Lo que ocultan los medios: La pobreza en el Reino Unido es una bomba de tiempo

Nancy Carolina Graterol

(Especial para Vea desde Londres)

Gyula Remes, un inmigrante húngaro de 43 años, murió el 19 de diciembre de 2018 frente a las Casas del Parlamento británico. El sin techo había estado durmiendo en un pasaje de la estación de metro de Westminster. Era la segunda muerte de personas sin hogar en 10 meses.

Pero la pobreza en el Reino Unido no es exclusiva a los inmigrantes de este país. Según las cifras más recientes unas 14,5 millones de personas vivían en la pobreza antes de la pandemia. Con una población de 67 millones, esto quiere decir que una persona de cada 4 o 5 es pobre. La pandemia sumergió en la pobreza a 700.000 personas más, o sea, ahora hay más de 15 millones de pobres en el Reino Unido según el Instituto Legatum.

Las principales causas de esta situación son estructurales: los altos y crecientes niveles del costo de la vida, la precariedad de los contratos “cero horas”, el estancamiento del salario mínimo y la insuficiencia de la ayuda social del Estado, según la Fundación Joseph Rowntree.

Para dar un ejemplo 8 de cada 10 personas bajo el sistema de ayuda monetaria del Estado tienen trabajo o están buscando uno. De modo que tener un trabajo no le garantiza a nadie no ser pobre. Muchos dicen que en el Reino Unido la gente trabaja para ser pobre.

Cuando en octubre de 2021 el gobierno le quitó 27 dólares a la semana a la ayuda que da a través de lo que llaman aquí el “Crédito Universal”, esto representó quitarle la mitad del dinero que el Estado le daba a unas 4 millones de familias, de acuerdo con la Resolution Foundation.

Para dar un ejemplo concreto, este corte de ayuda del Estado significa que un joven de 19 años que alquile un apartamento de una habitación y con un trabajo de 24 horas por semana con salario mínimo, tendría solo 69 dólares para un mes después de pagar sus cuentas de la casa y alquiler, según la Fundación Joseph Rowntree. Para referencia un café cuesta aquí 5 dólares o más y una persona que trabaje más de 24 horas a la semana recibiría menos ayuda del Estado.

En julio de 2019 Philip Alston, el relator de la ONU sobre pobreza extrema y derechos humanos, publicó su informe final sobre el estado del Reino Unido donde acusó al gobierno de “empobrecimiento sistemático de una parte significativa de la población británica”.

Los ministros británicos tuvieron la arrogancia de decir que el informe era “una imagen completamente inexacta de nuestro enfoque para abordar la pobreza”.

Se atrevieron a decir que el Reino Unido se encontraba entre los países más felices del mundo. Todo esto fue publicado por el diario The Guardian.

Alston, un eminente abogado de derechos humanos radicado en Nueva York, dijo que la respuesta del gobierno equivalía a “una negación total de hechos incontestables” y que cuando leyó la respuesta del gobierno, a su reporte, al principio pensó que se trataba de una noticia fake.

También afirmó que la respuesta del gobierno británico es tan preocupante como la situación. Así estamos en el Reino Unido, como dicen por aquí: el ciego guiando al ciego.

Aquí crecen los bancos, pero son de comida

Barnet Collective es una iniciativa que nació de un grupo de activistas del Partido Laborista para apoyar el trabajo que hacen los bancos de comida en esta zona en el noroeste de Londres. A través de nuestro trabajo -yo también soy miembro del colectivo- ayudamos a 45 familias que han sido identificadas como vulnerables pero que, por diferentes razones, se quedan sin ayuda debido a las imperfecciones del sistema de bancos de comida, que ha sido creado por organizaciones no conectadas con el gobierno.

Las familias  son referidas a nuestro colectivo y comienzan a recibir comida. Es una iniciativa pequeña de las muchas que hay en el país.

Si hablamos de bancos de comida hay unos 2.200 en todo el país usados por 2.5 millones de personas entre 2020 y 2021, unas 600 mil personas más comparado con el período anterior.

Los bancos de comida, que empezaron por 2008/2009 apenas ayudaban a 26 mil personas en esos años iniciales, según Statista, una compañía internacional de datos y estadísticas.

The Trussell Trust, que administra la mayoría de los bancos de comida en el Reino Unido, dijo este pasado noviembre que ha tenido que proporcionar alrededor de 2.000 paquetes de alimentos al día a los niños de familias con dificultades económicas durante los últimos seis meses.

Este es un testimonio verídico usado por la organización de campañas digitales “38 Degrees” para resaltar la crisis de pobreza en el Reino Unido:

“-Mi mamá está recibiendo esos cupones de comida del colegio porque ella tiende a no comer para tener suficiente comida para mí.”

Según esta organización los bancos de comida están dando 32 paquetes de alimentos cada minuto en este país que ostenta la quinta economía más rica del planeta. Y explican esta situación afirmando que  esto no es un accidente, sino el resultado del lobby de un grupo pequeño y poderoso de personas que no creen que el gobierno deba ayudar a quienes estén atravesado tiempos difíciles y han estado presionando al gobierno y difundiendo sus peligrosas ideas.

Esta gente intenta aferrarse a su riqueza y destrozar el sistema de ayudas del Estado que ha existido por décadas en el Reino Unido, según “38 Degrees”, aunque el relator de la ONU, Philip Alston, parece apuntar la culpa al propio gobierno.

¿Comer o prender la calefacción?

El aumento de los costos de los combustibles y los alimentos ha afectado enormemente a muchas familias británicas. Menores exportaciones del gas ruso a Europa, producto de un conflicto geopolítico, en el que se encuentra implicado Estados Unidos, ha hecho que el precio de gas a mayoristas se haya disparado 423%, según datos del grupo industrial Oil & Gas UK. Como aquí todos los servicios públicos han sido privatizados, el gobierno se vio obligado a poner un límite al aumento de gas que las compañías privadas pueden cobrarle al consumidor.

Por otro lado, ya se ha anunciado un aumento de hasta 52% en las tarifas de la luz que, de paso, es una de las más caras de Europa. Y por supuesto el aumento del transporte público, uno de los más caros y deficientes de Europa, está también en la mira.

Esta situación es el resultado de más de una década de la política de austeridad impulsada por el gobierno conservador de David Cameron después de la crisis bancaria de 2008. Esta política cruel ha erosionado los presupuestos para atención médica, vivienda y ayudas sociales, aparte de haber vendido a compañías privadas todos los servicios públicos como agua, gas, electricidad y transporte público. Todo un paraíso neoliberal, como dirían muchos.

En adición a esto, el seguro social nacional, o NHS como se le conoce aquí, continúa siendo dividido y vendido a pedazos a compañías de salud estadounidenses.

Hace dos semanas el ministro de Economía británico, Rishi Sunak, fue a Estados Unidos a reunirse con empresas de atención médica en California. Esto ha sido interpretado como el siguiente paso para la venta del NHS a compañías norteamericanas, a lo cual se opone la mayoría de la población en el Reino Unido.

Sin gasolina, sin camioneros y sin trabajadores

El doble golpe de la pandemia, que ha sido manejada terriblemente por el gobierno, y el Brexit que nos sacó de la Unión Europea ha creado la tormenta perfecta para golpear la economía y los bolsillos de la gente. Con todo eso las compañías británicas van en decaída.

Una famosa compañía británica de distribución de queso en Europa perdió casi todo su mercado europeo porque los precios de aduana hacen prohibitivo exportar su producción: nadie quiere pagar 240 dólares de impuestos por una bandeja de quesos de 27 dólares.

Esta compañía ahora compite en el mercado nacional y si llega a sobrevivir posiblemente elimine a muchas compañías pequeñas de queso en este país.

¿Se acuerdan de las colas de carros tratando de poner gasolina en septiembre, no en Venezuela, pero en el Reino Unido? Ya el problema se resolvió, pero el aumento de gasolina se quedó y no bajará. Ahora se necesitan unos 110 dólares para llenar un tanque de 54 litros de gasolina.

Debido al Brexit y a las terribles condiciones ofrecidas a los camioneros, en el Reino Unido existe un déficit de 100 mil camioneros. El gobierno comenzó una campaña para reclutar 5 mil camioneros con visas temporales y solo consiguieron 20.

De pronto, el gobierno desesperado comenzó a mandar invitaciones a reiniciar sus carreras de camioneros a conductores que ya tenían hasta 20 años jubilados de sus trabajos y a otros que nunca habían conducido un camión en su vida. Y en los momentos más críticos el gobierno ha llamado al ejército para ayudar con el transporte de productos y gasolina como lo hizo en septiembre.

Y mientras la pobreza aumenta y todos nos preparamos para los golpes en aumentos de precios que vienen sin mucho éxito, una parlamentaria del partido Laborista, Emily Thornberry, publicó en su cuenta en Twitter: “el octavo vizconde Gage, un miembro de la Casa de los Lores, recibió unos 400 mil dólares de dinero del Estado para reparar los huecos de un camino de entrada a su propiedad privada.”

Pero el escándalo no termina allí. El dinero vino de un fondo creado por el gobierno llamado “Fondo de Nivelación” para ayudar a los pobres. No señoras y señores, esto no es el invento de una periodista venezolana trasnochada, o una broma de mal gusto, esta es la muestra más clara de lo corrupto y miserable que es este gobierno de los Tories (Conservadores) dirigido por Boris Johnson, que ha sido calificado como un mentiroso empedernido y un hombre sin una sólida brújula moral, cosa que mejor es tratarla en otra entrega.