Néstor Rivero Pérez

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El 31 de marzo de 1727 murió en Londres (Reino Unido) Isaac Newton, físico, matemático, astrónomo e inventor y principal figura de la Revolución Científica de los siglos XVII y XVIII, entre cuyas contribuciones al saber universal destacan la gravitación universal, el perfeccionamiento de los lentes y el telescopio, así como el desarrollo del cálculo diferencial. En las encuestas que se realizan entre expertos usualmente se tiende a colocar a Newton como el más grande científico de todos los tiempos.

En hombros de gigantes

En una oportunidad y ante la pregunta de a quién podía considerarse el más grande científico de la historia, el divulgador científico Isaac Azimov respondió “¿Quién es el más grande? no hay problema alguno…la mayoría de los historiadores de la ciencia no dudarían en afirmar que Isaac Newton fue el talento científico más grande que jamás haya visto el mundo (…) como científico no tenía igual” (https://hipertextual.com).

Gravitación universal

El enunciado de Newton respecto a que una masa (M1) “ejerce una fuerza de atracción sobre otra de masa M2, que es directamente proporcional al producto de las dos masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa” (https://www.sea-astronomia.es). Así, la mutua atracción entre las masas de gran tamaño, que configuran el sistema solar, planetas, satélites y otros junto al astro-rey, explican la posición que cada uno mantiene respecto a los otros.

Cálculo diferencial

En la web de la Universidad Galileo se define el cálculo en términos accesibles a cualquier lego de mediana erudición, como la “acción de hacer las operaciones matemáticas necesarias para averiguar el resultado, el valor o la medida de algo, en expresión numérica”. (https://www.galileo.edu). Y ya en el siglo V de la era cristiana Aryabhata, célebre matemático de India implementó “Técnicas de cálculo estándares”. Otros colegas suyos contribuyeron a la configuración de la regla aritmética de cálculo, de acuerdo a la cual “la suma de dos términos equidistantes de los extremos es constante” (Wikipedia).

Así la operación que adiciona el primero y el último término da como resultado la del segundo y el penúltimo en cualquier progresión aritmética. Y fue uno de los profesores del joven Newton, Isaac Barrow, quien tuvo en sus manos por primera vez el manuscrito en el cual su discípulo ahondó en el tema. Y al mismo tiempo que Leonard Euler se adentraba en la materia, aunque de modo independiente, Newton arribó a sus propias conclusiones sobre cálculo diferencial, estableciendo la noción según la cual “nada en el universo es estático, por ejemplo, el mismo planeta Tierra está en constante movimiento” (https://www.galileo.edu).

Herencia newtoniana

Y si todo está en permanente desplazamiento, dicho movimiento continuo se convierte en instrumento para el estudio de los cambios en el universo” (Ibídem). Y en cuanto a cálculo diferencial, esta sub-rama matemática al emplear como su herramienta la “derivada” hace posible “el estudio de las tasas de cambio instantáneas o bien, geométricamente, a determinar la pendiente de la recta tangente a una curva en un punto dado”. Y la derivada se concibe como “el límite máximo de la relación entre el incremento de valor de una función y el incremento de la variable independiente cuando esta tiende a cero” (https://dle.rae.es).

Dos apreciaciones se han debatido respecto al legado de Newton en el campo matemático, una la de que sus discípulos británicos se mantuvieron como “prisioneros de una geometría sintética atrasada” (http://www.scielo.org.co), al tiempo que el alemán Leonard Euler, D’Alembert y Joseph L. Lagrande lograron avances propios mediante su desarrollo del cálculo analítico; y dos, la que sostiene que la herencia newtoniana en materia de cálculo prohijó “un enfoque algorítmico…consonante con el gusto continental por el análisis” (Ibídem).

Sinóptico

 1816

Los pertrechos de Petión

Este día zarpó la Expedición de Los Cayos (Haití), mediante la cual el Libertador Simón Bolívar, con apoyo del presidente Alexandre Petión habría de retornar a Venezuela cargado de pertrechos, recalando en la isla de Margarita.

Así la escuadrilla toca en la posesión holandesa de Saba, cerca de San Thomas, donde permanece varios días en procura de avituallamiento.

Se encaminará luego a San Bartolomé. Y tras vencer en combate naval frente al islote de Los Frailes a una flotilla realista, liberando de naves enemigas las aguas que rodean a Margarita, para llegar a Juangriego el 3 de mayo.

Si bien en lo personal para el Libertador, la Primera Expedición de Los Cayos tuvo resultados tácticamente desfavorables por el peligro de haber caído prisionero de los españoles en Ocumare en julio de 1816, en lo estratégico dio inicio a una nueva etapa con la marcha de “los 600” desembarcados en Ocumare a la orden de Gregorio McGregor y quienes se unirían al General Manuel Piar, para vencer el 9 de enero siguiente en la Batalla de Clarines.

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