Néstor Rivero Pérez

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El 18 de marzo de 1837 nació en New Jersey (EEUU) Grover Cleveland, quien en dos ocasiones ejerció la Presidencia de la entonces novel potencia del Norte. Cleveland ha sido el único mandatario estadounidense que ha ejercido el poder diplomático de su país para mediar a favor de Venezuela, hecho sucedido en 1895, en el marco del reclamo que la patria de Bolívar ha sostenido frente al Imperio Británico -y ahora ante Guyana-, frente el flagrante despojo que la potencia europea ejecutó sobre el territorio venezolano del Esequibo, en contravención del Derecho Internacional.

Rooke y Farriar

A partir de 1817 y luego de siete años de iniciada la Guerra de Independencia de Venezuela y la Gran Colombia en contra de España, Inglaterra permitió que grupos de voluntarios, aventureros y soldados desmovilizados tras la finalización en el Viejo Mundo de las Guerras Napoleónicas, se enrolasen como legionarios -en los términos de las contratas suscritas en Londres por el caraqueño Luis López Méndez, para sumarse a los Ejércitos que desde Guayana y Apure y bajo el mando del Libertador Simón Bolívar combatían contra las fuerzas realistas de Pablo Morillo. Entre otros destacaron James Rooke, quien dio su vida en 1819, luego de la jornada de Pantano de Vargas, y Thomas Ilderton Farriar quien, rodilla en tierra, cayó al frente de la Legión Británica en Carabobo el 24 de junio de 1821, así como distintos edecanes que sirvieron al Padre de la Patria, acreditando la aquiescencia de la Corona inglesa ante la Emancipación de Suramérica.

El “cobro” de los truhanes

Sin embargo, a partir de 1839 y al modo en que truhanes y filibusteros cobran sus acreencias morales, el gabinete que rendía cuentas a la Reina Victoria, enterado de las riquezas oro de la Provincia de Guayana, soslayó el significado de heroicidad de sus legionarios, dando inicio a una estrategia de asalto al territorio venezolano, mediante el corrimiento de hitos y “mojones” que fijaban los límites entre las posesiones coloniales -y que los Países Bajos habían traspasado a Gran Bretaña en 1814-, y la nueva República de Venezuela.

Doctrina Monroe ¿coartada o impotencia?

La trascendencia internacional del atropello denunciado por Venezuela, nación que para 1895 apenas contaba con 2 millones quinientos mil habitantes, estaba sumida en conflictos internos frente a Inglaterra -por entonces la primera potencia global, con su Armada y su libra esterlina-, el presidente Cleveland asumió una postura moderadamente favorable a Venezuela. Y el móvil en el fondo no resultaba precisamente desinteresado, por cuanto “Más allá del tema del Esequibo, la intervención de Estados Unidos se dio en el contexto de una lucha entre Washington y Londres por mantener a América Latina en sus esferas de influencia” (https://www.bbc.com). Recuérdese que por esos años la prensa de EEUU aludía con insistencia a la construcción de un Canal interoceánico, a construirse por Nicaragua o el Istmo de Panamá.

Cleveland intercede

Y si bien el cuadro hemisférico de 1895 aún no permitía a EEUU dar aplicación expansionista a su Doctrina Monroe, Cleveland esgrimió esta tesis frente al Reino Unido para restringir la presencia europea en América Latina. El caso venezolano permitió a EEUU estrenarse diplomáticamente como potencia emergente y mostrar “músculo” con sus acorazados y pujanza industrial frente a un rival que iniciaba su declive, el Reino Unido, poniendo así cotas a la ambición británica sobre las bocas del Orinoco. Años después EEUU asumió abiertamente su carácter imperialista, tomando control de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. El historiador y docente Benjamin Coates, editor de textos como Estados Unidos, América Latina y el Caribe, 1815-1900, e Imperio legalista: Estados Unidos, la civilización y el derecho internacional, sostiene que resulta irónico que “Cleveland fue en realidad ‘uno de los presidentes más antiimperialistas’ que tuvo EE.UU.” (Ibídem). Así, en 1895 “en la prensa estadounidense comenzaron a circular rumores de guerra con Reino Unido” (Ibídem).

Sinóptico

Motor de combustión

1854

Este día nació en París (Francia) Rudolf Diésel, creador de un motor de combustión identificado con su epónimo y que se activa con energía hidrocarburífera. Dado el peso y tipo de materiales compactos del “motor diésel”, este comenzó a colocarse en vehículos pesados, tales como “máquinas agrícolas, submarinos, barcos, y mucho más tarde, locomotoras, camiones y en automóviles modernos”. La diferencia más resaltante entre el diseño diésel y el motor de gasolina, es que este último opera “con una chispa generada por la bujía, un componente interno del motor” (https://mitsubishi-motors.), “en tanto que el diésel lo hace con compresión de aire”. Hoy los motores de combustión, así como la energía fósil, asoman su declive frente al motor eléctrico y fuentes alternativas como la fotovoltaica, eólica e hidrógeno.

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