Lavrov, Zelensky: Dos giras oficiales, multipolaridad vs unipolaridad

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La autora es periodista y analista política ganadora del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2022.

Yoselina Guevara L.

Además del terremoto de dimensiones devastadoras que sacudió a Turkiye y a Siria este 8 de febrero, a nivel geopolítico dos viajes oficiales acapararon la atención mediática en la semana del 8 al 12 de febrero; por una parte el canciller Serguéi Lavrov realizó su segunda visita a África y el actual presidente de Ucrania, Volodomyr  Zelensky,  se dirigió al Reino Unido, Francia y Bruselas, cumpliendo ambos densas agendas internacionales.

Lavrov: Multipolaridad, democratización de las relaciones internacionales

La presencia de la Federación Rusa en África cada vez toma más fuerza con una buena dosis de receptividad en la población de este continente, en contraposición con el debilitamiento y animadversión que crece hacia París y Bruselas, en una zona geográfica donde Europa históricamente tenía una influencia por su pasado colonizador, siendo recordada fatalmente por la salvaje esclavitud y explotación a la que sometieron al África. Desde la disolución de la Unión de Repúblicas Soviéticas, el Kremlin ha ido trabajando en función de redefinir nuevas relaciones en distintas áreas, en otros espacios geográficos, y África es uno de los territorios donde han ido consolidando relaciones bajo los principios de cooperación en aras de la multipolaridad.

Es de suma importancia que el canciller Lavrov, en lo que va del año 2023, ha realizado dos giras en el continente africano visitando siete países. En la primera visitó  Eritrea, Angola, Esuatini y Sudáfrica; mientras en la segunda llegó hasta Mali, Mauritania y Sudán. La estrategia de posicionamiento en África  por parte del Kremlin es evidente, pero caracterizada por la no injerencia de Moscú en los asuntos internos, de soporte  a la autonomía en la definición político-institucional de los contextos africanos, delineando una política exterior, como lo afirmó el propio Lavrov, “encaminada a contrarrestar las tendencias destinadas a pisotear las cartas de las Naciones Unidas”. Por otra parte es determinante el apoyo de la Federación rusa en  el combate al yihadismo que asola a varias naciones africanas, entre ellas Mali y la República Democrática del Congo.

En líneas generales en este segundo viaje del canciller ruso Lavrov, surgió el compromiso del Kremlin de la dotación a Mali de trigo y combustible; tal cual como fue el acuerdo establecido con Mauritania para el envío de fertilizantes y granos desde Moscú. Sudán fue el último destino del representante del Kremlin;  una nación africana que vive sometida desde hace años a las sanciones impuestas por las  Naciones Unidas. Entre Sudán y Rusia, el ministro Lavrov logró  ratificar un importante acuerdo, ya firmado en 2020,  para la construcción de una base naval y el emplazamiento de la misma durante 25 años  en la  costa sudanesa. Dicho emporio militar  podrá albergar buques rusos, incluyendo flotas con capacidad nuclear, además de 300 militares y cuatro buques estacionados a la vez.

No dejan de ser interesantes las declaraciones del canciller  Lavrov en cuanto a la colonización en África, señalando que “los instintos neocoloniales no se extinguirán y claramente impiden a nuestros homólogos occidentales comprender las realidades del mundo moderno y la necesidad de ser más modestos”. Esto pone de manifiesto el respeto desde Moscú  por las naciones africanas y su interés de tratarlas con dignidad, sin la prepotencia y superioridad que ha caracterizado las relaciones con occidente. No olvidemos que las potencias occidentales  lograron  su prosperidad y desarrollo  en gran medida gracias a siglos de robo y explotación de África, Latinoamérica y el Caribe.

En este sentido lo que marca la pauta en la línea política exterior rusa es la democratización de las relaciones internacionales, un concepto que en la práctica no viene dado por contado, ya que las mismas se desarrollan en una superestructura donde el poder se utiliza para la dominación. Pero el cambio que observamos en cuanto al Kremlin, además de la apertura hacia otras regiones del orbe, es el respeto y la valoración de la otra parte, en el entendido de relaciones entre Estados, así como la disposición a ayudar en caso que sea necesario. No obstante, siendo realistas, siempre el ámbito de la cooperación internacional se vincula a condiciones que sirven a los propios intereses explícitos o implícitos, pero que en el caso de Rusia no parecieran estar supeditados a establecer relaciones de dominio o imposición, sino fundamentados en el respeto mutuo.

Zelensky: Unipolarismo, universalización de un conflicto regional

Desde la otra orilla, el presidente de Ucrania, Volodomyr Zelensky, llevó a cabo un periplo por Londres, París y Bruselas. La capital británica fue la primera en recibir  al representante de Kiev, reuniéndose este con el primer ministro británico, Rishi Sunak; posteriormente pronunciando un discurso ante la Cámara de sesiones conjuntas de Westminster, tras lo cual fue recibido en una  audiencia por el caduco y gris Rey Carlos III.

Zelensky, con su visita al Reino Unido, trató de arrojar un mensaje simbólico en las vísperas de la Cumbre de la Unión Europea, el 9 y 10 de febrero, demostrando la importancia vital de Londres para Kiev, a nivel diplomático y político, por ser el  país que más apoyo financiero y militar le ha otorgado, complaciendo sus requerimientos guerreristas.

En su discurso ante el Parlamento de Londres, Zelensky intentó  universalizar lo que, al fin y al cabo, es un conflicto bélico regional circunscrito dentro de unas fronteras estatales precisas. Valiéndose de la máxima que “una mentira dicha cien veces, se puede convertir en verdad”, el mandatario ucraniano aseguró que “Sabemos que Rusia perderá. Y sabemos que esta victoria cambiará al mundo. Marchará con nosotros hacia la victoria más importante de nuestra vida. Será una victoria sobre la idea misma de la guerra. Cualquier agresor sabrá lo que le espera si ataca el orden internacional”.

Evidentemente  el “orden” al cual se refiere Zelensky, es el “orden unipolar”. Pero se debe prestar atención a las palabras del mandatario, porque su narrativa comunicacional sigue una evolución, con total seguridad dictada y preparada desde los laboratorios de Washington. En primer lugar, a inicios del actual conflicto bélico, la línea comunicacional de Kiev se definía dando preponderancia a la “resistencia por la defensa de la patria frente al ocupante ruso”; pero esto limitaba el ámbito de acción solo a Ucrania, ucranianos y ucranianas,  dejando por fuera al viejo continente.

En virtud de lo cual la narrativa comunicacional se expandió a la “lucha por la libertad de toda Europa”; lo cual surtió efecto en la forma primero del envío de armas y en segundo lugar en la recepción de migrantes desde Ucrania. Esta perorata de tratar de implicar a “Europa en el conflicto” ha cansado al grueso del público europeo, quienes han decidido salir a las calles a protestar para parar el envío de armas a Ucrania, y por la crisis económica y social como consecuencia de este conflicto en Europa del Este.

Ante los anteriores intentos fallidos, el presidente ucraniano en su discurso londinense lo han hecho jugarse su otra carta, la “universalidad”; tratando de transformar el conflicto ruso-ucraniano en la gran “guerra por la preservación del sistema estelar unipolar”. Pero atención que esta es una exhortación abierta a luchar contra cualquier nación, grande o pequeña, cercana o lejana, que aspire al multipolarismo; por supuesto los primeros enemigos que se han declarado multipolares son Rusia y China. Así mismo el Jefe de Estado ucraniano mantuvo su letanía de “más y más armas”, lo cual repitió también en Bruselas.

La gira europea ha sido la mejor opción para Zelensky, con la cual está la de obtener de las cancillerías europeas la promesa de más armamento de alto rendimiento para hacer frente a la esperada nueva gran ofensiva rusa que se llevará a cabo en primavera. Su estrategia de “no ceder ni un milímetro” ya ha costado muchas vidas, pero con la misma sigue buscando ganar tiempo para reorganizar las fuerzas, recibir armas de occidente y continuar el entrenamiento de sus soldados y bandas nazistas.

Si bien Zelensky  es aceptado a nivel gubernamental por algunos líderes políticos, no sucede lo mismo con la opinión pública, lo cual se está generalizando, llegando inclusive el malestar al Parlamento norteamericano. De hecho, un grupo de congresistas presentó una resolución en la que piden a Biden que detenga la ayuda militar y financiera a Ucrania, con el añadido de solicitarle a todas las partes en el conflicto que concluyan un acuerdo de paz. Los parlamentarios señalan que Washington ha contribuido enormemente con Ucrania, proporcionándoles una  ayuda financiera, militar y humanitaria por el valor de más de 110.000 millones de dólares. Pero además citan a funcionarios del Pentágono que han señalado del inminente agotamiento de sus propias reservas de armamento y del “debilitamiento de la preparación de Estados Unidos para posibles conflictos”. Un rayo de sensatez en el país de las barras y estrellas, ante quienes continúan acercándose peligrosamente a la línea roja que ha impedido que, hasta ahora,  Rusia y occidente se precipiten en un conflicto bélico de grandes dimensiones que pudiera acabar con la entera humanidad.

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