Néstor Rivero Pérez

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El 9 de mayo de 1921 nació en Badem-Wurterberg (Alemania) Sophia Magdalene Scholl, quien en 1942 junto con otros estudiantes universitarios fundó la organización anti-nazi conocida como la “Rosa blanca”, la cual se constituyó en eje dentro de Alemania, de las protestas civiles contra el régimen totalitario de Adolfo Hitler.

Quiénes resistieron

Las condiciones para ejercer la protesta civil, por muy pacífica que se le concibiese, contra el gobierno de un grupo de paranoicos -poseedores de una excepcional habilidad para manipular la opinión pública y quienes concentraban los resortes del Estado, una indiscutible capacidad de adoctrinamiento masivo, los recursos del miedo, la tortura, los campos de concentración y la muerte- resultaban punto menos que imposible dentro de la Alemania del III Reich. Todo lugar donde se congregasen personas era sometido a vigilancia, fábricas, teatros, parques o universidades.

De este modo “(…) nadie estaba a salvo de ser delatado, de los juicios arbitrarios o de ser ejecutado. Teniendo en cuenta esas peligrosas circunstancias, puede surgir la pregunta ¿no había nadie que hiciera algo al respecto?” (https://historia.nationalgeographic.com).

 

Primeras inquietudes

Con alta disposición a las actividades grupales, ambos hermanos se afiliaron en su adolescencia a las Juventudes Hitlerianas, sin mayor claridad por entonces del terrible significado que lo conllevaba para Alemania y el mundo.

No obstante, al percatarse de la prohibición que impartían sus superiores acerca de interpretar “ciertas canciones”, leer autores como Sigmund Freud, Bertold Bretch o Stefan Zewig, especialmente este último, el autor favorito de ambos Scholl, aunado ello a algunas escenas que contrariaban el código de certezas adquirido en su hogar y el culto religioso, perturbó su sentido de pertenencia dentro la agrupación que vitoreaba al Führer.

 

Rosa y universidad

Pequeños grupos de militantes resueltos integrados por católicos o protestantes, así como por, comunistas, socialistas y socialdemócratas, académicos o estudiantes se arriesgaron, entre 1933 y 1945, a incursionar en conspiraciones en contra del nacionalsocialismo y su tenebroso aparato de omnímodo de poder.

De este modo en 1942 instigada por un fuerte sentimiento de moralidad cristiana frente a la injusticia, Sophie de 22 años acompañó a su hermano Hans Scholl y los condiscípulos Christoph Probsten, Willi Graf y Alexander Schmorell, todos con una edad aproximada a los 24 años y a quienes se unirá el profesor Kurt Huber a dar forma a un grupo de denuncia dentro de la Universidad de Múnich, con el objeto de redactar, reproducir y distribuir de forma clandestina octavillas y volantes, cuyos mensajes repelían las prácticas brutales impuestas por el sistema nazi.

Bajo el lema “La pluma contra la espada” la “Rosa blanca” logrará muy pronto la adherencia de grupos de estudiantes en otros centros de formación profesional de Alemania, para devenir en el principal foco de resistencia interior contra Hitler.

 

Presidio y castigo

Muy pronto la temible Gestapo pondrá a sus sabuesos detrás del grupo, sin lograr identificar a los autores de las incómodas octavillas, donde se leían expresiones como «cualquier alemán honesto se avergüenza de (…) un gobierno que comete los crímenes más horribles, crímenes que sobrepasan ilimitadamente cualquier medida humana” (Ibídem), encontrando receptividad en los transeúntes que recogían los insólitos panfletos o leían en paredes de Berlín la frase “Abajo Hitler”.

Sin embargo, el 13 de febrero de 1943 Sophie resolvió subir a lo alto de la escalera para arrojar un paquete de volantes, sin percatarse de que Jakob Schmid, encargado de mantenimiento de la casa de estudios y acérrimo partidario de los nazis, la observaba.

A poco ella y Hans se vieron detenidos por la Gestapo y llevados a juicio. Acusados de “alta traición” fueron ejecutados el 22 de febrero de ese año.

Sinóptico

1850

Murió Joseph-Louis Gay-Lussac

El 9 de mayo de 1850 murió, en París, Joseph-Louis Gay-Lussac, descubridor del principio de las combinaciones o expansión de los gases, fenómeno que, con presión constante, es proporcional a su temperatura.

En 1804 todavía se requería de mucha audacia y deseo de aventuras, para elevarse en un globo aerostático sobre los mil metros entre las nubes. Gay-Lusac, con el propósito de observar directamente el comportamiento de la atmósfera llevó sus equipos mecánicos y termómetros a un globo aerostático, subiendo él mismo como pasajero hasta los 3.800 metros de altitud.

El viaje le permitió confirmar los descubrimientos ejecutados por Jack Charles 17 años atrás, cuando este relacionó el volumen y la temperatura de una cantidad cierta de gas a presión constante. En la historia de las ciencias las leyes esteoquimétricas agrupadas por Gay-Lusac ocupan puesto meritorio al sustentar de una parte el principio enunciado por Antoine Lavoisier en 1785, según el cual “la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma (…)”.

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