VEA/ Irving Guanipa Ojeda

Con la pérdida de Garly Sojo no solo el baloncesto deja de contar con una pieza fundamental a niveles de selecciones nacionales y de equipos en la Superliga Profesional de Baloncesto, el deporte venezolano pierde un joven de incomparable talento dentro y fuera de la cancha porque era un ejemplo a seguir, con una caballerosidad y disciplina inagotable. 

A sus escasos 24 años de edad este aciago viernes 22 de diciembre 2023 dejó de existir el joven alero que ya despuntaba desde sus primeros pasos en cancha como una figura emergente de incalculable valor por su inmenso desempeño a la hora de salir a jugar, de la misma forma que se movía para anotar, lo hacía para defender. Su fallecimiento se debió a una fuerte convulsión que no pudo superar, ya que se encontraba solo en su residencia en Caricuao.

Muchos son los recuerdos que vienen a nuestra mente cuando alguien se va de este plano repentinamente.

«Mira Irving, contamos con un muchacho que vas a ver que con el paso del tiempo se va a perder de vista. Es muy bueno, juego tan bien adentro en la zona de la pintura como en el perímetro, realmente lo tiene todo para triunfar», nos aseguró Giselle Rondón cuando estaba encargada de la prensa del equipo Cocodrilos de Caracas, de ese gran jugador que hoy nos deja y ya había sido bautizado como «La Perla».

Jamás olvidaré aquella tajante afirmación porque nuestra «apreciada ahijada» tuvo todas las razones del mundo para lo que lograría demostrar el talentoso y ya inolvidable Garly Sojo porque con el paso del tiempo los resultados no hacían sino asombrarnos. 

Su firme transitar en cancha con Cocodrilos de Caracas, en la la desaparecida Liga Profesional de Baloncesto (LPB), sirvió para proyectarlo hacia los buscadores de talento y muy especialmente para los integrantes del cuerpo técnico de la Selección Nacional Absoluta de Baloncesto que dirigía el exseleccionador nacional Fernando Duró quien decidió convocarlo para su primera incursión en el combinado a su cargo en 2020, a sus 20 años, y el de Caricuao, cuna de buenos jugadores de la disciplina, demostró en su primer módulo de trabajo que estaba hecho para aceptar el reto con el Equipo Blanco y un año después ya había escalado hasta la de Mayores, donde intervienen los mejores del baloncesto venezolano del momento.

En cada incursión dentro y fuera del país, en las más exigentes competencias internacionales a las que acudió para defender el tricolor nacional dejó su clase de gran calidad en todos los aspectos del juego. Ya se había convertido en uno de los jugadores con un puesto en el quinteto abridor, porque así lo decidían Fernando Duró y más recientemente Daniel Seoane, actual seleccionador nacional, con quien estuvo en los Juegos Panamericanos Santiago 2023 y apenas hace pocas semanas en la Liga de Campeones de Baloncesto de las Américas (BCLA por sus siglas en inglés). 

Sus pasos en cancha lo habían hecho un jugador necesario, tanto a la ofensiva, porque tenía buen disparo de larga, corta y mediana distancia, además de poseer buenos recursos para recuperar la esférica, conceder un «tapón» o despojar del balón a cualquier rival. Su futuro era impredecible, de alta envergadura. En la última temporada en el baloncesto venezolano la cumplió como capitán del equipo Broncos de Caracas y dejó constancia al convertirse en figura emblemática del conjunto presidido por otro inmortal del juego Víctor David Díaz. 

Rescatamos la afirmación que nos hiciera ese gran periodista de nuestro amado baloncesto, Williams Brito, «hermano, en honor a la verdad no había visto otro jugador con tanto talento como Garly, desde Oscar Torres, nuestro segundo jugador en la NBA».

Hoy nos ha dejado un gran jugador de inmenso futuro en la actividad que abrigó como profesión y en la que muchos lo daban como la mayor figura en cancha de los tiempos actuales; con toda seguridad será recibido en el cielo por hombres del juego en cancha, como directivos, entrenadores, árbitros y otras funciones, tales como Leonardo Rodríguez «El Señor Baloncesto», Luis «Hueso» Navarro, Thelmo Romero, Armando Palacios, así como los periodistas Peggi Quintero Díaz «La Dama del Baloncesto», Rubén Rojas Jackson, Rafael Ruggieri, como los árbitros José Luis Puertas y Elías «Cuqui» Ochoa, además de los también inolvidables Pedro «Camagüey» Espinoza, Amílcar «Kiko» Gómez, Doña Adelaida de Gómez y José Obaldo.  

Solo nos queda decir Gracias Garly por tu paso por las canchas del país, de México, Argentina y donde tuviste la oportunidad de mostrar tu incomparable juego porque los diste todo por tu equipo y la camiseta nacional. Quedarás en la memoria de todos los que tuvieron la oportunidad de verte jugar y aunque te fuiste tan pronto, cuando menos los esperábamos, hiciste historia y dejas un legado para la eternidad. Vuela alto.  

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