Néstor Rivero Pérez

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El 10 de septiembre de 1862 nació en Caracas el médico Luis Razetti, cuya actuación al frente de iniciativas en el campo de la salud le hicieron acreedor al título de padre del “Renacimiento de la Medicina en Venezuela”.

 

Tres momentos

En la historia de la Medicina en Venezuela se pueden distinguir al menos tres grandes momentos: El primero en tiempos de la Colonia, cuando en 1763 se crea la Cátedra Prima de Medicina de la Real y Pontificia Universidad de Caracas. Luego, en 1827, año en que a partir de la reforma Universitaria aprobada por el Libertador Simón Bolívar, con J. M. Vargas y Carlos Arvelo, se acomete la reestructuración de los estudios de esta especialidad, sobreponiéndola a la función del protomedicato establecido en las postrimerías de la Colonia.

Y luego a partir de 1936, cuando tras la creación del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (hoy Min-Salud), se organiza la Dirección de Malariología para dar comienzo bajo la jefatura de Arnoldo Gabaldón, al ciclo de Campañas Antimaláricas, atacando el paludismo que asolaba el interior del país desde tiempos inmemoriales. En el intermedio se eleva la figura de Razetti como padre del renacimiento médico durante las primeras décadas del siglo XX.

Luis Razetti y José Gregorio Hernández

Al paso del siglo XIX al XX, los profesionales de bata blanca presenciaron de cara al país, una controversia entre evolucionismo y creacionismo. La primera postura era defendida por el Dr. Luis Razetti, positivista y lamarckiano; en tanto el creacionismo encontraba en el Dr. José Gregorio Hernández su postulador. Y tras varios años de la querella que dio ambiente a la rutina en consultorios y tertulias dentro y fuera de hospitales, ambos personajes accedieron en un punto de encuentro: José Gregorio, sin obviar su cualidad de católico, explicaba que en un momento dado el Creador dio un primer aliento a la materia, la cual comenzó a desenvolverse, exponiendo elementos del suceso que hoy la ciencia define como “Big Bang”; Razetti lo congratuló, sosteniendo que no había manera de discordar con dicha tesis.

Renacimiento de la Medicina

Desde la reforma de los Estatutos de la UCV decretada por el Libertador en 1827, hasta la fundación del Hospital Vargas de Caracas el 16 de agosto de 1888, distintos profesionales de la Medicina habían procurado establecer técnicas, imponer el uso de nuevos aparatos, terapias y fármacos en el tratamiento de diversas enfermedades y padecimientos.

Sin embargo, será en los primeros años del siglo XX cuando en torno a la presencia de Razetti, cristalice un conjunto de iniciativas modernizadoras que al decir del historiador Ricardo Archila se produzca el Renacimiento de la Medicina en Venezuela, dinámica a la que dicho historiador de la Medicina en el país se aproxima con las siguientes palabras: “Se conoce con el nombre de Renacimiento de la Medicina venezolana el profundo movimiento progresista que transformó, orientándola hacia el modernismo, a nuestra cultura médica; tuvo lugar dicho período histórico en la última década del siglo pasado (XIX) y comienzos del… siglo XX”. Y si bien la proyección de dicho renacimiento se dio en el marco de regímenes personalistas, qué escasa voluntad manifestaban por las grandes empresas sociales de salud y educación; no obstante se haría sentir la actuación de este grupo de galenos.

 

Razetti

Entre las medidas propugnadas y aplicadas por Razetti, quien supo aprovechar sus estudios en Europa, se encuentran la introducción de la enseñanza clínica en la universidad, siendo pionero en distintos tipos de intervenciones quirúrgicas en centros hospitalarios del país, especialmente el Hospital Vargas, dentro del cual regentó precisamente la cátedra de Clínica Quirúrgica. Razetti fue el primero en emplear técnicas e instrumental quirúrgico cuyo uso es hoy cotidiano en quirófanos y salas de emergencias de todo el mundo. Razetti falleció en 1932.

Sinóptico

1816

Paredones de Morillo

El régimen de persecución impuesto por el español Pablo Morillo, en Nueva Granada, se manifestó un día como hoy, cuando los patriotas Manuel Bernardo Álvarez, Manuel García y Dionisio Tejada, cayeron fusilados. Representantes del sector civil que desde 1810 se había pronunciado a favor de la independencia, los tres neogranadinos estaban en Bogotá al arribo del jefe expedicionario, sin resolverse a marchar con la emigración que desde Cartagena y Bogotá, y bajo protección de los generales García Rovira y Rafael Urdaneta, tomó rumbo al Casanare y Apure, buscando acá amparo de la fuerza comandada por el entonces coronel José Antonio Páez. Álvarez había presidido el Estado de Cundinamarca, y Morillo, sin contemplaciones de ninguna índole, confirmó su pena de muerte, la que se cumplió junto a la de otros de sus parientes, en el actual Parque Santander de Bogotá.

Al mes siguiente Morillo mostraría de nuevo su rudeza, haciendo fusilar al sabio Francisco José Caldas.

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