Vladimir Castillo

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La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fue creada en 1949 como un mecanismo de defensa común entre sus miembros, la realidad subyacente era la preparación de una fuerza que asegurara la supremacía de EEUU, o el imperialismo estadounidense en el período posterior a la segunda guerra mundial, fuerza que se impusiese a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), único obstáculo en el logro de este objetivo. Esto no se percibía muy difícil ya que las pérdidas, materiales y humanas, de la Unión Soviética durante la Gran Guerra Patria fueron tan severas que superaron, aproximadamente, en cinco veces a las del resto de los aliados, excluyendo a China[1]. Esta cifra por sí sola pudiera explicar quién fue el “que puso el pecho” ante la poderosa maquinaria de guerra de la Alemania nazi, que había arrasado en pocos meses a prácticamente toda Europa occidental. La demora en la apertura del segundo frente no puede haber sido casual, la intención era debilitar al máximo a la Unión Soviética, dejarla extenuada, agotada, arrasada y sin buena parte de sus mejores hijos e hijas.

Así y con la bomba atómica en su arsenal, probada con más de 600.000 muertos en Hiroshima y Nagasaki[2], EEUU y su brazo militar, la OTAN, empiezan el ataque frontal en todos los ámbitos contra la URSS y el resto del denominado bloque socialista. Para optimizar su rendimiento no se dudó en incorporar a nazis en las estructuras de la organización[3], dando continuidad y profundidad a la clásica visión europeo centrista, racista, clasista, católica y protestante de la supremacía occidental. Pese a esto, los logros en cuanto a la decolonización y autodeterminación de los pueblos del sur se logra fundamentalmente gracias al trabajo y la presión ejercida por la URSS y la naciente República Popular China.

La guerra fría empieza con el ascenso de Truman a la presidencia de EEUU[4], en lo militar empiezan presionando a la URSS y la hacen retirarse de Irán, en lo cultural y comunicacional los socios occidentales van logrando imponer sus manipulables principios de democracia, derechos humanos, libertad; en el ámbito económico imponen los acuerdos de Breton Woods, con el dólar a la cabeza y arrinconan a quienes se oponen a ello, controlando, casi totalmente, el comercio internacional y generando un neo-colonialismo y un imperialismo financiero.

La confrontación continuó hasta 1988-1991 años en los cuales los atlantistas logran la unificación alemana, la caída de los procesos socialistas en los países de Europa del este y el desmembramiento de la URSS, todo esto con la colaboración de los traidores de Gorbachov y Yeltsin principalmente. EEUU y la OTAN ganaron y son los amos del mundo, se acabó la historia, y se dedican a imponer su hegemonía, a matar líderes no convenientes, a invadir y agredir pueblos débiles militarmente; cobardemente atacan y desmembran Yugoslavia, luego van contra Irak, Afganistán, Libia, Siria y Somalia. Se expanden hacia los países del este de

Europa faltando a la palabra empeñada en los años 90[1], hasta llegar al límite de pretender incorporar a Ucrania y Georgia en su organización, cruzando las líneas rojas establecidas por Moscú, lo cual después del golpe de Estado de 2014 es complementado, por una parte, con los 8 años de agresión permanente a las autoproclamadas Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk, y los más de 14.000 muertos causados en esas regiones, y por la otra, con el abierto apoyo a los grupos neo-nazis y la glorificación de los personajes que apoyaron la invasión nazi de la URSS y colaboraron en la persecución y asesinato de judíos, funcionarios del Estado soviético y partisanos que resistían la ocupación de los alemanes y sus socios rumanos, italianos, españoles, húngaros, finlandeses, lituanos, estonios e incluso polacos y franceses[2]. Todo esto “obliga” a los dirigentes rusos y a su líder Vladímir Vladímirovich Putin a reconocer las Repúblicas del Donbás y desplegar la operación militar especial para proteger a los habitantes de Lugansk y Donetsk así como para desnazificar, desmilitarizar y asegurar la neutralidad de Ucrania.

Sin embargo, la lucha contra el nazi-fascismo y el aseguramiento de la estabilidad y paz mundial debiera ser una obligación de todo el andamiaje internacional surgido después del triunfo de los Aliados en 1945, incluyendo a las Naciones Unidas y demás organizaciones multilaterales generadas. Pero no, basta con ver la votación del 16 de diciembre último pasado en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la resolución “Lucha contra la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia”, la cual votaron negativamente todas las naciones europeas, excepto Suiza (que se abstuvo), EEUU y demás socios menores; exactamente los mismos países que nucleados en torno a la OTAN, sostienen el régimen nazista de Ucrania, cada fusil, bala, misil, tanque, avión, cada euro o dólar enviado al gobierno ucraniano es directamente un aporte al fortalecimiento y expansión de las peores ideas y prácticas humanas solo comparables a la brutalidad que se adueñó de buena parte del mundo entre los finales de las 2 grandes guerras iniciadas en Europa el siglo pasado, que se resumen en el nazismo y el fascismo. Si esto NO es combatido con decisión ahora, si se expande, puede llegar a convertirse en la más grave tragedia de la humanidad. Los pueblos autodenominados “occidentales” tienen el deber de detener a sus líderes actuales, a sus corporaciones y/o gobiernos y exigir, con el resto del mundo, la disolución de la indeseable maquinaria de guerra que es la OTAN, lo que podrán lograr solo si se quitan el yugo y la cadena de la nariz y entiendan que “la era del imperio”[3] ya pasó, que son uno más en el mundo. Solo juntos podemos y debemos vencer ese monstruo y construir un mundo más justo para la humanidad, un mundo multipolar y pluricéntrico en el que aceptemos lo que nos diferencia, en el cual todos los pueblos aportemos lo mejor que tengamos para asegurar una vida digna y plena para el género humano, en armonía con la naturaleza y nuestra pacha mama.

1        https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:V%C3%ADctimas_de_la_Segunda_Guerra_Mundial

2         https://news.un.org/es/story/2020/08/1478442

3        https://www.elciudadano.com/reportaje-investigacion/otan-y-sus-vinculos-con-el-nazismo/06/23/

4        Ronald E. Powaski. 2000. La guerra fría. Estados Unidos y la Unión Soviética, 1917-1991. Ed. Crítica

5        https://nocoldwar.org/news/la-expansion-de-la-otan-hacia-el-este-es-la-causa-de-la-crisis-en-torno-a-ucrania

6        https://es.rbth.com/historia/85020-franceses-lucharon-urss-segunda-guerra-mundial

7       Referencia al libro de Eric Hobsbawn, La era del imperio, 1875-1914. Ed.Crítica

1 comentario sobre “OTAN, la indeseable

  1. Me parece excelente la perspectiva histórica que le da el autor al problema de la OTAN y definitivamente es una organización que debe desaparecer por el bien de la humanidad. Un mundo unipolar es una verguenza para el mundo.

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