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Néstor Rivero Pérez

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El 8 de enero de 1254, según tradición oral recogida en Venecia, nació en esta ciudad Marco Polo, integrante de una familia de comerciantes y viajeros, quienes, en la transición entre la Alta y Baja Edad Media, lograron expandir sus intereses hasta el Lejano Oriente, conectando con Europa la Ruta de la Seda.

Venecia y el Mediterráneo

Para la época, Venecia constituía junto con Florencia y Génova, el centro del comercio europeo. En sus muelles recalaban navíos que, antes del cierre de Constantinopla en 1543, por los turcos de Mehmed II, trasladaban a tierra italiana la seda de China y las especies cultivadas en las Molucas, a cambio de los productos artesanales y metales preciosos que Europa extraía de sus regiones periféricas y cuya obtención resultaba difícil en las regiones asiáticas. De Venecia los productos recibidos de China e India se redistribuían bien por tierra o por vía marítima, hacia la Península Ibérica, Francia e Inglaterra.

Largos viajes

Acompañando desde sus ocho años de edad a su padre Nicolás Polo y un tío paterno en viajes comerciales, ya en su adolescencia Marco emprende, con dichos familiares, la larga travesía de las caravanas que hacían la Ruta de la Seda, mediante la cual se unía a Constantinopla, en la orilla del Mediterráneo, con la distante China, en periplo terrestre que duraba meses y hasta años, debido a las dificultades del trayecto, cruce de franjas desérticas y desvío o retardos por accidentes o tormentas. Marco Polo permanecería por más de dos décadas en actividades diversas dentro del territorio dominado por la filosofía de Confucio.

¿Fabulador?

El nombre de Marco Polo ha quedado inmortalizado en la literatura universal gracias a su obra El libro de las maravillas o El libro del millón, donde el veneciano narra sucesos y describe lugares  por los cuales transitó durante su recorrido por China y que en algunos casos rayan con lo fantástico. El libro de las maravillas constituyó una de las primeras fuentes de acercamiento de los europeos respecto a las culturas del Lejano Oriente, aunque con signos de distorsión que permiten suponer que Marco Polo jamás estuvo en aquellos lares y que se limitó a reproducir relatos escuchados a otros viajeros con capacidad para fabular, cuando se describe animales y competencias que escapan a la realidad y tradiciones de la tierra de las porcelanas.

Espaguetis

Marco Polo en la China tendría oportunidad de presenciar festividades en las cuales la noche se iluminaba con fuegos artificiales mediante la pólvora, invención de aquella milenaria cultura, al igual que la brújula, el papel y una rudimentaria imprenta. Y sea porque el veneciano los trajo en sus alforjas, o copió el modo de su confección, o bien porque por ese tiempo los ejército árabes que expandían el Islam en Eurasia, estas innovacioneslos se incorporaron al acervo occidental.

Colón y el Gran Khan

Los relatos que legó en su libro, servirían de inspiración a marineros que siglos después habrían de hurgar en bibliotecas y puertos europeos, para trazar sus rutas al Catay nombre con que entonces se identificaba al Japón, y en búsqueda de la corte del Preste Juan, cuyo hipotético reino cuyo palacio se había construido con oro estaba localizado en el Extremo Oriente. Marco Polo retornó a su ciudad natal, 23 años después de haber marchado con su padre y tío, dedicando el resto de su vida al comercio y a redactar El libro de las maravillas.

Sinópticos

1642

Murió Galileo

Galileo Galilei fue un eminente hombre del Renacimiento europeo, astrónomo, ingeniero, matemático, físico y humanista nativo de Pisa (Italia) cuya actuación resulta fundamental para la comprensión de la gran revolución del conocimiento que moldea la Modernidad. Galileo, dotado de una genial virtud para la observación y la especulación práctica, dio inicio a innovaciones en distintos campos, como el telescopio, en cuyo diseño y adelantamiento se abocó a partir de una somera indicación que le hizo llegar un viejo exdiscípulo.

1959

Fidel Castro llega a La Habana

Luego de la guerra revolucionaria iniciada en 1956, el comandante Fidel Castro Ruz llega a La Habana, para culminar la jornada de las fuerzas rebeldes y afirmar el destino revolucionario de la mayor de las Antillas. Junto con el comandante Ernesto Che Guevara, Fidel adelantó un proceso de reivindicación nacional de Cuba, así como de radicalización antiimperialista que abrió el rumbo del socialismo como horizonte para todo el continente.

1993

Inaugurada la Casa Guayasamín

Ubicada en el sector Obrapía de La Habana (Cuba), la Casa Guayasamín honra la memoria y la obra de Oswaldo Guayasamín, quien aplicó a sus trabajo técnicas del cubismo picassiano. La Casa, con obras del pintor, simboliza la amistad de países suramericanos y caribeños. En 1954 el artista hizo en Venezuela el mural-vitral Homenaje al hombre americano, con patrocinio del Centro Simón Bolívar. En 1957 recibió el premio Mejor Pintor de Suramérica. Entre sus amigos destacaron Fidel Castro, Pablo Neruda, François Mitterrand y Gabriel García Márquez.

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