Alberto Vargas

@albertovargas30

«No hay peor ciego que el que no quiere ver”, reza el adagio popular. Hay gente que se empeña en no querer ver la verdad, ya sea porque le da miedo, porque no le gusta, o porque simplemente está mejor creyendo sus propias mentiras.

El estudio de la historia trae consigo su memoria, el acontecer desde la época más pretérita; nos brinda conciencia, nos permite situarnos con una visión integradora y contextualizada en el conocimiento de la humanidad.

Desde esa perspectiva Nuestra América debe unirse en la búsqueda de producir conocimiento científico articulado en las luchas populares de los pueblos, los humildes, los campesinos, pescadores, cultores, obreras y obreros, y tantas otras capas sociales excluidas en un nuevo mundo emergente que debe desarrollarse al margen de los patrones del neoliberalismo europeo o norteamericano, anteponiendo nuestra experiencia milenaria de organización social, ante las pretensiones exclusivistas y racistas ocultas en los disonantes y manipuladores ideales del Iluminismo, de su noción ideológica del progreso capitalista, que nosotros buscamos anular y al mismo tiempo destruir.

Las implicaciones estratégicas de estos comentarios -sobre todo por la criminalidad de EEUU- son pertinentes al considerarse con el derecho de tener acceso a los recursos naturales nuestros; esto es, al reservorio de agua, energía, biodiversidad, recursos forestales, etc.

Poseemos tierras para la producción de todos los alimentos que se requieran, no solo para la región latinoamericana y caribeña, sino también para el mundo en su conjunto, y todas las fuentes primarias de energía.

Como dato importante que lo certifica la historia, tenemos mujeres y hombres que han ofrendado su vida por la Patria Grande, pueblos combatientes que han demostrado fehacientemente cuán inmensa es nuestra gente cuando se coloca frente a los ingentes retos que reclama esa Patria Grande; he ahí Nuestra América.

Luego, EEUU, al sopesar nuestras inconmensurables riquezas y relacionarlas con la de ellos, que ya son concluyentes, ha adoptado como doctrina en su geopolítica el hacerse de estos bienes como un asunto de “seguridad nacional”.

Esta es la razón de los movimientos militares crecientes en dirección a las fuentes de minerales, energéticas y el agua, así como el injerencismo y la coyunda con gobiernos títeres para aupar golpes de Estado en pueblos progresistas como Cuba, Nicaragua, Bolivia, Venezuela, entre otros, en los que han logrado un mediano éxito como en el caso de Brasil.

Somos una sola Patria Grande por nuestro origen histórico, nuestra cultura, nuestras creencias, nuestra lengua y hasta por los problemas y amenazas comunes que enfrentamos, y somos además un territorio de paz. Basta de hacernos oídos sordos ante las dificultades. ¡Nosotros venceremos!

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