VEA / Ildegar Gil

Leonor Navarro es cocinera de la Patria, en la Unidad Educativa Nacional Vicente Emilio Sojo, ubicada en la parroquia La Vega, al oeste de Caracas. Allí labora desde hace tres (3) años, lapso durante el cual ha  aprendido a sortear la enorme tronera que reina en el pavimento del espacio en el que prepara alimentos para más de 400 niños, niñas y docentes.

Ignora, como sus otras dos (2) compañeras (Nancy Pineda y Matzury Orozco), la razón que originó la aparición del hueco, pero conoce (como ellas), las maniobras a poner en práctica para no caer en su profundidad, resultar físicamente lesionada y, en el peor de los casos, interrumpir la elaboración del menú diario. Una mesa colocada sobre el cráter ha ayudado a paliar, transitoriamente, la incomodidad.  

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Freddy y Esmeralda Díaz, también desconocen el origen de la situación. En visita a Diario VEA compartieron la hipótesis según la cual, “dicen que fueron unos trabajos que se quedaron así”. Sea como sea, es uno de los motivos que los hizo contactar a este medio y desde acá telefonear a Leonor. La intención, como señalaron, es reforzar públicamente las diligencias que -aguas abajo-, han gestionado ante algunas autoridades.

Freddy es vocero principal de la Mesa Técnica de Energía y Gas del sector Los Cangilones.  Se define como trabajador social “por vocación”. Esmeralda, su hermana, es madre de un alumno del plantel. Además de la filiación genética que les es propia, también los une la capacidad de reconocer las cualidades del antiguo centro escolar de la popular barriada. Con satisfacción, se refieren –entre otros aspectos–, a la mística que impregna a quienes de una u otra forma se relacionan con el accionar diario en cada una de las 16 aulas y las oficinas del colegio fundado en el año 1974, según reza un documento consignado en esta Redacción. Cada quien prosigue con sus actividades, no obstante las dificultades.

El deterioro de la estructura con nombre del famoso músico venezolano –manifiestan–, es notable. Aseveran que las filtraciones hacen presencia apenas la lluvia se asoma. Impermeabilizar, indican, es perentorio. Ello contribuiría, asimismo, a mantener en el tiempo la durabilidad de la pintura y el friso.

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Los baños, por razones obvias, ameritan un trato particular, empezando por el suministro de agua a través de las tuberías, en lugar de pipotes y tobos. Las canchas reclaman ser evaluadas a la brevedad posible.

El oficio entregado en Diario VEA, firmado por la directora Emilidys Cocho, avalado por 203 padres, madres, representantes y docentes, que refleja el sello de la Zona Educativa especifica que a la cocina (sí, la del hueco), hay que habilitar conductos de agua potable y aguas servidas; deben repararse los brotes de agua limpia, ubicados en tuberías externas “…ubicada en la pared lateral de la institución…; atender “…la perforación del piso…” en el estacionamiento, nacida a raíz de unos trabajos aplicados por Hidrocapital, que desde entonces obstruyen el paso “…de los niños, personal docente y transporte de los alimentos a la institución…”; revisar exhaustivamente el sistema eléctrico “…ya que últimamente han ocurrido varios cortocircuitos quedando varias áreas sin el servicio de la luz”, sumando también la necesidad de revisar “…el tablero de electricidad, ubicado en el cuarto del hidroneumático”.

Son optimistas en que la respuesta oficial llegue muy pronto y, en esta ocasión, surta efectos de mayor impacto a la alegría que en una oportunidad brindó la presencia de las Brigadas Comunales Militares para la Educación y la Salud (Bricomiles).

 

 

 

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