Pdvsa debe ser territorializada, plantea experto petrolero

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Con ese modelo de gestión quedaría inhabilitada la burocracia, apunta ingeniero David Paravisini, quien tiene en la refinería El Palito el mejor aval para su propuesta. Fotos Internet.

VEA / Ildegar Gil

No con poca frecuencia somos testigos -y testigas-, de ocurrencias y «chispoteos» de quienes modifican el sentido de populares frases enraizadas en la jerga cotidiana. Los ejemplos, y sus consiguientes consecuencias en materia de sonrisas y hasta carcajadas, sobran. Por los vientos que soplan, nada indica que tan alocada alteración de esos patrones linguisticos-culturales vaya a recibir el frenazo del purismo, como seguramente algunas -y algunas- querrían.

Aunque parezca traído por los cabellos, sobre todo cuando se trata de abordar un tema tan serio como Petróleos de Venezuela, Pdvsa, existe un refrán popular que a la luz de una propuesta de profundo cambio hacia tan importante empresa, parece coger cuerpo y hasta vida propia. Todo depende, como expresa otro refrán, del cristal con que se mire. Pero cuando los sueños -con sus consecuentes ideas y experiencia en el campo de trabajo-, apuntan hacia la concreción del socialismo y la eficiencia arrasando obsoletos estatutos, todo parece indicar que aquel El que nace barrigón, ni que lo fajen chiquito, podría empezar a perder vigencia y, no precisamente, por ocurrencia o chispoteo alguno sino por la contundencia de hechos que le desinflarían la panza.

La descomunal organización, (cuya partida de nacimiento está fechada el 1° de enero del año 1.976), sus trabas y sus destrabas, da vueltas en la cabeza del ingeniero, David Paravisini, y también en la de otros compatriotas que sienten poseer la fórmula para que la compañía sea noticia más allá del escándalo (ampliamente justificado) generado por la trama Pdvsa-Cripto, denunciada en marzo del año 2023 por el jefe del Ministerio Público, Tarek William Saab, y que entre otras consecuencias hasta ahora arroja la detención de 66 personas, incluyendo al exvicepresidente de la República y exministro del Poder Popular para el Petróleo, Tareck El Aissami.

Oro negro vs historia turbia

Paravisini, experto petrolero, expresa que hay que aplicar lo que definió en la Dirección de Diario Vea como un Nuevo modelo de gestión que -además de factible como se demostró con la Refinería El Palito, Carabobo)- hace añicos la condición de Estado dentro del Estado que posee la connotada y mundialmente famosa firma nacional.

Aunque deseos no preñan, para seguir en la onda de las expresiones populares, lo ideal -argumenta el entrevistado, quien fue diputado en las postrimerías de la Cuarta República-, es incorporar el ya mencionado nuevo modelo. La historia así lo impone, según interpreta, pues, Pdvsa fue creada con parámetros que impiden mecanismos de control alguno sobre ella. Solo así se entiende, indica, que su accionar escape a los ojos de la Contraloría General de la República y de la mismísima Asamblea Nacional.

La historia convertida en recuerdos o viceversa, están intacto en su archivo cerebral. «Algunos que eran técnicos fueron tremendos delincuentes. Robaron millones de dólares ante la cara de todo el mundo», subraya para inmediatamente lanzar el nombre de Aires Barreto, como uno de los ejemplos. De los malos ejemplos, mejor dicho.

Barreto, vicepresidente de Pdvsa según rastreo en Google, tuvo “…una responsabilidad gigantesca de lo que era Citgo, el manejo de todas las inversiones extranjeras. Se llevó cualquier  cantidad de dinero y en India montó una mega empresa que también hoy tiene relaciones con la actual Pdvsa”, asegura.

Se pregunta: «¿Qué es lo que pasa en Pdvsa que quien llega inmediatamente monta una maquinaria para quitarle el dinero al país?”. Él mismo responde: «Fue una estructura hecha para lograr el sueño de los monopolistas, del capitalismo más perverso: dominar y controlar los recursos del suelo, los empresarios y de la administración general de toda la empresa».

Decepción y engaño absoluto

Poco amigo de validar el concepto de nacionalización aplicado a la industria a partir de 1.976, reconoce que «…antes de la entrada de Pdvsa, lo que funcionaba era que el Estado era dueño de los recursos, tenía sus instituciones para cuidar el recurso. Los sistemas eran estrictos. Y aunque había algo de corrupción, había mucho celo por parte del Ministerio de Minas e Hidrocarburos».

-El modelo de gestión creado esa vez ¿respondió a los intereses del país?– indagamos.

-Fue un engaño total- responde.

-A partir de entonces se facilitaron esas estructuras de corrupción…-comentamos y vuelve a poner los puntos sobre las íes, indicando que aquella decisión «nacionalista» no se limitó únicamente a nuestro país, sino que tuvo alcance en otros productores de petróleo empujados por Estados Unidos, que para ese momento necesitaba mayor cantidad de energía dado los cambios tecnológicos que experimentaba.

Precisa que «Pdvsa fue producto del impulso de la creación de empresas nacionales, que empezaban a administrar lo que hasta ahora se venía haciendo a través de los ministerios», dice, no sin dejar de admitir que «…el control estaba en manos de la empresa privada trasnacional».

En este punto, menciona a Alberto Quirós Corradi, quien fue el último presidente de la transnacional Shell antes de integrar la primera directiva de Petróleos de Venezuela. Lo identifica como uno de los artífices de la hechura de la estatal criolla. Sin dudar, exclama: «Hace una corporación hecha a la medida de la Shell,  Exxon, Mene Grande, ConocoPhillips y otras que sumaban entre 18 y 20».

Entonces Pdvsa fue creada para…

-Para  hacer que los recursos petroleros fueran manejados por ellos mismos. Ellos se mantuvieron en los campos. La nacionalización fue entre comillas.

-La creación de Pdvsa favoreció la corrupción...

-Introdujo algo que no se había visto aquí: la creación de una empresa que pasara a representar los intereses de la nación. El Ministerio quedó en una posición de segundo plano; cualquier empresa que quisiese participar tenía que pasar por el filtro de las empresas transnacionales que ahora eran las empresas nacionales, tenía que pertenecer a la Shell. Los contratos de servicio, de perforación, la compra de maquinarias, de equipos, lo dirigía la Shell a través de Quirós Corradi, a quien vincula como agente del MIS6, el aparato de inteligencia exterior británico.

Su memoria apela a los números. Ubica en 76% la remuneración (entiéndase regalía e impuesto sobre la renta) que el país recibía antes de la «nacionalización», para pasar a ubicarse en 15% «como lo consiguió Hugo Chávez en 1999».

-¿Ese 76 por ciento se consideraba bueno?

-Era ejemplo mundial. Países como Arabia Saudita, Irak e Irán ponen como ejemplo las políticas fiscales para mantener esa batalla contra las transnacionales que trataban de pagar lo menos posible- sentencia, antes de recomendar le lectura de la obra El proceso de privatización petrolera en Venezuela, autoría de Alí Rodríguez Araque, designado por Chávez en la presidencia de la compañía una vez derrotado el golpe de Estado en su contra, el 11 de abril del año 2002. El texto, adelanta, «…demuestra uno a uno todos aquellos elementos. Lo que debió haber sido un beneficio para Venezuela se convirtió en una fuente de extracción de dinero, porque ese dinero no se quedaba aquí»

-¿Por qué?

-Porque de acuerdo a sus estatutos, es una corporación que se autoregula ella misma. Es un Estado dentro del Estado. Lo sigue siendo.

-¿Quién colocó a Quirós Corradi al frente de Pdvsa?

-Fue un acuerdo adeco-copeyano. No te voy a decir que fue Carlos Andrés Pérez.

¡Todos en la misma mesa!

-Creo que llegó el momento de hablar de la propuesta– le sugerimos, y responde que todo surgió en el Grupo de Boston, conglomerado gringo-venezolano estructurado en el año 2002 una vez aniquilado el golpe de Estado, al que se incorporó a solicitud del presidente, Nicolás Maduro, a objeto de que tanteara en qué podía contribuir dicha figura «…para que haya inversiones en petróleo bajo las condiciones de las medidas coercitivas».

Antes de aterrizar en la propuesta en sí, le saca anticipado brillo con un ejemplo resueltamente concreto: «¿Cuánto cuesta desarmar, limpiar la refinería de El Palito? Eso lo saben son los trabajadores. Son quienes saben cuánta materia prima se necesita, cuáles piezas van a sustituir».

-¿De qué se trata?

-Que en una mesa se sienten el inversionista, los trabajadores que tienen 50 años haciendo ese trabajo, y el dueño que es la República. Además, hay que tomar en cuenta el territorio: hay unas comunas. No puedes tener un desarrollo tecnológico o industrial que no incorpore a la población a cuyo alrededor se invierten millones de dólares y no tiene cloacas.

-Punto y círculo– indicamos.

-Círculo y punto, lo llamamos. Hay que fortalecer el  tema de la nueva organización de territorio que nos propuso Chávez. Y la seguridad, porque estamos en guerra.  No te estoy hablando de unos serenos, sino de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Esos elementos tiene que sentarse a la mesa a discutir qué es lo que se va a hacer. Eso tiene que llegar a la gestión, totalmente concentrada en fórmulas corporativas que no tienen manera de cambiarla. Por eso esta propuesta de cinco espacios diferenciados: suroccidente, occidente, centro, oriente y la costa. Cinco unidades de organización en el territorio nacional con toda la complejidad: refinación, perforación, gas. Son completas.

Estima importante aclarar algo: «Eso no quiere decir que son cinco empresas petroleras. Son cinco estructuras petroleras con una sola dirección donde cada espacio en cada territorio tiene su forma de manejarse».

Rodríguez Araque rebrota de sus labios, para recordar que «esta experiencia la tomamos de lo que hizo para recuperar la industria petrolera durante el año del paro petrolero», entre finales de 2002 e inicios de 2003.

En aquella ocasión, rememora, «…lo que hace es dividirla en 2: crea la unidad Occidente y la unidad Oriente (…) Funcionó: cada uno tomó sus decisiones con sus realidades, y una junta directiva coordinando los procesos. No se perdía el tema de la dirección como tal pero sí se le daba la autonomía al espacio territorial que pudiera aprovechar las ventajas que tenía sin tener que pasar por la Corporación».

-¿Qué tan factible es eso? ¿quién lo decide?

-Eso puede decidirlo Pdvsa, pero tiene que tener la visión de poder rehacerse o transformarse con esa idea de hacer las Unidades Especiales de Producción (UEP), con una Pdvsa territorializada. Cada territorio tiene su especificidad, pero siguiendo directrices generales. Las decisiones sobre San Roque no se toman en La Campiña. Se toman en la unidad que está allá en Anzoátegui. Invite a los trabajadores petroleros. Ellos saben todo sobre el pozo que alimenta a esa refinería, dónde se almacena, dónde se transforma. Cada contrato debe pasar por ese proceso.

Para muestra, un palito

Convencido de la necesidad y la utilidad de las UEP, recurre a lo que sin duda alguna es la experiencia que mejor conoce: la refinería El Palito. Lo sintetiza de esta forma: «Pdvsa había destinado para la recuperación de la refinería en los últimos cuatro años cerca de mil millones de dólares, entre 2017 y 2020. Nunca arrancó. Se invertía, medio arrancaba y se paraba». Llegado el turno de la clase obrera, «Cuando “estos” «…hicieron su presupuesto: 150 millones de dólares y arrancaron con 40 mil barriles, después llegaron a 80 mil barriles en ocho meses. Se vendieron desechos, participó el gobernador Rafael Lacava, se hizo un fideicomiso y se logró recuperar el comedor, compensar los ingresos de los trabajadores, medicinas, se compraron las unidades de transporte».

-¿En cuál lapso fue eso?

-Entre los años 2020 y 2021.

Afinando la propuesta y su saldo, concluye que «el inversionista estará feliz porque va a ganar, y todos vamos  a ganar porque habrá producción». El tema de la FANB trasciende el hecho de garantizar que «no habrá un terrorista» capaz de alterar el trabajo, sino que significará que «…un producto que llegue a La Guaira, al puerto o al aeropuerto llegue sin que lo matraqueen».

-¿Esa propuesta conlleva a la desaparición de Pdvsa?

-No.

-¿De la burocracia en Pdvsa?

-Deja a la burocracia inhabilitada. Vas a evitar que se pueda robar porque ahora se va a manejar en otro sitio. No habrá un carajo en un décimo piso diciendo que ese contrato va o no va, hablando de precios o costos porque los precios y los costos se deciden en el sitio donde se hacen las cosas.

-¿Experiencias como esa?

-Nada. Eso es aquí. Para que lo sepas: es a partir de un análisis marxista de la situación venezolana. No soy el creador de eso. Carlos Marx, en el último tomo de El Capital, plantea que las clases sociales son tres. Se lo apliqué a eso. El rollo con Pdvsa es que se trata de una sola empresa que representa los intereses de la nación, del capital y de los trabajadores. Hace lo que le da la gana. ¿Cómo domina a los trabajadores? Con un contrato colectivo. Con ello los trabajadores pierden su combatividad, su conciencia de clase neutralizada por el capital. Con nuestra propuesta, le damos el protagonismo a los trabajadores pero no como sindicatos sino como productores. Van a ganar dinero, produciendo y no a través de un contrato colectivo. Que se hagan dueño del proceso productivo. Solo conozco un ejemplo donde el capital acepta la dirección de la clase obrera y no del capital: la Comuna de París. Fue la única experiencia donde la burguesía se somete a la dirección de la clase obrera. No se trata de eliminar el capital, sino de que la dirección la lleve el socialismo.

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