Vladimir Castillo Soto

[email protected]

El presidente Putin ha venido invitando a la participación en los denominados Juegos del Futuro Kazán 2024, que se efectuarán del 21 de febrero al 3 de marzo, en la capital de la República de Tartaristán, en la Federación Rusa. Se desarrollarán actividades en 21 disciplinas, en las cuales se mezclan el deporte clásico con el ciberdeporte y competirán más de 250 equipos de diferentes países, con cerca de 2.000 deportistas. En agosto 2023 el presidente Putin hizo una invitación abierta al evento y en particular lo hizo a los países del BRICS+ a las competiciones, las cuales conforman un novedoso formato deportivo que se irá difundiendo y popularizando con el transcurrir del tiempo. También estarán presentes jóvenes de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), de la Alianza Bolivariana para los Pueblos (ALBA-TCP), así como otros participantes de países de África, Asia y Oceanía, calculándose que al menos 100 estarán presentes en el evento.

También este 2024, de nuevo en la ciudad de Kazán, en el mes de junio se realizarán los II Juegos de los BRICS+, en los cuales además de naciones asociadas, han mostrado interés en participar otros países amigos y varios que se están postulando para sumarse al grupo emergente. Se competirá en al menos 25 disciplinas.

Como sabemos, el deporte se ha convertido en una de las mejores formas de lograr el acercamiento humano; la sana competencia despierta en las personas participantes sentimientos y emociones muy positivos para su desarrollo personal, el trabajo en equipo de los deportistas con sus entrenadores, médicos, fisiatras, familiares y compañeros, cuando aplica, robustece la capacidad de interacción de los atletas. Lamentablemente la visión occidental de individualismo extremo y su capacidad de convertir todo en negocio y ganancias, ha hecho un grave daño al deporte; tanto los deportistas, árbitros y espectadores terminan siendo mercancía para los dueños de equipos, funcionarios, gerentes y las mafias de apuestas. Por otro lado se ha venido politizando cada vez más el deporte y se viola, con total impunidad, la Carta Olímpica en favor de los intereses de EEUU y sus aliados. Los directivos del Comité Olímpico Internacional, encabezados por Thomas Bach, están absolutamente inclinados a favor de los intereses políticos del occidente colectivo. Su decisión de no permitir a los atletas rusos y bielorrusos competir con sus emblemas y bajo su bandera en las Olimpíadas de París 2024, es pura y simplemente política. Es tan evidentemente inmoral, parcializada y sesgada, que con sus medidas están acabando con la credibilidad de la organización e incluso ponen en riesgo su supervivencia. El genocidio contra el pueblo palestino llevado a cabo por el criminal estado sionista de Israel no preocupa en el COI, las invasiones y los millones de muertos y heridos dejados por las guerras de EEUU y la OTAN en los últimos 30 años, tampoco ha sucedido para el COI y las federaciones deportivas; no hay sanciones para los perpetradores de las agresiones ni minutos de silencio por los muertos del Tercer Mundo. Las acciones y sanciones de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA o WADA, por sus siglas en inglés) son tan o más reaccionarias e injustas que las del COI, castigan a todos y a todas los atletas rusos por unos casos específicos que ellos decidieron extender, sin sentido y sin objetividad, a todo el universo del deporte ruso. El doble rasero se hace presente una vez más; a atletas estadounidenses les avalan el uso de sustancias prohibidas por la misma institución, así como sucedió con las hermanas Williams, Simone Biles o Elena Donne, quienes dieron positivo antes de los juegos; se les permitió participar en las Olimpíadas Río 2016 y el hecho no repercutió en el resto de sus carreras deportivas, como sí lo ha hecho en el caso de atletas rusos, quienes son sancionados por largos períodos de tiempo. Además la AMA, según varias denuncias, tiene vínculos “non sancta” o por lo menos sospechosos, con laboratorios farmacéuticos occidentales.

La mayor lucha que se libra actualmente es aquella que se está dando entre la propuesta de mantener el imperialismo del occidente colectivo, su visión unipolar, supremacista, explotadora y excluyente, y la propuesta de consolidar y profundizar el emergente mundo multipolar y pluricéntrico, incluyente y mucho más justo, que propone una “comunidad de destino” con beneficios mutuos y alcanzar un mundo mejor para todas y todos los habitantes del planeta, respetando las diferencias y la autodeterminación de los pueblos.

El nuevo mundo multipolar que está surgiendo debe luchar por su consolidación en las más diversas áreas del devenir humano, la confrontación con el imperialismo, es en todos los frentes. El sistema unipolar impuesto por EEUU y sus socios, posteriormente a la implosión inducida de uno de los dos bloques surgidos de la II Guerra Mundial, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), ha venido descomponiéndose de manera acelerada. La obsesión imperialista de imponer su egocéntrica visión del mundo durante los últimos cinco siglos, en función de un falso e insano principio de supremacía europeocentrista, logró desequilibrar y fracturar el destino de la humanidad. Occidente logró un rédito importante al lograr en ese período de tiempo robar, saquear y expoliar a infinidad de grupos humanos sus recursos, territorios y vidas, utilizando la pólvora como principal instrumento de opresión y haciendo la guerra de una manera “atroz, feroz y breve”, generalmente contra oponentes más débiles militarmente.

Los retos están planteados, en lo económico, político, militar, educativo-cultural y en lo deportivo también. En la Carta Olímpica se recoge que “el objetivo de este movimiento es poner el deporte al servicio del desarrollo armónico de la humanidad, con vistas a promover una sociedad pacífica empeñada en la preservación de la dignidad humana”, y más adelante indica que “Reconociendo que la práctica del deporte ocurre en el marco de la sociedad, las organizaciones deportivas del Movimiento Olímpico aplicarán la neutralidad política”, pero la COI, la AMA, las federaciones, incluida la FIFA, hacen lo contrario de manera abrumadora, permanente y sin ninguna vergüenza.

En la Carta de las Naciones Unidas los principios fundamentales son la no injerencia en los asuntos internos de las naciones, respeto a la autodeterminación de los pueblos y la no utilización de las amenazas y la fuerza para intimidar e imponer criterios y decisiones, pero sin embargo EEUU y Europa los violan impunemente y además pretenden imponer su mundo basado en sus reglas, las cuales son ilegales, arbitrarias, unilaterales y opuestas a los principios mencionados y otros más de la Carta fundacional.

Reequilibrar las cargas después de tantos abusos y desarreglos será una ardua tarea en todos los campos de la vida, la confrontación es permanente y debemos ubicarnos en el lado correcto de la historia, colaborar activamente y poner nuestro grano de arena cada vez que podamos y así juntos lograremos construir un mundo mejor. Como diría uno de nuestros próceres, José Félix Ribas: “Necesario es vencer”, para que el mundo tenga un futuro de paz, con justicia social para toda la humanidad, que pueda garantizar, entre muchas otras cosas, que todos los juegos y competiciones deportivas en el futuro, estén libres de absurdas imposiciones y sesgos políticos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Este contenido está protegido !!