Carlos Batatin
@carielbat

Dicen que nunca es tarde para pedir perdón cuando esa necesidad nace desde el corazón. Sin embargo, haber sido ministro de la Defensa del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, y esperar que la flor se marchite para arrepentirse por los cientos de muertos bajo la excusa del conocido falso positivo, es algo que mucha gente no entiende.

Pues resulta que, el exjefe de Estado neogranadino, Juan Manuel Santos pidió perdón el viernes 10 de junio, por las víctimas de los llamados falsos positivos, es decir, asesinatos de civiles cometidos por militares para hacer pasar como “daños colaterales” las muertes ocasionadas en pleno combate contra las guerrillas. Al parecer, su reflexión por tantas muertes no fue del tanto voluntaria- de haberlo sido tal vez la fuese expresado al momento de recibir el Premio Nobel de la Paz en 2016.

No obstante, al ser interpelado ante la Comisión de la Verdad, un órgano que investiga el conflicto armado, Santos defendió su gestión como ministro de Defensa junto a Uribe Vélez y dijo que le quedaba “el remordimiento y el hondo pesar de que durante mi ministerio muchas, muchísimas madres, incluidas las de Soacha, perdieron a sus hijos por esta práctica tan despiadada, unos jóvenes inocentes que hoy deberían estar vivos”.

Lo extraño es que siendo el titular de la Defensa para ese entonces, nunca se dio por enterado y ahora que han transcurrido los años y los familiares siguen llorando a sus seres amados, el señor Santos con la mano en el pecho afirma que “eso nunca ha debido pasar. Lo reconozco y les pido perdón a todas las madres y a todas sus familias, víctimas de este horror, desde lo más profundo de mi alma».

Aunque en su gestión tenía acceso a las informaciones y expedientes denominados confidenciales o clasificados dejó claro de haberles dado poca credibilidad a las denuncias iniciales sobre los asesinatos. Al final de cuento, el ángel de la culpabilidad propia, hizo que se diera cuenta que eran reales.

Si de Álvaro Uribe Vélez, todos los colombianos a favor y en contra esperan lo peor, cómo es que Juan Manuel Santos, creía ciegamente en su “Patron” y no hizo nada para investigar los positivos falsos o falsos positivos. Cuénteme una de vaquero.

Expresa la letra de la canción del Guaguanco del Adiós, de Roberto Roena, que «con lágrimas no se curan heridas/ Opino que no se debe de llorar/ La mente que no se dé por destruida/ Nació para legislar, para pensar.

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