Néstor Rivero Pérez

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El 26 de noviembre de 1979 falleció en Caracas la compositora, caricaturista y escritora Juana María de la Concepción Méndez Guzmán, mejor conocida como Conny Méndez, autora de algunas de las más célebres piezas de la canta criolla, entre las que destacan Venezuela habla cantando, Yo soy venezolana, La negrita Marisol y Chucho y Ceferina.

Mujer contra su época

Al lado de Cecilia Pimentel Agostini, Carmen Clemente Travieso, Josefina Juliac y Margot de Briceño, Conny Méndez se colocó en los primeros puestos de las actividades en que incursionó, con una actitud de irreverencia y finamente contestararia, animando el acceso de la mujer a tiempos distintos.

Nacionalismo musical

En una época en que Vicente Emilio Sojo, Lorenzo Herrera, Ignacio “Indio” Figueredo y Luis Mariano Rivera o Chucho Corrales, mostraban la sorprendente riqueza rítmica de distintas regiones y épocas de Venezuela, Conny Méndez se abocó con el cuatro, guitarra o el piano, instrumentos que manejaba con suma destreza, a componer e interpretar piezas que mostraban a propios y extraños las bellezas del paisaje campestre del centro del país, siendo una de las primeras compositoras que proveyó con éxito sus piezas en la canta popular, impulsando un  lirismo teñido de paisaje y vivencias infantiles.

Venezuela habla cantando

En esta pieza de su autoría, Conny describe escenas de la madrugada aragüeña, “se oye cantar un gallito / en el corral de la vecina / y ya saben los que duermen / que la aurora se aproxima”. La letra de esta composición recoge tradiciones paisajísticas de una región aragüeña que en mucho rememora los paisajes matutinos que Teresa de la Parra ofrece de la hacienda Tazón, en sus Memorias de Mama Blanca; y Conny logra reflejar con graciosa precisión, al traer a la memoria del lector o aficionado al canto de terruño, el baile nativo por antonomasia, cuando el modo en que se recoge el agua cuando describe la escena según la cual “el chorrito de la pila / goteando está joropeando”, Otras canciones de Conny Méndez, que hoy integran el repertorio de conjuntos criollos y de música de cámara, son La negrita Marisol y Soy venezolana.

 

Escritora

En 1955 Conny Méndez publicó su libro Memorias de una loca, el cual constituyó un rotundo éxito editorial. Dicha obra era una recopilación de las ocurrencias más originales y con carga de diversión que hasta entonces habían rodeado su vida. En 1967 ha de publicar Del guayuco al quepis, en estilo de sátira, como muchas de las crónicas que llegó a publicar en periódicos como El Nuevo Diario y revistas como Élite y Nosotras. En 2007 se reunieron en un texto, bajo el título La chispa de Conny Méndez, escritos de los dos libros anteriores y un álbum suyo de caricaturas.

Metafísica

Para numerosos venezolanos el nombre de la compositora Conny Méndez se hizo familiar por los folletos que publicó sobre temas esotéricos y entre los se recuerdan títulos como Metafísica al alcance de todos, El librito azul, El maravilloso número 7, y Metafísica 4 en 1, entre otros. En este campo se inició a propósito del estado de inquietud que en el marco de la II Guerra Mundial, produjo en su ánimo el riesgo de un bombardeo al tanquero en que hacía el viaje de retorno junto a un hijo. Una conversación con la viuda de Henry Pittier -también pasajera de la embarcación-, la indujo a incursionar en la metafísica.

 

Primera choferesa

“(…) Nadie se sentía triste a su lado. Ella siempre hacía todo lo posible porque todo el mundo estuviera sonriente, eufórico, moviente y activo. Conny tan pronto hablaba …de algún acontecimiento cotidiano, otras veces… agarraba su piano y se ponía a cantar (…) No hay dudas de que Conny se movió como una Diosa de Libertad cuando se atrevió a ser una de las primeras mujeres “chofer” de Venezuela, Y una de las primeras telegrafistas y concertistas de voz y guitarra. Fue primera en muchas cosas (…) Conny era polifacética y el polifacetismo solo se da en seres muy evolucionados” [Rubén Cedeño / www.metafisicaconnymendez.com].

 

Sinóptico

1820

Ratificación del Armisticio

Este día, tras un proceso de negociaciones entre los comisionados de ambos bandos, patriotas y realistas, el jefe expedicionario Pablo Morillo y el Libertador Simón Bolívar, confirman con su rúbrica los Tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra acordados el día anterior por los representantes de ambas partes, que constituyen el monumento sobre el cual descansa la moderna doctrina del derecho humanitario de guerra, al consagrar que a ningún rendido se le podía alancear ni quitar la vida, como era usual en la magna contienda. Como puntos relevantes del Tratado de Regularización, destaca el Artículo 1: “La guerra entre España y Colombia se hará como la hacen los pueblos civilizados”; he allí la raíz del derecho humanitario que desde entonces ha inspirado convenciones internacionales en materia de conflictos.

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