Néstor Rivero Pérez

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El 24 de mayo de 1822, el general Antonio José de Sucre derrotó a las fuerzas españolas del mariscal Melchor Aymerich en las faldas del volcán Pichincha, justo a la vista de la población de Quito, consagrando con dicha victoria la independencia de Ecuador.

Visión de conjunto

Tras la batalla de Boyacá de 1819, el Libertador Simón Bolívar trasladó el escenario principal de la guerra al occidente y centro de Venezuela y a la vez envió fuerzas al sur de Nueva Granada. Así, a inicios de 1821, estimando la inminencia del triunfo, poco antes de la campaña de Carabobo, Bolívar envía al sur de Nueva Granada y con instrucciones de penetrar en Ecuador, al joven general de Brigada Antonio José de Sucre, como jefe militar. El héroe cumanés, tras conducir acciones en la región de Pasto, se traslada por mar a Guayaquil y la coloca “bajo la protección de las armas grancolombianas”.

 Dos frentes

De este modo, a poco de obtener en Venezuela la victoria sobre los españoles en Carabobo, el 24 de junio de 1821, el Libertador se trasladó a Cúcuta, donde instaló el Congreso Constituyente, y de inmediato se encaminó al sur de Nueva Granada. Entretanto, Sucre, desde la costa ecuatoriana, abría campaña sobre Quito, y Bolívar se adentra desde tierra neogranadina también con la idea de liberar Quito y asegurar con las armas, la pertenencia de su territorio y el de Guayaquil como parte constitutiva de la Gran Colombia, de acuerdo a la doctrina del Utis Posidetti Iuris.

 La campaña

Entre abril y mayo de 1822 se decide el destino de Ecuador. De una parte Bolívar procura abrirse camino desde Popayán y Pasto, hacia las provincias de Ecuador, logrando el 7 el reñido triunfo de Bomboná, obtenido a un costo muy elevado de hombres, pero que facilitó la acometida de Sucre sobre Quito, en el centro de Ecuador, accediendo el cumanés a dicha capital, por el noroeste, donde se ubica el célebre volcán Pichincha, que tiene varias cumbres.

La noche anterior

La noche del 23, y al amparo de las sombras, Sucre con un ejército que integraban 2.971 hombres entre guayaquileños, cuencanos, argentinos, chilenos, colombianos y peruanos, empezó a escalar el volcán Pichincha, buscando la mejor ubicación” (http://www.duran.gob.ec). Ya a las 8:00 de la mañana del 24, anota Sucre en su parte de la batalla: “Llegamos a las alturas del Pichincha”. Este paso sorprendió a los realistas y colocó a los patriotas en posición de atacar.

 Faldas Del Pichincha

En su parte sobre la jornada, escribe Sucre: “A las 9:30 dio la Compañía de Cazadores de Paya con toda la División española; y roto el fuego… llegó el batallón Trujillo y se comprometió el combate”. El Paya recibió orden de marchar a la bayoneta, ejecutándola con tal brío, cuenta Sucre, ‘que hizo perder al enemigo en el acto la ventaja que había obtenido’. Al momento, José María de Córdova cargó con sorprendente denuedo, desordenando al enemigo. Los españoles derrotados se ven perseguidos por Córdova y corren a encerrarse en el fuerte Panecillo (Quito). Entonces Sucre colocó sus fuerzas “en los arrabales de la ciudad”.

Capitulación honrosa

Al darse el abandono del Pichincha por los realistas y replegarse al centro de Quito, Sucre procedió a intimar de modo verbal, la rendición al jefe español Aymerich. Este último, vista su apremiante situación, ofreció rendirse por capitulación. El documento, nueva evidencia de la magnanimidad del vencedor, fue ratificado al día siguiente. Pocos días después el Libertador, desde su cuartel general en Berruecos, dictó una proclama confirmando la capitulación e instando la consideración de los patriotas para con los vencidos.

Entrega de Quito

Ya dentro de Quito, las fuerzas sitiada y la sitiadora, acuerdan la entrega de los primeros. Y mediante capitulación, en términos de su artículo 1, Quito  fue “entregada a los comisionados del General Sucre -con la fortaleza del Panecillo… y todos los pertrechos y almacenes existentes.- Art 2: Las tropas españolas saldrán de dicha fortaleza con los honores de guerra”.

Sinóptico

1543
Murió Nicolás Copérnico

Personaje cuya obra intelectual y científica impactó del modo más determinante en la historia de la humanidad, el monje Nicolás Copérnico, murió en Frombork, Polonia. Las investigaciones de este matemático y astrónomo, oriundo de Torún (Polonia), produjeron un vuelco irreversible en distintas áreas de la vida humana. Su obra principal Sobre las revoluciones de las esferas celestes, trastocó la concepción ptolemaica que imperaba desde la antigüedad, según la cual la Tierra era el centro estático del Universo. Copérnico estableció que la Tierra tiene varios movimientos, y uno de ellos se da alrededor del Sol. Su libro según su decisión, debía publicarse tras su muerte y su impacto aún concita interés, caso Tomás Kuhn, quien en el siglo XX escribió La estructura de las Revoluciones Científicas y La Revolución Copernicana, sobre el significado de Copérnico.

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