Néstor Rivero Pérez

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El 20 de enero de 1775 nació en Lyon (Francia) André-Marie Ampére, matemático, físico e inventor y quien en 1827 habría de presentar la Teoría del Electromagnetismo. Su padre, a quien se encontraba muy unido mientras vivió, fue un comerciante de filiación girondina.

Precocidad y disciplina

Su padre, seguidor de Juan Jacobo Rousseau, quiso practicar con el niño las lecciones de Emilio o De la Educación, por lo cual le dio una formación intensa, pero alejada de las aulas, la cual sería aprovechada por André-Marie, con fuerte inclinación a las ciencias exactas, al punto que muy pequeño en su casa, aprendió el idioma latín para abrevar directamente en las obra  de Leonard Euler y Daniel Bernoulli. De niño acostumbraba a jugar con las burusas o porciones mínimas que sobraban del pan en la mesa, iniciándose allí su afición por el cálculo y aritmética; siendo que la tristeza que le produjo la muerte de su padre, lo llevó a concentrarse en leer los libros científicos que reposaban en la biblioteca paterna. A lo largo de su existencia André-Marie Ampére nunca fue a la escuela, “excepto para dar clases él mismo” [https://www.bbvaopenmind.com/ciencia]. Designado en 1808 por Napoleón Bonaparte como inspector general de universidades galas, ocuparía dicho cargo hasta su muerte en 1836.

Teoría del electromagnetismo

En 1820, el físico y profesor danés Hans Christian Ørsted, en un experimento realizado ante sus estudiantes, “descubría la relación entre la electricidad y el magnetismo” [https://ahombrosdegigantescienciaytecnologia]. Meses después el físico  francés François J. D Arago dicta conferencia sobre dicha innovación; encontrándose dentro del público, Ampére partirá del experimento e ideas de Ørsted para desarrollar la primera teoría sobre electromagnetismo, conocida como “Ley de Ampére”, de acuerdo a la cual “Toda corriente rectilínea que obra sobre un imán, lo desvía siempre de su posición de equilibrio, de modo que el polo austral del imán se dirija a la izquierda del observador y por lo tanto, a la izquierda de la corriente” [Ibídem]. He allí el nacimiento del pensamiento sobre electromagnetismo. Dicha Ley se vería modificada medio siglo después por James Clerk Maxwell, quien en 1865  “identificó la luz como una onda electromagnética, unificando así la óptica con el electromagnetismo” [Wikipedia], e incorporando la formulación de Ámpere dentro de las denominadas “4 Ecuaciones” que llevan su nombre.

 

Electromagnetismo hoy

Las cuatro ecuaciones de Maxwell muestran la interacción entre electricidad y magnetismo: Describen y cuantifican los campos de fuerzas” [http://www.inmesol.es]. Hoy nadie objeta la idea que considera al electromagnetismo como la rama que “estudia conjuntamente los fenómenos eléctricos y magnéticos, unificándolos en una síntesis teórica única”.

El amperio

La intensidad, potencia o tensión de una carga eléctrica, expresa la cantidad de electrones contenidas -lo que hace su “amperaje”-, se mide en unidades que reciben el nombre de “amperio”. Dicho nombre, consagrado dentro del Sistema Internacional de Unidades, fue establecido como homenaje a Ampére, teniendo como su símbolo la letra “A. Un amperio es igual a un culombio por segundo, esto es, un flujo de 6.241 x 1018 electrones por segundo.

 

El “Newton de la Electricidad”

“(…) fue Maxwell, en su Tratado de Electricidad y Magnetismo, quien lo denominó  El Newton de la Electricidad. Dijo Maxwell: “La investigación experimental mediante la que Ampère estableció las leyes de la acción mecánica entre corrientes eléctricas, es uno de los logros más brillantes de la ciencia. Todo el conjunto, teoría y experimento, parece que hubieran saltado, pleno y completo, desde el cerebro del ‘Newton de la electricidad’. Es perfecta en su forma e intachable en exactitud”.

Sinóptico

1830

Congreso Admirable

Este día se instaló en Bogotá el Congreso Admirable, último Legislativo de la Gran Colombia y cuyo presidente fue Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, como Presidente del Congreso Admirable. Sucre poseía, además de talento militar, habilidad política, inteligencia y voluntad para dar continuidad al proyecto grannacional bolivariano.

Esta corporación trató de salvar la unidad grancolombiana. Sin embargo, las ambiciones de F. P.  Santander en Bogotá, J. A. Páez en Venezuela, y J. J. Flores en Ecuador, se orquestaron con oligarquías departamentales, jefaturando las corrientes disolventes. Ante los diputados -como recuerda J. Gil Fortoul-, Bolívar dijo que “su resolución de abandonar el poder era ya irrevocable”. Y ante la negativa de los constituyentes a aceptar la renuncia, el Libertador envía un segundo mensaje donde expone: “Se hace grave mal a los pueblos habituándoles a mirar las Constituciones… como cuadernos que nada significan” [https://rua.ua.es].

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