Néstor Rivero Pérez

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El 14 de diciembre de 1922 se produjo en la zona de Cabimas (Costa Oriental del Lago de Maracaibo, Zulia), el reventón del pozo Barroso II, suceso que mostró al mundo el potencial hidrocarburífero de Venezuela. El estallido puso en actividad el campo petrolero de La Rosa. El pozo, “con una profundidad de 500 metros, inició exitosamente su producción con 264 barriles diarios de un crudo de 18° API, en flujo natural”.

 

Apuntes históricos

El primer pozo petrolero explotado en términos de actividad posexploratoria e industrial fue el de Oil Creeck, sitio cercano a Tutsville, en Pensilvania (EE. UU.), y su primer bombeo tuvo lugar el 27 de agosto de 1859. El hecho fue protagonizado por el perforador Edwin Drake. El hidrocarburo comenzaba a refinarse para la obtención del kerosene, líquido que por las décadas siguientes se demandaría para mantener encendida la mecha de las lámparas que iluminaban por las noches los hogares y ciudades. Hasta entonces el alumbrado nocturno operaba con aceite de ballena. El impacto de este primer bombeo de Oil Creeck significó un giro copernicano en distintos aspectos del modo de vida de las ciudades, puesto que se vio acompañado de la invención del motor de combustión y el vehículo automotor: Una nueva era comenzaba para la civilización.

La Alquitrana

En Venezuela la explotación del petróleo, combinando procedimientos industriales con artesanales, tuvo su inicio el 12 de abril de 1875 -a dieciocho años de haberse instalado el taladro de Oil Creeck-, cuando el hacendado y empresario Manuel Antonio Pulido conformó la primera compañía petrolera del país, asentada en la Hacienda La Alquitrana, cerca del poblado de Rubio (Táchira). La concesión le fue otorgada por el gobierno del general Antonio Guzmán Blanco.

El impacto

El brote sorpresivo y desmesurado en lo inmediato, de un volumen de petróleo que se elevaba por encima de la boca del pozo varias decenas de metros, y cuyo flujo escapó de momento a todo control de quienes manejaban in situ la actividad extractiva, constituyó un espectáculo digno de contemplación, de no ser por los daños ecológicos que el fenómeno revistió sobre la región. Tal como afirma Nilda Bermúdez Briñez, “El impacto fue repentino y directo en la afectación de la vida económica, social y cultural en los territorios del puerto-ciudad de Maracaibo” (http://www.saber.ula.ve). El estallido del Barroso II sacudió la adormecida opinión del país, que a partir de la difusión del hecho por la prensa nacional, se sorprendió con las imágenes que aparecían en las páginas de los impresos.

Corporaciones

A partir del impactante reventón del Barroso II en 1922, las corporaciones y centros financieros mundiales se percataron de la potencialidad hidrocarburífera del occidente venezolano, fijando su atención en dicha región como área de inversión, envío de equipos profesionales, instalación de taladros y sistemas de transportación. De modo que el petróleo de esta franja del planeta, se colocase en el mercado internacional como fuente de alto peculio. Así, a través de filiales, la angloholandesa Royal Dutch Shell, la estadounidense Standard Oil (Creole) y otras empresas del ramo, se establecieron en Venezuela.

Chorro con cuarenta metros de alto…

“(…) cuando el pilote salió el 14 de diciembre, la tierra tembló, se escuchó un ruido como de un trueno, en ese caso solo quedaba: ¡Correr! Salió un chorro de petróleo que hizo pedazos el taladro, luego de 5 meses acumulando presión (imagina agitar una Coca-Cola 5 meses; ahora imagina agitar una Coca-Cola de 500 metros). El chorro de petróleo tenía 40 metros de alto, visible desde Maracaibo, todos los techos y los patios del pueblo se llenaron de petróleo, la laguna de petróleo amenazaba con desbordarse, llegar al pueblo y al lago. Los obreros trabajaban frenéticamente para hacer muros y zanjas para contener el derrame (el chorro se esperaba que se acabara solo), pronto los cabimeros se ofrecieron a ayudar, luego gente de otros pueblos” [http://petroleumag.com].

Sinópticos

1911

Amundsen y el Polo Sur

El 14 de diciembre de 1911, de acuerdo con sus camaradas, el noruego Roald Amundsen -esquiador y amante de viajes- arribó con los trineos; y alrededor de las 3:00 pm la expedición llegaba a las proximidades del Polo. “Allí izaron la bandera noruega». Una semana antes habían acampado a los 89° 45’S, a unos 24 km del Polo.

Nació el ALBA-TCP

Este día los presidentes de Cuba, Fidel Castro, y de Venezuela, Hugo Chávez, suscriben el histórico documento que da origen a la Alianza Bolivariana para los Pueblos (ALBA), que luego incluiría su fase como Tratado de Comercio para los Pueblos (TCP). Esta Alianza constituye instrumento de acercamiento y unión práctica de los pueblos latinoamericanos y del Caribe, posibilitando, a partir del funcionamiento de Petrocaribe, la complementariedad de potencialidades económicas de los distintos países que la integran, 12 hasta ahora.

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