Vladimir Castillo Soto

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En su esfuerzo, violento y desesperado, por mantener la unipolaridad, los Estados Unidos de Norteamérica (EEUU) tiene varios frentes abiertos. El de la guerra es el más evidente y peligroso, pues como sabemos tiene al mundo ardiendo en varios sitios: Ucrania y Asia occidental (Palestina, Yemen, Líbano, Irak, Siria) son los más visibles, pero no los únicos. También está su intromisión en el asunto de China con su provincia irredenta de Taiwán, su acoso permanente a la República Islámica de Irán, a la República Popular Democrática de Corea; su apoyo y estímulo a las guerras internas y secesionistas en África, así como su intromisión y abuso histórico en la América Latina y el Caribe (ALC). Sus más de 800 bases militares, diseminadas por todo el mundo, y sus agresivas y prepotentes alianzas, como la OTAN, QUAD, AUKUS, son el corolario de su militarismo desenfrenado e irracional, con el cual pretende someter a cualquiera que no se doblegue a su pretensión de amo único del planeta.

Complementando lo anterior, tenemos otros tipos de mecanismos políticos y económicos, no por ello menos perversos que los de la fuerza bruta. En ALC, han aplicado la bicentenaria Doctrina Monroe, aquella de “América para los americanos” de manera continua y sin ninguna vergüenza, integrándola al Sistema Interamericano. Lo cual unido al permanente trabajo de domesticación con organizaciones multilaterales como la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Monetario Internacional y organizaciones no gubernamentales de todo tipo, financiadas por los gobierno, instituciones, empresas y empresarios de EEUU y Europa, conforman un cuadro completo, con el fin último de imponer su hegemonía en todos los ámbitos de la vida de Nuestra América y, a su vez buscando contener y perturbar la influencia positiva y creciente de China en la región y en el mundo.

EEUU, en su política hacia ALC, hizo aprobar en la OEA la Resolución AG/RES 3004 del año 2023, denominada “Reforzamiento de la democracia”, en la cual se exige a los miembros de la organización seguir las “guias en materia de procesos electorales, y que en este marco continúe considerando los estándares internacionales y mejores prácticas existentes, incluyendo las contribuciones propias de los Estados Miembros y de sus órganos y autoridades electorales”. También indican “… actualizar el “Manual para las Misiones de Observación Electoral de la OEA”, considerando la valiosa experiencia y las buenas prácticas de las autoridades electorales de los Estados Miembros…”, con el fin de incrementar su influencia y uniformizar las democracias de la región, para evitar desviaciones como las de Bolivia y el demonizado “eje del mal”, conformado por Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Desde las embajadas de EEUU en ALC, vienen promoviendo la creación de un órgano legislativo común, tomando como base la estructura actual de ParlAmericas, que tiene su sede en Ottawa, Canadá, y que ya reúne a 35 órganos legislativos del continente. Dicho formato permitirá a Washington armonizar bajo sus estándares la base legislativa de los países de la región, profundizando su neocolonialismo, lo que le permitirá controlar todas las propuestas legislativas en ALC, asegurándose un sistema jurídico proclive a sus intereses y hecho a la medida para legitimar las sanciones de todo tipo, en contra de los gobiernos “indeseables” de la región.

Los patrocinadores actuales de ParlAmericas, según su página web son, entre otros, el National Democratic Institute, la Open Society de G. Soros, Transparency International, BID y la Cámara de Comercio de los EEUU (American Trade Chamber) que son todas organizaciones que defienden y difunden los más puros valores e intereses de los americanos, en el estricto sentido monroísta del término.

A su vez, el Departamento de Estado de EEUU promueve la idea de unir a los diputados nacionales de ParlAmericas con los representantes de las organizaciones parlamentarias regionales, como Parlamento Latinoamericano y Caribeño, Parlamento Andino, Parlamento Centroamericano y otros, e incluso van más allá, pretendiendo incorporar a los embajadores nacionales ante la OEA, es decir, el manejo absoluto del sistema legislativo del continente.

También pretenden desde este espacio, controlar las cuestiones relativas a la seguridad común, entre ellas el control de armamentos, el terrorismo, la buena gobernanza, la seguridad energética, la trata de personas, la democratización, la libertad de los medios de comunicación, las minorías nacionales y los movimientos migratorios.

En esta renovación de ParlAmericas, plantean realizar las sesiones plenarias en Washington, donde podrán coordinar más cómodamente con el resto del Sistema Interamericano y se les hace más fácil corromper y cooptar a los legisladores, embajadores y funcionarios convocados, además de tener la posibilidad de abusar de su derecho a dar los visados a las delegaciones oficiales en función de sus objetivos.

Todo gobierno, parlamento y tribunal digno de ALC, debe oponerse a estos planes neocoloniales que agreden directamente la soberanía e independencia de nuestros países. Lamentablemente, muchos gobernantes dan prioridad a sus intereses personales por sobre los intereses de sus pueblos y naciones, y la mayoría de los gobiernos de la región son débiles y dóciles ante las presiones del imperialismo norteamericano. Sin embargo la multipolaridad se va abriendo camino en el mundo y el proyecto bolivariano y morazanista hace lo suyo en nuestra Abya Yala, y más temprano que tarde derrotará las pretensiones imperialistas de mantenernos colonizados y de los apátridas y traidores que nos venden por doce monedas.

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