Giomar Cedeño, ingenioso popular: Todo se puede reparar

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Aunque no cursó ninguna carrera universitaria aseora a futuros profesionales a través de la reingeniería. Foto: Cortesía.

VEA / Carlos A. Batatin

Es oriundo de la población de Quiriquire, en el estado Monagas. Sin embargo, lleva años  residenciado en la ciudad de Valencia, en Carabobo. Se autodefine como ingenioso popular y pese a que no es ingeniero, Giomar Cermeño se declara experto en la reingeniería e inventor dentro de las áreas de  metalúrgica, electricidad, electrónica y  metalmecánica.

Relata que ha apoyado a Fundacite-Carabobo y al Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y Tecnología. “He hecho infinidades de prototipos en acero inoxidable, pero me inclino más por la mecanización de piezas”.

Al ofrecer sus declaraciones para este medio,  Cermeño explica que cariñosamente todos le dicen El Flaco, quien con su propia iniciativa, manos y financiamiento de su bolsillo, ha fabricado moldes, destiladores para agua, “porque todos debemos ser productivos e innovadores y dar lo mejor para que Venezuela salga adelante”.

Al referirse a los destiladores de agua, admite que es parte de un proceso de cierta complejidad. No obstante, “tener ese toque de ingenio popular, me ha permitido separar sus moléculas de otros elementos que se encuentran diluidos en ella, y través de un entramado de vaporización, es llevada de nuevo a un estado líquido a través de un condensador y queda purificada”. Sobre este tema también argumentó tener “tres tipos de destiladores: Uno vertical, otro horizontal y el último que llamo ecológico”.

Maleta didáctica

Durante su permanencia en la sala de redacción de Diario VEA, Cermeño narra que conoce a toda Venezuela y que siempre su compañera de viajes es “mi maleta didáctica”, en cuyo interior se encuentran todos los componentes analógicos (contador, reversible, entre otros) para uso de instrumentación, electricidad y electrónica.

Especificó que esencialmente la usa para que las personas aprendan todo lo relacionado con electrónica analógica y digital. “También con ella los interesados pueden aprender electricidad, por ser una herramienta pedagógica necesaria, ya que la mayoría de nuestras academias tienen una formación deficiente, basada mayormente en clases informáticas, pero con poca praxis directa”.

Reitera que “yo recorrí toda Venezuela, pasando por diversas empresas, fábricas, industrias, porque es en nuestro país  donde se debe apostar y darlo todo”.

Cada mañana se despierta con la idea y anhelo de convertir su propio taller-laboratorio en una escuela, “para enseñar y compartir con los futuros ingenieros  que constantemente me visitan con la intención de que los asesore en sus respectivos proyectos”. Igualmente agrega que definitivamente hay que ir detrás y alcanzar la excelencia, «de otro modo nada se va a lograr de lo que se pretende».

Durante la entrevista contó que en la época de estudiante solo logró obtener el tercer año de bachillerato. Al entrar en el campo laboral se cansó de ser empleado y decidió independizarse y tener su propio negocio. «Arranqué y le puse al taller el nombre de Scan-Lab. «Allí buscamos solucionar cualquier desperfecto o enredo imposible de solventar en materia de equipos de laboratorio, manómetros, calibradores, maquinarias pesadas diesel, jumbos, payloader, entre otros, y todos los aparatos domésticos.

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