bueno tener toda una semana libre para atender a los hijos, las cosas de la casa o para cumplir con algunas obligaciones. Sin embargo, a veces se hace rudo».

No todas están residenciadas en Caracas. «Unas viven en Maracay, Valencia, en el estado Portuguesa o en Lara, pero todas cumplimos a cabalidad las tareas diarias y muy bien, por cierto». También tienen la opción de pernoctar en el comando.

Todas han sido formadas durante un año en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES), y son expertas en el manejo de motos, levantamiento de accidentes viales, primeros auxilios, experticias en vehículos, entre otros  procedimientos.