Las entrevistas con Kim Jong Il les dejaron profundas impresiones a los políticos occidentales. Fue lo mismo ha sido con la Secretaria de Estado norteamericano, Albright, quien estuvo en Pyongyang en octubre de 2000 en visita oficial.

Para ella el líder Kim Jong Il ha sido radicalmente diferente al que Washington percibía. A través de las conversaciones de dos días con Kim Jong Il, conoció a un dirigente al tanto de todos los asuntos mundiales y con razonable soluciones y que se situaba en el centro de los acontecimientos actuales de la época.

En las conversaciones el Mandatario coreano le dio en el acto notables respuestas y conclusiones a todos los asuntos que le interesaban a ella, entre ellos relativos a las relaciones bilaterales entre RPDC-EE.UU., los complejos y delicados problemas internacionales, situación de la región de Asia Pacifico y la península coreana y misiles coreanos por los que tanto se preocupaba EE.UU.

No pudo ocultar su sorprendente impresión, que al regreso dejó las siguientes anotaciones en el informe dirigido a su presidente Clinton:

“… Kim Jong Il es un dirigente radicalmente diferente al que nos imaginábamos. Es muy ordenado sistemáticamente y lógico en la teoría. No solo está al tanto de los asuntos internacionales actuales sino también tiene exactitud en el análisis y juicio, y es magnánimo y juicioso en el tratamiento de todos los asuntos. Es muy prudente, atento y generoso con todo el discurso del contraparte, por lo cual la conversación fluye muy interesante y por ende no puede evitar que fuera atraída sin darme cuenta por sus teoría y propuestas. …En conclusión, Kim Jong Il tiene clara teoría respecto a todos los asuntos políticos, económicos, culturales, militares y diplomáticos; es  firme en la convicción, magnánimo y minucioso. Reconozco que Kim Jong Il es un dirigente sabelotodo con grandes talentos.”

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