FOTOLEYNDA 29 MRZ 9P25g1j

Néstor Rivero Pérez

[email protected]

El 29 de marzo de 1944 el diario El País, vocero del partido Acción Democrática, publica extenso artículo de Rómulo Betancourt, mediante el cual este replica opiniones vertidas por Miguel Otero Silva (MOS) sobre el decreto de disolución de la Convención de Trabajadores, que por entonces se celebraba en Caracas. El decreto fue expedido por el Ejecutivo nacional.

Cruce de antagonismos

La polémica entablada entre dos medios impresos de primer orden, por la cantidad de lectores que ambos atraían en ciudades y campos de Venezuela, se derivó del mutuo señalamiento que adeístas y procomunistas se endilgaban acerca de la responsabilidad de inducir al gobierno de Medina Angarita a dictar un decreto de disolución de la Convención de Trabajadores, y que, según MOS, aludiendo a AD, respondía a una “línea divisionista, sectaria, exclusivista de algunos de sus dirigentes” (El Nacional, edición del 28-03-1944).

En el marco del frente unitario que a nivel mundial habían formado las grandes potencias de Occidente, aliadas en contra del Tercer Reich de la Alemania hitleriana, Otero Silva exponía la visión de quienes abogaban por la extensión del frente antifascista nacional, que incluyese a sindicatos y clases laborales y que a nivel político del país se expresaba en la alianza del PDV y el PCV en torno al gobierno del general Isaías Medina Angarita.

Querella Rómulo-MOS

En el referido artículo del 28-03-1944 Otero Silva -por entonces muy cercano al Partido Comunista de Venezuela- caracterizaba al secretario general de Acción Democrático: “Betancourt está considerado uno de los jefes más sectarios e intransigentes de AD. Lógico es que sea Rómulo mi opositor”. Betancourt respondió al día siguiente, puntualizando que el propósito oficial de la orden gubernamental sobre la Convención de Trabajadores no era otro que hacer ver “a los comunistas, que con ellos no había posibilidad de colaboración en el campo obrero”.

De inmediato Betancourt entra a un campo de mayor fricción querellante: “Algo que sólo MOS ha querido”, apunta Rómulo, el planteamiento de cuestiones personales, aludiendo a su contrincante como “paradójicamente proletario y millonario”. Prosigue: “Ataques políticos hubo en mi artículo, pero nada que rozara en lo personal a Otero Silva y a sus compañeros”. Y quizás lastimado en su fuero por señalamientos de MOS acerca de lo que este último cataloga como “su pasado político (el de Betancourt) de inconsecuencias y que habría muchas cuentas qué aclarar” (RB, El País, Cs, 29-03-1944).

Madurez y exaltación

En todo caso, la polémica en torno a los reacomodos y percepciones sobre el carácter de la transformación histórica que se iniciaba en la Venezuela que sucedió a la larga autocracia gomecista (1908-1935), y cuya conducción fue tomada por la Generación de 1928, cristalizó entre 1936 y 1958 en tres alas: un sector militar de ascendencia principalmente tachirense, una corriente socialdemócrata avenida con posturas de la Guerra Fría y el Departamento de Estado de EEUU, y el sector de filiación marxista que adhirió la visión del socialismo, representado por la URSS desde 1917.

Sarampión juvenil”

“En Costa Rica, viviendo hace 12 años esa hora del ‘sarampión juvenil’ por la que atraviesa todo luchador social, me afilié a un romántico grupo de estudiantes e intelectuales, sin contacto con la III Internacional de Moscú. La desesperación del estudiante proscrito que veía retardarse indefinidamente la desaparición de (Juan Vicente) Gómez, halló su cauce en ese grupo. No pasó mucho tiempo sin que arribara al convencimiento de que ese no era el camino… para alcanzar la liberación de nuestros pueblos (…) En Venezuela jamás he militado en el Partido Comunista, y así lo afirmaba textualmente el periódico El Martillo, órgano clandestino de esa organización (Junio 1938): ‘Rómulo Betancourt no es miembro del Partido Comunista… y no ha militado nunca en sus filas’” [Fuente: Pensamiento político venezolano del siglo XX, Tomo 47, pág. 415].

Sinóptico

1825

Hace 200 años Antonio José de Sucre dirige proclama al Alto Perú

Este día el Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, avanzando hasta el Potosí, para culminar la total liberación de la porción de territorio altoperuano que permanecía en manos realistas, dicta proclama: “El Ejército”, dice el héroe cumanés, “desde Ayacucho al Potosí, ha dado existencia a vuestra patria.

«Diez mil tiranos vencidos en el campo de batalla… y un territorio de más de 300 leguas redimido del poder español, son los triunfos que el Ejército Unido representa a los pueblos”. Se refería Sucre a la formidable campaña que encabezaba desde el momento en que en septiembre de 1824, el Libertador puso bajo su mando el Ejército Unido, integrado por patriotas provenientes de Chile, Argentina, el mismo Perú yel Alto Perú, así como la Gran Colombia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *