Néstor Rivero Pérez

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El 14 de noviembre de 1816 Juan Martín de Pueyrredón, director general de las Provincias Unidas del Río de la Plata, escribió al Libertador Simón Bolívar una epístola mediante la cual expresa los grandes propósitos continentales que debía perseguir la independencia. “Espero que la unidad de causa…a ambos lados de la América contribuirá a franquear la hospitalidad…como me honraré de dispensarla a los súbditos de VE”, le escribe.

Significado

El mensaje del mandatario rioplatense expresaba, en el lenguaje de su época, la profunda vocación internacionalista y anfictiónica que nutría a la generación de patriotas del Sur, que inspirada en las enseñanzas de la Gran Reunión Americana, organizaron la Logia Lautaro, donde se afiliaron a partir de 1812 Bernardo O ́Higgins, José de San Martín, Carlos de Alvear, el propio Pueyrredón, entre otros. La carta del Director Supremo es el primer antecedente directo de los pasos para entablar relaciones directas entre una nación del cono sur y otra de Costa Firme, como se caracterizaba a Venezuela y Nueva Granada para diferenciarlas de los territorios de Centroamérica e islas del Caribe.

Pueyrredón

Figura controversial de la historia argentina desempeñó durante su gobierno entre 1816 y 1819, y como miembro de la Logia Lautaro, un rol avanzado al patrocinar la expedición libertadora de José de San Martín sobre Chile entre 1817 y 1818 y animar el establecimiento de relaciones con los líderes de la independencia de otras regiones del continente, destacando entre estos últimos el nombre de Simón Bolívar, quien conducía la gesta emancipadora en la América Meridional. Así, Pueyrredón, quien en lo interno impuso un gobierno centralista a expensas de una alianza con Portugal para que esta tomase control de Montevideo, y proyectó la venida de un príncipe europeo para que gobernase en el Río de la Plata, puede, por otra parte, ser considerado uno de los pioneros de la integración latinoamericana.

Contestación

La contestación que da el Libertador Simón Bolívar a la misiva de Pueyrredón, en junio de 1818, integra esa selecta antología universal que conjuga la elocuente metáfora con la audacia de miras y la certeza de quien se entrega de lleno a una causa noble. “Excelentísimo señor, cuando el triunfo de las armas de Venezuela complete el triunfo de las armas de Venezuela…nosotros nos apresuraremos…a entablar…el Pacto Americano que formando de todas nuestras Repúblicas un cuerpo político, presente la América al mundo con…aspecto de majestad y grandeza (…). La América así…podrá llamarse la Reina de las Naciones”.

Dicho propósito continental se verificó tras la batalla de Ayacucho con el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826.

“Unidad…de la América”

“(…) Reciba pues VE…votos eficaces por la gloria y acierto de su empresa, sírvase admitir mi reconocimiento e ínterin llega ocasión favorable de reiterar a VE mi respeto, espero que la unidad de causa…a ambos lados de la América contribuirá a franquear la hospitalidad…como me honraré de dispensarla a los súbditos de VE” (J Martín de Pueyrredón a Simón Bolívar; Angostura, 19-11-1816 / Fuente: Colección Blanco y Azpurúa, Tomo 5).

Sinóptico

1789

JA Anzoátegui

Este día nació en Barcelona (Anzoátegui) el prócer epónimo José Antonio Anzoátegui, figura principalísima de la Guerra de Independencia hasta su muerte en 1819. Anzoátegui manifestó desde el comienzo su total respaldo a la visión continentalista de Simón Bolívar. Su valor, constancia y habilidad militar indujeron al marino irlandés Tomas C Wrigh, prócer de la independencia suramericana, a titularlo como “El Ney de Boyaca”, aludiendo a Michel Ney, mariscal francés del tiempo de las guerras napoleónicas, a quien todos definían como el “Valiente entre los Valientes”. Desde el principio de la independencia, el Libertador se propuso identificar a oficiales con entereza, como Atanasio Girardot, Antonio Ricaurte o Antonio Nariño con disposición a sostener el proyecto de las armas libertadoras hasta el Potosí; aunque la gloriosa muerte en combate, o la mala salud les impidiese tan honroso destino. De tal estirpe eran Antonio José de Sucre y José Antonio Anzoátegui. Siempre “austero… incorruptible, con las virtudes de un Sócrates”, Anzoátegui fue nombrado en 1816 Jefe de la Guardia del Libertador, batallón que recordaba la Guardia de Napoleón, que tantos lauros dio a Francia. Dicho cuerpo sería la base de las unidades que habrían de llegar hasta Junín, Ayacucho y el Potosí. En la jornada de Boyacá del 7 de agosto de 1819 la participación de Anzoátegui al frente de la retaguardia, permitió decidir la victoria, al sostenerse con sus unidades como cuña entre la vanguardia y la reserva realista, desbandando a esta última. Ignorando Bolívar que el héroe barcelonés había fallecido repentinamente el día 15 de noviembre de 1819, le escribirá el día 16, “marcharemos a libertar Quito, y quien sabe (…) si el argentino Potosí sea el término de nuestras conquistas”.

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