Néstor Rivero Pérez

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El 10 de junio de 1921 nació en Naiguatá (La Guaira) Brígido Iriarte, cuya actividad a nivel nacional e internacional en varias especialidades deportivas, dio brillo al gentilicio venezolano.

 

Sus inicios

A sus 13 años Brígido comenzó su actividad deportista en el Beisbol Menor. Entre 1938 y 1939 cumple su servicio militar obligatorio, y siendo destacado en San Cristóbal se desempeñará en esta urbe como entrenador de la selección del estado Táchira. Durante este período se verá a Brígido compitiendo en el “lanzamiento de bala, disco, jabalina y carrera de velocidad, y logró un salto con garrocha que alcanzó 2,40” [https://www.ivenezuela.travel]. Y luego de regresar a la capital de la República, Brígido dedicará cada vez más tiempo a la actividad deportiva, manteniendo dicha alta dedicación por las siguientes cuatro décadas.

Récords nacionales

A sus 22 años habrá de romper el récord nacional del “salto con garrocha, al sumar 6,80 metros” [Ibídem]. Y al tiempo que obtiene lauros en competiciones de velocidad, salto largo y altura, mantiene su presencia en distintos equipos beisbolísticos amateurs A, B y C a lo ancho del país.

 

Multiatleta

Al paso de los siguientes años este guaireño empieza a verse reconocido como atleta de alta competencia. Como tal asistirá en 1947 a los Juegos Nacionales de Maturín (Monagas), estableciendo allí el récord nacional de salto triple, al alcanzar los 14,23 m. Tres años después se le verá en los siguientes Juegos Nacionales, celebrados en Caracas, donde su meritoria actuación  le abrió camino “al decatlón en los Juegos Olímpicos de Helsinki, Finlandia, en 1952” [Ibídem]. Y sin dejar un año vacante en este temprano lapso de los cincuenta, Brígido participará en competiciones como los Juegos Centroamericanos y del Caribe, organizados por México, así como en los Juegos Suramericanos escenificados en Brasil, y los Panamericanos de 1959, en Chicago (EE. UU.)” [Ibídem].

Stadium epónimo

En 1942 el gobierno del general Isaías Medina Angarita quiso aprovechar un terreno de cerca de cuatro mil metros cuadrados situado en el sector noroeste de la urbanización El Paraíso de Caracas, para adelantar la construcción de un estadio con las modernas normas de este tipo de instalaciones para competiciones atléticas. Una vez terminado recibió el nombre de Stadio Nacional de El Paraíso. A más de cuatro décadas y con motivo de los III Juegos Panamericanos que debían escenificarse en Caracas durante 1983, Año Bicentenario del Libertador Simón Bolívar, el local es rebautizado con su actual nombre de Estadio Brígido Iriarte, tributándose de este modo a quien hizo de la práctica deportiva, al lado de figuras como Horacio Estévez, Asnoldo Devonish, Filemón Camacho, Arquímedes Herrera y Héctor Thomas, así como Lucía Vaamonde y Lourdes Vargas, entre otros y otras, sentido de emulación y sana competición en las noveles generaciones.

Mente y cuerpo sanos

Brígido Iriarte, al igual que el boxeador Simón Chávez (El Pollo de La Palmita), Asnoldo Devonish, Alfonso (Chico) Carrasquel y Horacio Estévez, entre otros, aprovecharon la nombradía derivada de su desempeño deportivo, especialmente tras su retiro como practicantes de la respectiva especialidad, para la promoción de vocaciones deportivas en escuelas, clubes y comunidades, conscientes cada uno de ellos, de la función que el deporte -asumido como hábito diario- cumple en la formación de una predisposición favorable a los valores ciudadanos, mediante el ajetreo disciplinado y que a la vez que recrea y contribuye al fortalecimiento físico de los individuos, afirma en la personalidad la conciencia de prácticas ajustadas a normas y respeto a los otros competidores. A Brígido se le vería hasta los meses finales de su vida en 1984, en estadios, campos deportivos u otros espacios de formación física y atletismo, animando con la evocación que su presencia concitaba en los asistentes, el aforismo que sostiene “Mente sana en cuerpo sano”.

Sinóptico

1814

Reclamo del Libertador a Inglaterra

Este día el Libertador Simón Bolívar dirige al gobierno de Inglaterra una carta contentiva de un tajante reclamo derivado de la expulsión de los diplomáticos venezolanos Pedro Gual y John Robertson, por parte del gobernador de Saint Thomas. Ambos diplomáticos debían viajar a Londres a solicitar al gobierno británico apoyo para la independencia de Venezuela. Esta nación, que por entonces no llegaba  por entonces al millón de habitantes, se manifestaba así en voz del Libertador, a la primera potencia naval, militar, industrial y comercial del mundo, utilizando en esta histórica misiva del 10 de junio de 1814, un lenguaje de precisiones y respeto, puntualizando Bolívar el interés fundamental de la naciente República por cultivar relaciones estrechas de amistad y comercio con Gran Bretaña, a la que concedía derechos especiales en el intercambio de productos que no se ofrecían a ningún otro país.

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