Polémica en Colombia tras la muerte de un niño indígena por falta de atención médica
La bebé forma parte de los casi 700 niños y niñas que están malviviendo en el campamento ubicado en el Parque Nacional de Bogotá. Fotos La2Orillas
VEA
Un niño de un año y 9 meses de edad, del pueblo indígena Embera, murió el domingo por falta de condiciones sanitarias y por estar expuesto a bajas temperaturas en el campamento provisional del Parque Nacional de Bogotá, donde la comunidad está asentada desde finales de septiembre para exigir sus derechos.
En un mensaje en las redes sociales, el secretario de Salud de Bogotá, Alejandro Gómez, explicó que el menor fue trasladado al hospital de San Ignacio y falleció a pesar de las maniobras de reanimación, refirió Russia Today.
«Tenía una condición de salud supremamente grave desde hacía muchos días y no había sido posible trasladarlo porque no había habido la voluntad por parte de su familia y el grupo social que lo acompañaba», comentó.
Gómez añadió que hace cinco semanas, la administración propuso el traslado de todas las personas que están en el parque a una sede a las afueras de Bogotá, que cuenta con la infraestructura necesaria.
«No hemos sido escuchados»
Sin embargo, según relató a la prensa María Violet Medina, lideresa del pueblo indígena nasa, la comunidad emitió el pasado 8 de noviembre una alerta temprana sobre las condiciones de salud de este grupo de personas y se solicitó un equipo permanente para poder atenderles.
«No hemos sido escuchados. No sé cuántos días tenemos qué perder para que la doctora (alcaldesa) Claudia López se tome un minuto de su tiempo y venga y nos escuche, pero sobre todo para que entienda que nosotros proponemos salidas estructurales como las que hemos puesto sobre las mesas», denunció.
700 niños pasan hambre y frío
María Lina Bukamakerama no tenía la menor intención de parir a su primogénita en Bogotá, una tierra fría que ni tan siquiera sabía que existía. Ella pensaba que todos los hijos que tendría junto a su compañero Luis Orlando Querágama crecerían como ellos en la comunidad de la selva chocoana, alimentados por la naturaleza, refiere el portal neogranadino Las2Orillas.
La niña, quien no tiene nombre castellano, nació necesitándolo todo el pasado sábado, ocho días después de que sus jóvenes padres llegaran al campamento que los indígenas de 14 comunidades instalaron en el Parque Nacional de Bogotá. María Lina dio a luz con pocas fuerzas; ha estado mal alimentada desde que salió de su comunidad en la parte alta del Chocó. En el Parque Nacional, donde ni siquiera tienen baños públicos dignos, lo único que no escasea es el intenso frío de los días y sus noches.
La hija de María Lina y Luis Orlando nació en condiciones precarias con ayuda de Teresa Borocuara, una partera tradicional que también llegó huyendo de la guerra en el Chocó entre el ELN y los paracos del Clan del Golfo, que principalmente explotan la minería ilegal envenenando el río Atrato, donde los indígenas sacaban el pescado para alimentarse.
La bebé forma parte de los casi 700 niños y niñas que están malviviendo y a medio vestir en el campamento y que no han recibido ninguna atención por parte del Estado ni de la Alcaldía de Claudia López, quien ha sido indolente ante la situación de los indígenas instalados en carpas armadas con plástico a pocos kilómetros del palacio de Liévano, en la Plaza de Bolívar.
Los indígenas dicen que están solos. Denuncian que lo único que una entidad de Gobierno les ha entregado para que su estadía fuese menos difícil, fueron unos plásticos negros para levantar sus cambuches; lo hizo hace varios meses la Alta Consejería para las Víctimas. Dicen que no tienen brigadas de salud. Dicen que ni un grano de arroz les ha llegado por parte de la alcaldía ni del gobierno de Duque. La comida y la escasa comodidad que han logrado en esta ciudad se la han dado los bogotanos de a pie, que llegan hasta las barreras de lata que rodea el parque.
En el campamento indígena ya han nacido doce bebés. Varios de ellos han tenido que ser llevados al hospital por complicaciones médicas. El frío, la lluvia incesante de Bogotá, la falta de buena alimentación, el juguetear entre aguas sucias, tiene en peligro a estos cientos de niños que al parecer son invisibles para los bogotanos y las autoridades que pasan a diario por el campamento del Parque Nacional.