Néstor Rivero Pérez

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El 1° de diciembre de 1351 se detectó en Venecia el primer caso identificado en Europa de peste bubónica, padecimiento cuya rápida expansión por el Viejo Mundo, le hizo ser bautizado como “Peste Negra”.

¿Maldición bíblica?

Y en un tiempo en que todavía se desconocía el origen y modos de tratar las enfermedades contagiosas, hizo suponer a gran parte de la población, que se trataba de un castigo, especie de maldición bíblica que anunciaba el fin del mundo, siendo considerada la enfermedad “como una prueba que Dios enviaba al individuo, como las que sufrió Job, y sus padecimientos acercaban al enfermo a los de Jesucristo.” (Margarita del Valle García, Edad Media y Medicina, Publicación Sedene – N.° 26; 2007, Hospital de Cabueñes. Gijón).

Enemigo desconocido

En un mundo cuya población total se mantuvo durante casi un milenio alrededor de trescientos millones de personas y en el cual la expectativa de vida no superaba la media de 35 a 40 años, con carencia de toda clase de antídoto, la transmisión de esta clase de padecimientos derivaba en un auténtico desplome de la tasa demográfica allí donde la peste negra arraigaba. Desde los tiempos de Justiniano, cuando se produjo la primera gran epidemia causada por la bacteria ‘Yersinia pestis’, el brusco engrosamiento de la lista de quienes descendían al sepulcro, anunciaba un enemigo muy distinto al de los ejércitos que combatía el bizantino Belisario, al pie de las murallas sasánidas y las ciudades de Dalmacia.

 

La ruta de la peste

El oscuro panorama generado en la época por el absoluto desconocimiento de las causas, fases y adecuado abordaje de la terrible afección, determinó a que se le diese como denominador el de Peste Negra. Historiadores como Ibn Al-Wardni y Almaqrizi, estimaban que la peste bubónica procedía de Mongolia, donde investigadores chinos han registrado un brote ocurrido hacia 1330. Lo cierto es que en la actualidad la peste bubónica mantiene hasta hoy su carácter endémico. De Mongolia el intercambio comercial, campañas bélicas y corrientes migratorias pudieron llevarla a otras zonas del Asia Central, al Mar Caspio y a la ruta de las caravanas, hasta Constantinopla. Y de dicho puerto del Mediterráneo oriental -adonde por lógica del comercio marítimo, habría de instalarse  el Yersenia pestis- los navíos que traficaban con Génova le servirían de transporte, siendo en esta metrópoli portuaria de Italia, donde fue detectado el primer caso conocido en Europa, un día como hoy de 1357. Algunos estudiosos estiman que dicha bacteria llegó a Europa oriental en 1346, a través de soldados contagiados del ejército mongol, el cual ese año atacó Crimea, y ello tiene como asidero el hecho de que ese año la plaga se inició entre los sitiadores, penetrando de seguidas a la ciudad de Caffa, actual Feodosia (Crimea).

¿Cómo se transmite?

La peste bubónica es un padecimiento zoonótico, transmitido del animal al ser humano, y susceptible de ocasionar “alta mortalidad en roedores y conejos silvestres. En ciertas especies animales como los perros de las praderas, los brotes de peste pueden matar a la mayoría de los animales de una colonia” (https://www.sudoctor.org). Al hombre y a la mujer llega la bacteria cuando sufren picadura de la pulga Xenopsylia cheopis, contándose con cerca de otras 30 especies que operan como vectores de la bacteria. Así el tejido humano puede ser infectado por la picadura de la pulga de los roedores “o por medio de la manipulación de tejidos de animales salvajes contaminados” (Ibídem). Una vez detectado, se deben aplicar con la urgencia del caso, antibióticos durante diez días, para prevenir complicaciones que pueden resultar mortales.

 

Sinóptico

1983

A balazos acalló el puntofijismo denuncias de corrupción

Este día 1° de diciembre de 1983, fue asesinado en una avenida de la urbanización Las Mercedes (Caracas), el abogado Raymond Aguiar Guevara, quien en la última década participaba como contraparte en varios de los casos más sonados del foro penal venezolano.

Entre los litigantes a quienes se quitó la vida en la segunda parte del siglo XX venezolano, destacan el reconocido penalista Ramón Carmona Vásquez, en 1978, y Juan Luis Ibarra Riverol, en 1985. Un mes antes de su asesinato, el penalista Raymond Aguiar había sido víctima de un primer atentado en el sótano del edificio donde atendía su bufete, en la urbanización Las Mercedes.

Según recuerda William Becerra, poco antes del fatal hecho, el penalista había dicho ”Espero atentados de la gente del Banco Nacional de Descuento o de Manuel Molina Gásperi” (core.windows blob..net). Tanto en el primero como en el segundo atentado, Aguiar, magnífico practicante del tiro al blanco, accionó su arma, saliendo ileso en la primera ocasión, empero no en la segunda, cuando cae mortalmente herido.

Por esos días actuaba como acusador de miembros del Grupo “GATO” (extinta PTJ), imputados en el asesinato de Ramón Carmona Vásquez, su colega y amigo, acompañando a la viuda de este, Gladys Jorge de Carmona en el juicio.

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