Néstor Rivero Pérez

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El 28 de febrero de 1761 nació en La Guaira José María España, quien al lado de Manuel Gual organizará la conspiración de mayor resonancia de la Venezuela colonial, con ramificaciones en sectores ilustrados del mantuanaje caraqueño y litoralense, pardos y esclavos. España y Gual, al lado de José Leonardo Chirino configuran el cuarteto de los grandes precursores de la independencia venezolana.

Sopla el viento

España, al igual que hizo Manuel Gual en el Batallón de Veteranos de Caracas, integró de joven las milicias de La Guaira, estructura militar complementaria del Ejército, organizada por España para blancos criollos y grupos de pardos, con el objeto de defender las costas de Venezuela ante eventuales ataques de barcos extranjeros, o para hacer frente a rebeliones locales. Y ello sería útil para el diseño de la conspiración de 1797. Tanto España como Gual, ambos, con algunos años menos que el caraqueño Francisco de Miranda, poseían -según se colige de testimonios y documentos de la época- carácter inquieto, también vocación por el saber y don de hacer amigos. Se cuenta que el joven José María hablaba francés e inglés, poseyendo en su casa una biblioteca cercana a doscientos volúmenes, lo que era singular en tiempos en que el grueso de la población era analfabeta y cuando eran pocos los mantuanos que cultivaban el gusto por las letras y por los textos prohibidos. Tiempos de cambio entraron a la Colonia en el lapso en que Gual y España se hacen adultos especialmente tras el estallido de la Revolución Francesa en 1789, que sacudirá la conciencia de todo hombre y mujer sensible en el continente americano.

Hija de la razón

El programa de los conspiradores de 1797 establecía entre sus objetivos la unión y fidelidad a la causa. Y asentará que la revolución proyectada es “hija de la razón, la justicia y la virtud”, en claro lenguaje ilustrado del Iluminismo. Así, en términos subversivos, para esos días contemplará la convocatoria del pueblo “para el nombramiento de una Junta Gubernativa provisional”, lenguaje propio de los Comuneros de La Grita.

Ruido en el techo

El día 13 de julio de 1787 el movimiento es delatado ante el capitán general Pedro Carbonell, deteniéndose a muchos complotados. España se fuga al Caribe y Gual llega a Trinidad. Empero España decide regresar y con ayuda de un sastre apellidado Farfán, llega hasta su casa, donde permanece oculto por meses en un escondrijo de la planta alta. Delatado ante las autoridades por su esclavo Rafael España -a quien el revolucionario había tratado de inducir para que levantase a los esclavos del litoral-, la casa es requisada, sin que ubicasen a José María. Sin embargo, tratando de abrir un hueco para escapar por el techo a la casa vecina, se produce un ruido que atrae a los perseguidores, y le capturan. Enjuiciado, será condenado a la horca, que se ejecutará el 8 de marzo de 1799 en la Plaza Mayor de Caracas. Su ejemplo prendió en jóvenes como el futuro prócer José Félix Ribas, quien presenció la ejecución.

Rebelión contra el Rey”

“…sea sacado (José María España) de la cárcel, arrastrado a la cola de una bestia y conducido a la horca, publicándose a voz de pregonero sus delitos, que muerto materialmente le sea cortada la cabeza y descuartizado; que la cabeza se lleve en una jaula de fierro, al puerto de La Guaira, se ponga en el extremo alto de una viga de 30 pies en la entrada de aquel pueblo… pondrá en otro igual palo otro de sus cuartos, a la entrada del pueblo de Macuto, en donde ocultó otros gravísimos reos de Estado, a quienes sacó de la cárcel de La Guaira y proporcionó la fuga… otro en el sitio llamado Quita Calzón, en donde recibió juramento de rebelión contra el Rey” (Real Audiencia de Cs, Sentencia contra José María España).

Sinóptico

1989

Segunda jornada del Caracazo

Este día se mantuvo la protesta popular y masiva en contra de las medidas económicas neoliberales impuestas al país por el gobierno de CAP II y el FMI. La virtual rebelión antifondomonetarista -que tuvo su inicio en Caracas y Guarenas y que ya comenzaba a extenderse a otros lugares del país-, se dio en repudio al deterioro brusco de la calidad de vida de la población, que significaba el denominado “Programa de Ajustes”.

En el fondo de la protesta masiva estaba la pesada política de empréstito público sin un programa de desarrollo endógeno ni transferencia tecnológica, así como manejos administrativos que del puntofijismo enriquecieron con descaro a funcionarios, concediendo licencias de importación con reporte de comisiones, desfalcos como el de Inmerca por 300 millones (en tiempos en que el bolívar mantenía buen nivel adquisitivo) durante la gestión del alcalde Antonio Ledezma, 122 millones en Recadi, así como el desfalco por 90 mil millones de bolívares al banco Latino hacia 1987, además de la fuga-desfalco por 300 mil millones de bolívares que operó en torno al “Viernes Negro” de 1983. A este cuadro se sumaba la reducción de precios del petróleo.

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