VEA / Carlos Batatin

Este martes, a los 81 años de edad, en la ciudad de Roma, Italia, se informó sobre el  fallecimiento del cardenal George Pell, quien ocupó el tercer cargo más importante del Vaticano y que además pasó más de 12 meses  en prisión por haber incurrido presuntamente  en abusos sexuales a menores.

Los detalles fueron dados a conocer por la agencia de noticia australiana ABC y reseñados en el portal www.actualidad.rt.com, mediante el cual especifican que Pell, luego de haber sido acusado por el citado delito, fue absuelto.

De acuerdo con el sucesor del desaparecido cardenal, Peter Comensoli, el religioso murió después de una cirugía de cadera a causa de complicaciones cardíacas mortales. Nació en la ciudad de Ballarat (estado de Victoria) el 8 de junio de 1941.

Explicó que “el cardenal Pell era un líder eclesiástico muy significativo e influyente, tanto en Australia como a nivel internacional, profundamente comprometido con el discipulado cristiano”.

Por su parte, el gobierno australiano se comprometió a través de su  primer ministro, Anthony Albanese, que haría lo trámites necesarios para repatriar sus restos, que «él había viajado a Roma para asistir al funeral del papa Benedicto XVI la semana pasada”.

Parte de su historial

La Policía australiana presentó una acusación el 29 junio de 2017 por pederastia en el tribunal, contra el cardenal. Pell pidió ese mismo día una excedencia en el Vaticano para demostrar su “inocencia”.

El también extesorero del Vaticano, en marzo de 2019, había sido condenado a 6 años de cárcel por delitos sexuales contra menores. En esa oportunidad  fue declarado responsable  de abusar sexualmente de dos monaguillos de 16 años de edad, cuando era arzobispo de Melbourne, entre diciembre de 1996 y principios de 1997. El tribunal dictaminó que tendría que cumplir un mínimo de 3 años y 8 meses de prisión, antes de que se considerara la posibilidad de darle la libertad condicional, reseñó el portal.

Posteriormente, en abril de 2020, el Tribunal Supremo de Australia (TSA) revocó la medida contra el cardenal, quien negó siempre todas las acusaciones, “lo que le permitió salir de la cárcel de inmediato”. No obstante, durante el juicio “se determinó que el jurado debería haber tenido una duda sobre su culpabilidad”. Así, los siete jueces de esa Corte ordenaron la anulación de su condena y, en su lugar, dictaron un veredicto de absolución.

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