Pedro Estacio

Existen analistas que se venden como grandes expertos, aunque no lo sean, pero se cuidan muy bien al emitir sus opiniones. Realmente, hay que decirlo, hablan parejo, por decir bastante, como si estuvieran narrando una pelea de boxeo o una carrera de caballos.

Esos expertos, aunque no lo sean, ponen ejemplos pero se cuidan bastante bien en no citar los nombres de aquellas personas que formen parte del comentario que hablan. Por supuesto, no es que callen todo. Nada que ver. Hablan con tranquilidad de cosas como continentes, naciones, fechas de acontecimientos efectuados como la guerra del opio de los ingleses en China y contra sus habitantes, la venganza de estos, no comprobada pero es venganza al fin para quien opina y un sinfín de hechos sucedidos.

Resulta que esos analistas, expertos, muy consultados por los medios de comunicación social hoy día, modo muy simpático con el que esos medios (televisión, impresos, radio y webs), se quitan las responsabilidades, han orientado sus discursos hacia lo que denominan populismo.

Nada que ver con el comunismo, eso no asusta a nadie. No se le puede seguir diciendo a los ciudadanos que los comunistas comen niños o que les van a quitar los hijos, como estuvieron inundando los medios y las calles cuando vieron que Hugo Chávez podía resultar el vencedor de las elecciones hace años.

No es que ellos sea unos genios, ¡Dios me guarde decirlo! De lo que se trata es de lo que algunos denominan por allí la seguidera, valga decir, continuar la línea que ha sido decidida mucho antes, solo que no lo habían captado muy bien. Cuando en Estados Unidos se dieron cuenta de que había un líder con mucha fuerza y se apreciaba como imparable, como en efecto lo fue Hugo Chávez y lo sigue siendo, pues la derecha de ese país, que no es otra cosa que sus corporaciones que controlan a los dos partidos por igual, solo que la diferencia entre ellos estriba en que unos ahorcan con mucho ruido y otros son más silenciosos, comenzaron a cambiar su modalidad.

En ese tiempo pasado no hubo que no dijeran contra Chávez, la llegada del comunismo, las cabezas fritas de sus opositores y todo aquello utilizado contra Cuba, por el trabajo de los expertos estadounidenses de la guerra sucia (lean el libro de Manuel Mariña Imperialismo, petróleo y profecías) junto a los aprendices de expertos locales de la derecha venezolana, radicados hoy muchos de ellos en La Florida y Colombia.

Ahora bien, como toda esa perorata ya no mete miedo a nadie, porque está basada en la mentira, en hechos irreales, ahora los expertos apelan a lo que se viene manejando desde hace cierto tiempo, pero que no le veían bien su uso, es decir, el populismo, que cobró fuerza en contra de la revolución bolivariana pero cayó al vacío y al parecer solo quedó en algunas mentes muy viejas. Sin embargo, algunos lo están rescatando solo que varían como hacerlo. Ese populismo agarró fuerza cuando lo emplearon contra los chilenos, también en Bolivia, pero también se ha caído y lo han vuelto a agarrar en estos momentos en que se mueven las cosas entre la Fujimori y el maestro Castillo y esos expertos han estado vendiendo el miedo al populismo, a la plebe, mientras en el viejo y derechizado continente europeo lo manejan con la variante denominada migrantes, que al fin y al cabo son pueblos, pero son la plebe para los blancos.

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